Jedet no se muerde la lengua y dice las cosas tal y como las piensa o las siente. “De hecho, por la lengua que tengo estoy vetada en muchos sitios a la hora de trabajar”, reconoce en este Iconos Playz la polifacética artista. Precisamente esa manera de hablar sin apenas filtros, ni florituras, es lo que más nos gusta de ella. Un rasgo de su personalidad que Carmen Jedet Izquierdo Sánchez deja muy patente en esta entrevista.
“Yo digo lo que quiero y hago lo que quiero, siempre”
En su día a día, y sobre todo en su trabajo, es exigente y muy clara. Ella misma sabe que esto a veces puede ser una virtud o un defecto. “Si un hombre exige lo mismo que yo, que es que tomes en serio y con respeto mi trabajo, es un jefazo, pero yo soy una zorra”, apunta. Es plenamente consciente de que esta actitud le ha cerrado algunas puertas, pero le abierto otras muchas. Este año, sin ir más lejos, Jedet recibió el Premio Ondas por su interpretación de Cristina Ortiz en la serie ‘Veneno’. Pero este no es su único logro, ni siquiera el más importante a lo largo de su carrera.
La frase “se ha hecho a sí misma” en ella cobra más sentido que nunca. Su vida no ha sido precisamente un camino de rosas, pero ha sabido afrontar los obstáculos que se le presentaban con pasión, fuerza y perseverancia. “He tenido momentos, como todas las mujeres lamentablemente, de ser agredida verbal o físicamente… Pero no por ser Jedet, sino por ser mujer”, admite con desasosiego la actriz.
Sara Montiel, Amy Winehouse o Britney Spears: los referentes que han marcado su vida
Creció rodeada de mujeres, como su abuela o su madre, que aún hoy siguen siendo las personas que más le inspiran en el mundo. En cuanto a sus referentes, Jedet nos habla de Marilyn Monroe, Sara Montiel, Chavela Vargas o Amy Winehouse… Grandes artistas que, como ella, no lo han tenido fácil, pero que han sabido sobreponerse y sobrevivir.
Confiesa que siempre ha sido inconformista, algo que puede llegar a ser un problema cuando no sabes disfrutar de los pequeños logros. “A mí me traes el plato de comida, lo estoy comiendo, y aunque es mi plato favorito ya estoy pensando que se va a acabar.” Un tema que no le cuesta admitir y al que intenta poner solución. Porque igual que le preocupa su físico también le preocupa su interior, su estabilidad mental. Relata que lleva un tiempo conviviendo con enfermedades mentales y que podría usar su voz pública para ayudar a otros. Sin embargo, si no lo hace es por miedo a que le juzguen o le ataquen: “Porque cuando luego eres generosa, la gente te ataca o te dice que lo haces por llamar la atención.”
“A mí por ejemplo, me han tenido que diagnosticar, básicamente, que estoy loca”
Admite que lo ha tenido “menos difícil” que sus precedentes, "porque las trans que venían antes que yo, las tenía que ir un forense a examinar y ver si tenían vagina o pene. Si tenían vagina le daban el DNI y sino no.” En su caso, ha tenido que demostrar que se hormona, y además, un psiquiatra debía firmar un documento que acreditase que su salud mental no era estable. ¿Qué necesidad hay de pasar por estos procesos? "¿Y si tú no te quieres hormonar?", cuestiona la artista, que considera que todavía queda mucho por hacer en el tema de la transexualidad.
“No soy adicta a la cirugía, soy adicta a verme bien”
En este Iconos Playz la cantante reconoce que es un poco esclava de la perfección y no de la cirugía. Aunque destaca que no le gustaría ser un ejemplo para nadie en ese aspecto. Por otra parte, subraya el hecho de que la mayoría de sus operaciones han sido por la necesidad de feminizarse. Aún así, y por si acaso se le va de las manos, tiene avisadas a sus amigas y a su madre de que si se pasa en algún momento, le avisen y le digan: '¡Ya!'
No se ve a sí misma como un icono, ni como un referente de nada, aunque para nosotros lo es. “Muchas veces me dicen: ‘¿Sabes que eres la primera mujer trans que ha conseguido esto?’ Y flipo…”, nos cuenta sorprendida de lo que ella misma ha logrado con su esfuerzo.