Sumérgete con nosotros en un viaje al pasado donde podrás descubrir las respuestas de muchos de los enigmas que nos han perseguido durante siglos. En Por tres razones hablamos sobre el misterio de la reliquia más buscada del Medievo occidental, el Santo Grial, la copa con la que Cristo celebró la última cena.
¿Por qué esta copa y no otra? ¿Dónde celebró Jesús su última Pascua? ¿Quién la mandó a Hispania? ¿Cómo escribió Chretien de Troyes su novela de Graa inspirada en la corte de Aragón? ¿Qué es y qué significa el Santo Grial? Todas estas respuestas se recogen en el libro El Santo Grial de la doctora y presidenta de la comisión científica internacional de estudio del Santo Grial, Ana Mafé.
La obra recoge la tesis que Mafé realizó durante seis años sobre el cáliz que Cristo tomó en su última cena. En sus páginas desvela dónde se encuentra actualmente. Con una escritura amena y un lenguaje adaptado, todos los públicos podrán descubrir qué ha sucedido con el cáliz que tantos años ha sido objeto de estudio.
Con este libro, la autora y la editorial Sarganta, pretenden dar a conocer la verdadera historia de El Santo Grial, que se encuentra en la Catedral de Valencia y pone fin a uno de los misterios históricos más enigmáticos hasta el momento.
¿Cómo llegó a Valencia?
Según la tradición, desde Jersusalén salió una copa en manos del apóstol Pedro que se dirigía a Roma para avisar de la llegada del mesías. En el año 258, el emperador de Roma, Valeriano, decide por causas monetarias, perseguir y prender a los cristiandos de la época. En la primera persecución, toman al papa y a todos sus diáconos, excepto al archidiácono del papa Sixto II, Lorenzo. Este acude al obispo de Roma quien le manda proteger los tesoros de la Iglesia. Así lo hace, y dos días antes de morir, consigue enviar a Osca -actual Huesca-, la copa de Jesús, que desde ese momento quedará escondida en la ciudad de Loreto.
Hacia el año 1425, Valencia será la capital del Reino de Aragón, y con motivo de la unión de Alfonso el Magnánimo con María de Castilla, todas las riquezas se trasladan hacia la Catedral de Valencia, donde perduran actualmente.