La naturaleza es muy poética y en marzo, el mes en el que llega la primavera, se produce un nuevo paso en el ciclo anual de la vid.
En esta época del año, las viñas comienzan a llorar con unas lágrimas más grandes que las nuestras.
Esto es así porque la cepa, que se encontraba hasta febrero en un periodo de latencia, despierta y comienza a resurgir en ella la savia, que escapa por las heridas de poda.
Este líquido es similar a las lágrimas humanas y es signo de que empieza la brotación.
El programa Vivanco compartiendo cultura del vino nos da todos los detalles de este fenómeno.