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García-Gallardo, el último en abandonar Vox, ante una cúpula "centralizada" que busca evitar "baronías autonómicas"

  • Algunos expertos señalan que la decisión de romper los gobiernos autonómicos ha "potenciado" la apertura de "grietas"

  • El secretario general de Vox advierte tras la marcha de García-Gallardo: ser "una especie de barón autonómico" no tiene "cabida"

Dos hombres, uno con camisa blanca y otro con camisa verde oscura, saludan a una multitud en un acto público. Se ve un cartel con la palabra "DECIDE".
SILVIA QUÍLEZ
Tiempo de lectura 9 min.

La última dimisión en Vox, la de Juan García-Gallardo, por "discrepancias" con la dirección nacional de Santiago Abascal se suma a las de otros miembros destacados del partido que han abandonado la formación en los últimos tres años, como Macarena Olona, Iván Espinosa de los Monteros y Rocío Monasterio. Mientras, han ido ganando más peso en el partido otras voces, como Ignacio Garriga y Jorge Buxadé. "Con que no me hubieran tocado las narices más de la cuenta me hubiera bastado", ha llegado a afirmar el que fuera exvicepresidente de la Junta de Castilla y León hasta que la dirección del partido decidió romper todos los gobiernos con el PP.

En Vox existe "un debate interno muy fuerte que no es nuevo, lleva mucho tiempo, entorno a dos cuestiones clave", explica el director de investigación de opinión pública en Ipsos España, Paco Camas: la propia estructura interna, la manera de organizar el liderazgo en Vox y otro sobre el rumbo que tiene que tomar el partido desde el punto de vista de su posicionamiento ideológico. A esta cuestión se añade la territorial, después de que la formación haya sufrido muchas escisiones, rupturas y salidas de sus líderes en los parlamentos autonómicos, sobre todo tras la ruptura de los gobiernos autonómicos.

La decisión "centralizada" de abandonar los gobiernos con el PP en las comunidades autónomas ha sido un "potenciador muy importante" en la "apertura de esas grietas que ya existían" o la intensidad de esos debates dentro de la formación.

¿Cuáles son las diferencias entre Espinosa de los Monteros, Rocío Monasterio y ahora García-Gallardo frente a Garriga y Buxadé?, "no tanto elementos de carácter ideológico como de tipo estratégico y personal", explica Pablo Simón. La estrategia de los nuevos dirigentes en Vox es "colocarse en el frente de oposición al conjunto del sistema, es decir, son más proclives a que Vox juegue un papel de recoger el descontento de una política de perfil más institucional", frente a los que tenían la idea de que lo fundamental es entrar en los gobiernos.

"Algo pasa en Vox cuando no se cuida el capital humano"

Las "discrepancias" con la cúpula que lidera Santiago Abascal "vienen de mucho más lejos", son "estructurales" y se deben a "cuestiones organizativas de la relación del partido con sus cargos", aseguraba este miércoles García-Gallardo en una entrevista en la Cope.

"La guinda del pastel", la "gota que ha colmado el vaso" ha sido la "indicación agresiva" del vicepresidente y secretario general de la formación, Ignacio Garriga, de firmar la expulsión de dos procuradores del partido en Castilla y León que demandaban más democracia interna y abandonar el grupo Patriots del Parlamento Europeo. Le dijo, según ha asegurado, que "o firmaba o estaba fuera", según ha explicado, aunque al mismo tiempo ha desmentido que este haya sido el motivo de su dimisión de los cargos institucionales en el partido. "Yo entiendo que el secretario general está acostumbrado a tratar de esa manera a otras personas, pero yo nunca actúo bajo chantaje", ha agregado.

El exdirigente de Vox ha confirmado en la cadena Cope que se negó a firmar la expulsión de esos cargos, pero ha puntualizado que achacar esa circunstancia a su dimisión, como hizo Vox, "no es cierto" y ha acusado al partido de "manipular sus palabras", recalcando que no apoya los motivos por los que sus compañeros "desafiaron" a Bambú, como se conoce a la dirección nacional, por el nombre de la calle donde se encuentra la sede nacional del partido.

Figaredo: "Ser una especie de barón autonómico no tiene cabida"

El secretario general de Vox en el Congreso, José María Figaredo, ha advertido este miércoles en Las Mañanas de RNE, sin mencionar a García-Gallardo, que hay gente que "en determinadas condiciones se cae del guindo" y ha agregado: "Si quería ser una especie de barón autonómico de Vox de repente se da cuenta de que eso no tiene cabida". Este es un partido "nacional" que no cree en "el reparto autonómico del Estado", ha señalado Figaredo.

Figaredo (Vox): "El Partido Popular es un ministerio más del Gobierno"

"Él tiene sus razones y no puedo más que respetar su decisión, Vox es un partido nacional se declara como nacional no creemos en el reparto autonómico del Estado", ha insistido Figaredo, quien al ser preguntado por las críticas de García-Gallardo a la organización del partido ha dicho que "en Vox se vota a la dirección nacional, el comité ejecutivo nacional marca las decisiones".

Por su parte, el líder de Vox, Santiago Abascal, al ser preguntado por si hay una crisis en su formación ha asegurado en una entrevista en El Toro TV que su partido "no ha cambiado de planteamientos" y que unas personas "vienen" a esta formación y otras "se van". Asegura que su partido "sigue defendiendo lo mismo que defendió cuando tuvo representación parlamentaria, las cien medidas que nos hicieron conocidos ante todos los españoles" presentadas en Vistalegre.

