Llamada Aïsha al-Hurra -La Honesta-, era esposa de Muley Hacén y madre de Boabdil. Los musulmanes también la conocían como Fátima la Horra.
Después de que su marido se case con Isabel de Solís (Zoraida), se vió desplazada por la favorita por lo que se decidió a intrigar para que su hijo Boabdil le arrebatar el trono a su padre.
Ella fue el alma de la resistencia contra los Reyes Católicos y, tras la derrota de su hijo, le siguió en su exilio a Fez. Su carácter fuerte quedó bien retratado por la leyenda que cuenta que cuando los musulmanes iban de camino a las Alpujarras, entre Otura y El Padul, al ver llorar a su hijo, le dijo: “No llores como una mujer lo que no has sabido defender como hombre”. Por eso, ese lugar se conoce como “Suspiro del Moro”.