La mitad de la humanidad está conectada, pasamos horas en las redes sociales, donde todos exhiben y todos juzgan. Los hay que publican sin parar y los que miran durante horas esas fotos y videos de las vidas supuestamente perfectas de los demás. Esa fingida felicidad ocupa tanto espacio en nuestras vidas que afecta directamente a nuestra salud mental, como muestra esta semana 'La noche temática' en ‘Las redes felices’.
‘#Happy: la dictadura de la felicidad en las redes sociales’
Danny tenía 14 años cuando publicó su primer selfie en Facebook. Pero no obtuvo muchos “likes”, lo que le llevó a hacerse cada vez más en un intento desesperado por asegurarse la aprobación de los demás. Dejó de comer para perfeccionar su imagen y perdió 12 kilos. A pesar del apoyo de sus padres, abandonó la escuela y llegó a pasar seis meses sin salir de casa, creyendo que era tan feo que la gente le tendría miedo. Desesperado, trató de suicidarse. Sólo cuando dejó de usar las redes sociales pudo recuperarse lentamente.
La historia de Danny no es la única. Marie, de 22 años y con cerca de 5.000 seguidores, tiene terror de decepcionarles. Dedica un día a la semana a perfeccionar la imagen de vivir la vida parisina perfecta. Pasa horas maquillándose y haciéndose cientos de fotos para crear la imagen perfecta que publicará. Confiesa lo vulnerable que se siente y lo desesperada que está por gustar.
Unos sufren por gustar y otros, como Andrea, sufren al comparar sus vidas con las supuestas perfectas vidas que se exhiben en las redes sociales. No son celos, sino envidia y decepción al ver que no puedes ser ese tipo de persona.
Para el psicoanalista Michaël Stora, “vivimos en una sociedad que se ha idealizado terriblemente. Y las redes sociales son sin duda una de las culpables. El gran problema es que, a fuerza de poner el listón de la felicidad demasiado alto, constantemente se nos juzga por no estar a la altura de esa felicidad. Y eso nos hace sufrir”.
‘¡Qué fea soy! Mi vida con dismorfia corporal’
Una de cada 50 personas sufre Trastorno Dismórfico Corporal, una condición que te hace creer que eres horriblemente feo. El suicidio entre personas diagnosticadas con TDC supera en treinta veces la media. Sólo el 5% de las personas diagnosticadas recibe tratamiento por parte de los servicios de salud mental.
Liane tiene 29 años y comienza una terapia para tratar de superar este problema. El documental sigue a la joven y a su novio Mitch durante un año mientras ella inicia la terapia para tratar de vencer esta enfermedad paralizante. Cada semana se cita con el profesor David Veale, uno de los principales expertos mundiales en TDC, que intenta romper algunos de sus hábitos profundamente arraigados, lo que a menudo conduce a descubrimientos incómodos y reveladores.
En este emotivo documental personas que se están recuperando de TDC hablan de manera conmovedora sobre sus propias experiencias personales. Las experiencias de otras personas ayudarán a Liane en su viaje, además de servir para dar visibilidad a esta enfermedad poco conocida.