"Vox no ha cambiado de planteamientos, por lo tanto, nada ha cambiado", destacó Abascal, agregando que en su formación "pasa lo que en todos los partidos, unos vienen, les damos la bienvenida, otros se van, les damos las gracias y les deseamos buena suerte". "Si se van muy mal, pues no decimos nada", agregaba.

La transformación: el reemplazo del núcleo fundador

El primer proceso de transformación de Vox comenzó con el reemplazo de la cúpula dirigente de aquellos que estaban en el núcleo fundador, como Espinosa de los Monteros, Rocío Monasterio y Javier Ortega-Smith — este último el único que conserva un cargo, como portavoz de en el Ayuntamiento de Madrid —, que se ven desplazados por otras voces Ignacio Garriga, como vicepresidente del partido, y Jorge Buxadé, como líder en el Parlamento Europeo y miembro del Comité Ejecutivo Nacional.

Los partidos más jóvenes como Vox, tienden a tener un sistema "muy verticalizado" y es algo "muy normal" y frecuente que haya reemplazos en la cúpula de los partidos, según el politólogo Pablo Simón. Es "muy normal" porque están en proceso de definición la estructura, el pluralismo político, las diferentes sensibilidades y se incorpora mucha gente con nuevas ideas, como se ha podido observar en la historia de otras formaciones, como Podemos y Ciudadanos.

"No se dan dinámicas de reemplazo vinculadas necesariamente a acuerdos de carácter ideológico, sino muchas veces por desacuerdos de carácter personal y en otras por orientaciones estratégicas", ha asegurado Simón, que considera que en el caso de García-Gallardo pueden haberse combinado ambos elementos y descarta la teoría de que los duros sustituyan a los blandos.

Vox es un partido con una cúpula muy centralizada, oligárquica, a diferencia de otros partidos como la Liga, en Italia, el Afd alemán y el Frente Nacional en Francia, donde hay un "líder máximo que hace y deshace". Aquí realmente, aunque Abascal juega un papel importante, Garriga y Buxadé también tienen un papel muy relevante, apunta el experto.

Vox, un partido que quiere evitar "baronías autonómicas"

Vox es el único partido que en su funcionamiento interno no tiene estructura autonómica sino provincial y en su diseño quiere evitar que se formen "baronías autonómicas, por lo que busca que el proceso de "establecimiento de las listas electorales de liderazgos sea lo más centralizado posible".

El partido ha sufrido numerosas salidas en los parlamentos autonómicos desde su fundación, una tendencia que se ha acelerado con la escisión de los gobiernos autonómicos de Vox y el PP que significó que muchos líderes decidieran abandonar en comunidades autónomas como Murcia, Cantabria y Extremadura.

"Entiende la provincia como la unidad ideal de control, no existen secretarios autonómicos sino que está centralizado, esto es una novedad organizativa en España", explica el politólogo Pablo Simón.

Esto implica que cuando hay que decidir en un proceso con diferentes intereses entre el nivel autonómico y nacional, el autonómico "no es ni tenido en cuenta y esto es así porque a nivel nacional lo local está totalmente subordinado".

Un goteo incesante de fugas desde hace tres años

La marcha de García-Gallardo por "discrepancias" con la dirección se suma a las de otros destacados dirigentes del partido en los dos últimos años, comenzando por la de exsecretaria general y portavoz parlamentaria Macarena Olona, que el 29 de julio de 2022 anunció que abandonaba la política por motivos de salud. Su decisión se produjo tras haber renunciado a estar en el Congreso de los Diputados, para poder optar a la Presidencia de la Junta de Andalucía.

Otra de las cabezas visibles del partido, el que fue portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, anunció en agosto de 2023 que dejaba su cargo y su acta de diputado por "motivos personales y familiares" abriendo así una grieta en la formación.

La última salida de la dirección de Vox fue la de la que fue portavoz en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio, que también dijo adiós con críticas a la cúpula del partido, al haber sido relegada de la Secretaría General de Vox Madrid.

Una formación con "voces distintas", pero con un discurso homogéneo

Una de las claves para comprender cómo ha cambiado Vox en estos tres últimos años puede ser la necesidad de enfocarse hacia el electorado joven dando una imagen "diferente, más competitiva" respecto al partido de Alvise Pérez, 'Se acabó la fiesta' (SALF), una formación que "hace daño a Vox", al que no hay que perder de vista, explica Paco Camas.

Ha adquirido mayor peso la línea de mostrar a una formación "rejuvenecida, diferente", que da la sensación de ser una formación que presenta un proyecto diferente y no es lo de siempre, con otras voces distintas, apunta el analista. Con este propósito se habría nombrado a Ignacio Garriga como vicepresidente y a Pepa Millán como portavoz parlamentaria.

El objetivo es dar "una imagen diferente, más competitiva, sabiendo que el electorado joven de derecha es uno de los principales graneros electorales, más positivo respecto a Alvise" y además de esta forma reúne voces de otras zonas de España, en este caso Andalucía y Cataluña.

En Vox "no existe negociación interna que pueda modular, se rompió en todas las partes porque prioriza la centralización en la toma de decisiones y la homogeneidad del discurso que emite a nivel nacional", explica Simón. En el caso de García-Gallardo, mantenía un tono propio y había sido crítico con la ruptura de los gobiernos, "a partir de ahí es forzado a retirarse", añade.