Se muestra una serie de piezas dónde varios autores europeos ofrecen sus diversos puntos de vista son el tema.
El jueves 23 de octubre METRÓPOLIS dedica íntegramente su tiempo a mostrar los trabajos de tres autores europeos en los que plantean, de diversa forma, el tema de la clonación humana.
Bajo el título Clones, METRÓPOLIS ofrece: Copistería (Copy Shop, Austria, 2001), de Virgil Widrich (Salzburgo, Austria, 1967); La cosa oral (The Oral Thing, Alemania, 2001), de Bjorn Melhus (Kirchheim/Teck, Alemania, 1966); y Optimizador Personalizador (Optimizer Customizer, Holanda, 2002), de Jan van Nuenen (Gilze, Holanda, 1978).
APOCALIPSIS CLON
Aunque ya ha habido quien han reivindicado la creación del primer clon humano, incluido algún científico, los más eminentes especialistas en biotecnología niegan que esto se pueda lograr en un plazo inmediato y, mucho menos, bajo los criterios de fabricación masiva que la industrialización hizo posible con los bienes de consumo.
Sin embargo, desde la arcana leyenda judía del Golem hasta los replicantes existencialistas de la antiutopía de Phip K. Dick, pasando por la famosa criatura de Mary Shelley o por su cibertocaya de la emblemática cinta futurista de Fritz Lang a la que remite el nombre de este espacio de TVE, no han faltado personajes que, al menos en la ficción, fueran la culminación de la eterna aspiración humana de crear seres semejantes. A través de las tres muestras que presenta en esta emisión, METRÓPOLIS incita a reflexionar sobre su posible materialización, temida por unos y deseada por otros.
La primera pieza, Copistería, se alinea con los primeros mostrando las apocalípticas consecuencias de la clonación fuera de control, en una trama dramática que hace converger la cuestión con la máquina rebelde que actúa sin aquiescencia humana, otro de los temas favoritos de la ficción científica.
En la línea de la deshumanizada cadena fabril de la pesadilla posindustrial retratada por Chaplin en Tiempos Modernos, o del superordenador autista de 2001, fecha precisamente de producción del corto, el realizador austriaco, con una ejemplar adecuación de forma y fondo, donde la kafkiana estructura narrativa y el original texturado de la imagen funcionan sinérgicamente, hace su propia sátira social de la rutina cotidiana dando el papel de "monstruo", a una aparentemente inofensiva fotocopiadora.
El fenómeno multiplicador, tomado en este caso en sentido metafórico, o si se quiere, conceptual, es el núcleo duro del planteamiento de La cosa oral, una mordaz invectiva contra la telebasura.
El trabajo, del que METRÓPOLIS muestra un fragmento significativo, toma como objeto de su crítica espacios televisivos como los concursos, los reality shows y las emisiones de telepredicadores, recreándolos paródicamente en una pieza en la que todos los personajes, desde el presentador al público, pasando por los participantes, son interpretados por el propio autor y donde, por ejemplo, los diálogos reproducen los de programas estadounidenses como el "Maury Povich Show", acreditando que, en ese submundo mediático, todo: formato, personajes y palabras, es intercambiable merced a su absoluta ausencia de originalidad.
Cierra la emisión, Optimizador Personalizador, un cortometraje realizado en animación 2D, que ofrece, en la línea de la primera pieza mostrada en esta edición de METRÓPOLIS, otra escalofriante visión de la clonación industrial concurrente con la pesadilla de la pérdida del control humano sobre la tecnología.
Se trata del trabajo de fin de carrera de Diseño Audiovisual de su autor, realizado mediante la manipulación digital de imágenes tomadas de la televisión y recompuestas como collages animados, que muestra un presunto "mundo feliz" poblado de clones que a su vez producen otros clones y de cuya perfecta programación depende, preocupantemente, que se produzca o no la catástrofe.