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Los secretos del glaciar: el deshielo revela tesoros escondidos durante milenios bajo la nieve

  • El cambio climático origina una nueva disciplina, la arqueología glaciar, en la que los investigadores trabajan a contrarreloj

  • Las particulares condiciones del hielo permiten conservar materiales que de otro modo no pervivirían hasta la actualidad

Arqueólogos trasladan un hallazgo destapado por el deshielo en Lendbreen, Noruega
ÁLVARO CABALLERO
Tiempo de lectura 6 min.

A medida que el cambio climático derrite la nieve y los glaciares, del Ártico a los Alpes, tesoros desconocidos emergen del hielo, revelando información sobre nuestra especie oculta durante milenios. 

El calentamiento global ha dado lugar a una nueva disciplina científica, la arqueología glacial, un rico filón de hallazgos, ya que las condiciones del hielo permiten conservar materiales que en otros ambientes no pervivirían, como material orgánico (lana, pieles, madera) o restos humanos completos y no solo sus huesos. 

"Encontramos objetos que no encontraríamos en otros lugares, nuevos tipos de material. Esto revitaliza el registro arqueológico que tenemos en Europa", explica a RTVE.es Julian Robert Post-Melbye, arqueólogo noruego que lleva explorando los glaciares del país escandinavo desde 2011.

Flecha de hacia el 500 d.C., encontrada en una placa de hielo en la montaña Austre Trollsteinhøe, en Jotunheimen, Noruega, en 2019. La parte delantera ha sido descongelada con agua tibia.

Flecha de hacia el 500 d.C., encontrada en una placa de hielo en la montaña Austre Trollsteinhøe, en Jotunheimen, Noruega, en 2019. La parte delantera ha sido descongelada con agua tibia. Programa de Arqueología Glacial

Una "gigantesca nueva base de datos" sobre nuestro pasado

Con los descubrimientos de las últimas décadas se ha podido crear una "gigantesca nueva base de datos", que permite "aumentar la posibilidad de estudiar cambios en la tecnología o los contactos entre distintas zonas", señala Post-Melbye, también investigador del Museo de Historia Cultural de Oslo.

Pone de ejemplo las flechas de madera, un material que por su propia naturaleza no habría perdurado y cuyo hallazgo en el hielo permite comprender mejor cómo era nuestra especie: qué animales cazaban, qué comían o cómo se relacionaban entre distintas tribus.

El condado de Innlandet, donde trabaja Post-Melbye, es el lugar donde más artefactos se han encontrado en el mundo, más de 3.500, que abarcan desde el año 4.000 antes de Cristo hasta tiempos recientes —a medida que el hielo se derrite, emergen artefactos cada vez más antiguos—. Uno de los más mediáticos fue el "fantástico y desconcertante" descubrimiento de un paso de montaña usado por los vikingos del que no se tenía conciencia.

Prospección arqueológica a lo largo del borde curvo de la placa de hielo de Storfonne, Noruega

Prospección arqueológica a lo largo del borde curvo de la placa de hielo de Storfonne, Noruega NRK/Torje Bjellaa

Ötzi, el santo grial de la arqueología glacial

Pero el hallazgo más importante, y el pistoletazo de salida a esta disciplina, es el de Ötzi en 1991, la momia más antigua encontrada en Europa. Este viajero de la Edad del Cobre, al final del Neolítico —cerca del 3.000 antes de Cristo—, cruzaba los Alpes probablemente huyendo de unos perseguidores cuando fue alcanzado por una flecha y murió a 3.000 metros de altura. 

El excelente estado de conservación de su ropa, pertenencias y cuerpo completo, incluyendo su piel y órganos, permitió descubrir qué enfermedades padecía —arteriosclerosis, enfermedad de Lyme y probablemente intolerancia a la lactosa—, cuál era su dieta —basada en carne de caza, plantas y cereales— o que llevaba 61 tatuajes cuyo significado no se ha aclarado completamente a día de hoy.

Reconstrucción de Ötzi por Alfons & Adrie Kennis Museo de Arqueología del Tirol del Sur/Ochsenreiter

"Normalmente, tenemos mucha información de excavaciones en poblados o cementerios, pero él fue asesinado allí mismo, y eso nos muestra cómo era su vida cotidiana, cómo se vestía", señala Andreas Putzer, investigador del Museo del Tirol del Sur, en Bolzano (Italia), centro que conserva los restos de Ötzi. 

