Se trata de fotografías que fueron realizadas entre 1850 y 1860 realizadas mediante la técnica del calotipo, un negativo de papel encerado del cual se podían obtener multitud de copias. Estas fotografías constituyen un material inédito o desconocido para el gran público, ya que las instantáneas fueron obtenidas por aficionados o por profesionales que las enseñaron a un público reducido. Las imágenes de ciertos lugares históricos se elevan de esta manera a la categoría de monumento, y la Alhambra, por su parte, se convierte así en una especie de yacimiento para el culto fotográfico.