Mauricio aún no puede perdonarse que su adicción a las drogas pusiera en peligro su vida y la de su familia. Tal y como nos ha contado el brasileño esta semana, comenzó a consumir cocaína "para no quedar mal con los amigos" y en pocos meses ya estaba enganchado, y poco a poco fue acumulando deudas que no era capaz de afrontar.
"Tuve que empezar a traficar con drogas porque si no pagaba mis deudas mataban a mi mujer y a mi hijo", afirma Mauricio, que fue detenido hace algo más de cinco años por intentar introducir en España cinco kilos de cocaína.
Aún le quedan cuatro años de condena por cumplir, aunque espera que en unos meses le concedan la libertad condicional. En todo este tiempo, aún no se ha adaptado a la cárcel, y sobre todo se arrepiente de haberse perdido parte de la infancia de su pequeño de siete años, con el que habla a menudo por telefóno pero al que no ve desde que ingresó en prisión.