A diferencia de los hallazgos en necrópolis, "algo artificiales", esta momia única nos permite conocer detalles hasta entonces desconocidos de la vida humana hace 5.000 años.

Aunque más allá del descubrimiento del cuerpo en sí, los arqueólogos se vieron sorprendidos por el mero hecho de encontrar un cuerpo en este recóndito enclave. "Hasta ese momento, los científicos estaban convencidos de que las personas no se desplazaban por la alta montaña alpina", señala Putzer. Desde la Edad de Piedra, se ha descubierto, el ser humano lleva cruzando las montañas por los mismos pasos.

Imagen de archivo de Ötzi EFE

Una disciplina recién nacida y con fecha de caducidad por el calentamiento

El hallazgo de Ötzi fue uno de los primeros de la arqueología glaciar, una disciplina muy reciente, ya que está ligada al deshielo acelerado por el calentamiento global en las dos últimas décadas.

Post-Melbye empezó a trabajar en la placa de hielo de Lendbreen, en el centro de Noruega, en 2011, y desde entonces, la zona en la que investiga ha perdido la mitad de la masa de hielo. "Antes el hielo se derretía en los veranos más cálidos, pero hemos alcanzado algún tipo de punto de inflexión y ahora, con un verano normal, desaparece mucho hielo igualmente", señala.

Una trágica ironía para los científicos: menos hielo y más hallazgos

Este deshielo cada vez mayor proporciona a su vez un aumento en el número de hallazgos, una trágica ironía para los arqueólogos. "Es un arma de doble filo, porque como arqueólogos es muy emocionante descubrir nuevos artefactos, pero al mismo tiempo, este trabajo de campo se lleva a cabo en áreas que están cambiando de año en año", lamenta este investigador noruego.

No puedes olvidar que hay algo realmente triste detrás de esta arqueología

"No puedes olvidar que hay algo realmente triste detrás de esta arqueología", señala. Para él, el cambio climático es algo muy tangible. Normalmente, experimentamos que el paisaje es muy estable, apenas cambia de un año para otro, pero cuando su equipo visita un mismo yacimiento en una ocasión y vuelve cinco años después "todo ha cambiado, y es incluso difícil orientarte allí".

Memorial en el lugar donde se encontró a Ötzi, cerca del glaciar de Similaun, entre Austria e Italia Museo de Arqueología del Tirol del Sur/Dario Frasson

Putzer, por su parte, recuerda que el deshielo de los glaciares de los Alpes no solo condiciona su actividad, sino que tiene efectos muy cercanos para las familias que viven en los valles de la zona, ya que recurren a estas masas de hielo para obtener el agua para regar sus cultivos.

"Si no recogemos el material antes del deshielo, desaparecerá en 10 años"

La arqueología glacial no solo es reciente, sino que tiene una fecha de caducidad. En 20 o 30 años, señala Putzer, no quedará un solo glaciar en los Alpes de Ötzal, la zona donde se encontró a Ötzi —de ahí su nombre—, mientras que en Noruega el 97% del hielo desaparecerá a final de siglo al actual ritmo de deshielo, alerta Post-Melbye.

Los materiales con los que trabajan los arqueólogos glaciares son delicados y se pueden descomponer rápidamente una vez no están protegidos por el hielo, por lo que su trabajo es una carrera contrarreloj

Un arqueólogo fotografiando un hallazgo en el hielo en Lendbreen, Noruega Programa de Arqueología Glacial

"Esto está ocurriendo ahora, si no actuamos ahora y recogemos el material antes del deshielo, en diez años habrá desaparecido todo", apunta el investigador escandinavo. "Es importante para nuestra generación de arqueólogos investigar este campo y salvar los materiales, tanto para la ciencia del futuro como para el público".

Para el científico, esta última parte es crucial: "Este campo de la arqueología realmente ayudará a la gente a constatar cómo nos están afectando los cambios en el clima. Aunque el clima ya se ha calentado en el pasado, es el ritmo del calentamiento actual lo preocupante".