La hermana mediana del cirujano Joël Le Scouarnec, juzgado en el mayor proceso de pederastia de Francia, ha señalado directamente a su excuñada, Marie-France, de conocer lo que hacía su marido y no hacer nada por detenerlo. Un día antes, el hermano menor del perpetrador realizó la misma afirmación, aunque ninguno de los dos ha presentado evidencias de esas alegaciones.
Por su parte, la hermana reconoció durante su intervención por videoconferencia que ella también sabía la naturaleza de Le Scouarnec, porque una de sus hijas le había confesado que su tío había abusado de ella. "Subestimé su peligrosidad", ha sostenido.
"Hay una persona que podría haber hecho que mi hermano fuera detenido, su mujer. Estaba al corriente de las actividades de su marido y no hizo nada", afirmó el hermano. De forma paralela al juicio de su exmarido, Marie-France se enfrenta a una investigación por no denunciar los delitos.
El sumario incluye, entre otras pruebas, una carta que escribió a sus sobrinas en las que les pedía que no contaran que habían sido violadas, así como unas frases del propio Le Scouarnec en sus diarios íntimos en los que aseguraba que su esposa le había descubierto.
Anteriormente, la exmujer denunció a sus hermanos por conocer sus impulsos pedófilos. De demostrarse cualquiera de los dos escenarios, los familiares habrían podido evitar muchos de los abusos y violaciones que cometió durante más de 30 años.
A sus 74 años, Le Scouarnec está siendo juzgado por cargos de agresión o violación de 299 pacientes en el Tribunal Penal de Vannes. Los crímenes ocurrieron en una docena de hospitales entre 1989 y 2014, en muchos casos mientras se despertaban de la anestesia o durante los controles postoperatorios. En su inmensa mayoría, 256 casos, eran menores. Si es condenado, Le Scouarnec se enfrenta a una pena máxima de 20 años de prisión. Está previsto que el juicio dure cuatro meses.
En todo momento, el acusado ha negado conocer la razón detrás de la naturaleza de sus crímenes: "¿Cómo me convertí en pedófilo y luego en delincuente pedófilo? Todavía no lo sé", ha respondido a su hermana tras ser exhortado por ella para que diera explicaciones. "Lo que sí tengo claro es que nunca he sufrido ninguna agresión por parte de nadie", ha afirmado.
Sus familiares, enfrentados en el juicio
El miércoles, la exmujer negó en todo momento tener ningún indicio de los delitos y señaló que solo supo de sus actividades pedocriminales cuando en 2017 fue detenido tras agredir sexualmente a la hija de seis años de sus vecinos. En ese entonces, la policía registró su vivienda y encontró los diarios en los que el pederasta narraba sus agresiones y violaciones.
Su declaración estuvo llena de contradicciones, en las que solo dejó claro que en ningún momento supo que el cirujano llevaba una doble vida, donde el marido atento y responsable en casa abusaba y violaba a niños y niñas en los hospitales y clínicas en las que trabajaba. Un relato que concuerda con el que la víspera habían hecho dos de sus tres hijos, pero no con el de otros familiares.
Como al resto de sus parientes, el acusado pidió perdón a su exmujer: "Te mentí durante años para poder hacer lo que hacía. Fui un perverso, pedófilo y pedocriminal. He devastado la vida de toda esta gente y también a mi familia. Por este sufrimiento que has sentido hoy y que seguirás sintiendo, te pido perdón", afirmó.
Según avanzan los detalles del caso, se estima que la ley del silencio parecía la regla en una familia en la que los testimonios de los últimos días muestran que proliferaban los casos de incesto.
Los hijos, ajenos a la cara oculta de su padre
Dos de los tres hijos del excirujano declararon el martes y narraron una vida familiar marcada por los silencios y los abusos sexuales de otros parientes. El segundo hijo contó que su infancia fue "feliz", a pesar de tener un "padre ausente". En su declaración explicó que fue víctima de abusos sexuales por parte de su abuelo, el padre de Joel Le Scouarnec, una decena de veces entre los cinco y diez años. Fueron hechos que no quiso denunciar, como le planteó su madre, víctima también de abusos sexuales por parte de un familiar.
"Aún me pregunto por qué no denuncié", afirmó ante el Tribunal de lo Criminal de Morbihan, en la ciudad bretona de Vannes.
El hijo explicó que su padre era "como el doctor Jekyll y Mr. Hyde". "Hay una personalidad de mi padre que no conocía", contó. "Lo peor es que no lo puedo odiar porque no tengo nada a reprocharle como padre, a la vez que no puedo perdonar lo que hizo, que es lo mismo que yo y mi madre sufrimos", añadió.
El hijo menor, de 38 años, también declaró el martes. Aseguró que nunca fue consciente de nada hasta 2017. Sus padres y sus hermanos le ocultaron los hechos de 2004, cuando la policía se personó en el hogar familiar para requisar el material informático de su padre. En total, se recuperaron 300.000 documentos de material de abuso sexual de niñas, niños y adolescentes.
Vestido completamente de negro y con gafas, el hijo aseguró no tener "consciencia de nada" hasta ese momento y dijo tener un buen recuerdo de su infancia, con una madre entregada "al cien por cien".