China ha urgido este miércoles a Estados Unidos a que corrija sus "prácticas erróneas", resuelva sus preocupaciones mediante "consultas equitativas" y promueva unas "relaciones saludables", después de que Donald Trump iniciara este martes una nueva guerra de aranceles con varios países, entre ellos China, al que ha impuesto un gravamen del 10% adicional a las importaciones.
Posteriormente, el país asiático respondió anunciando aranceles del 10% al 15% a ciertos productos de Estados Unidos a partir del 10 de febrero, que afectan a productos como el petróleo, el gas licuado, la maquinaria y los automóviles de gran cilindrada, además de lanzar una investigación contra la gigante estadounidense Google y anunciar controles de exportación a minerales críticos.
"China está muy insatisfecha con los aranceles estadounidenses y se opone firmemente a ellos", ha señalado el portavoz de Exteriores Lin Jian en una rueda de prensa, tras la entrada en vigor de los aranceles impuestos por la Administración Trump.
El portavoz ha justificado que las medidas adoptadas, en consecuencia, por el país asiático son "necesarias para salvaguardar sus derechos e intereses legítimos". "No hay ganadores en las guerras comerciales, pero la presión y las amenazas no funcionarán sobre China", ha advertido.
Suspensión de la entrada de paquetes chinos
Este mismo miércoles también se ha hecho pública la suspensión temporal de la recepción de paquetes procedentes de China y Hong Kong por parte del servicio postal de Estados Unidos (USPS, por sus siglas en inglés) y que se prolongará la medida "hasta nuevo aviso". El cambio, sin embargo, no afecta al flujo de cartas y sobres planos.
Datos citados por el portal de noticias económicas Yicai señalan que el número de paquetes importados a Estados Unidos a través de este mecanismo conocido como 'de minimis' se multiplicó prácticamente por 10 entre 2015 y 2024, desde 139 hasta 1.360 millones de unidades. Aunque la exención tenía casi un siglo de vigencia, había sido objeto de escrutinio en los últimos años por la explosión del comercio electrónico chino de compañías como Shein, Temu o AliExpress, perteneciente al gigante Alibaba.
Los minoristas chinos han llevado a cabo campañas de marketing digital masivas en Estados Unidos ofreciendo un amplio inventario de ropa barata, artículos para el hogar y productos electrónicos, lo que les situó en competencia directa con Amazon, eBay o Etsy.
Batalla por los aranceles
En su primera presidencia (2017-2021), Trump ya mantuvo una relación tensa con Pekín al imponer varias tandas de tarifas por valor de unos 370.000 millones de dólares anuales (más de 356.000 millones de euros), a lo que China respondió con gravámenes a las exportaciones estadounidenses. Pero no resultó muy exitosa: los precios en EE.UU. subieron, los consumidores sufrieron y la producción, en general, creció muy poco. Pero sí consiguió reducir las importaciones de productos chinos de casi un 22% al 13%.
En el caso de China, Trump justifica los aranceles como un castigo por no impedir el flujo de drogas, concretamente el fentanilo, hacia su país. China, sin embargo, asegura que el fentanilo es un problema interno de EE.UU.
El sector que puede salir más dañado en China es sobre todo manufacturero, en concreto el de la electrónica y los fabricantes de teléfonos inteligentes, ordenadores y otros componentes, lo que puede conducir a una subida de los precios de algunos productos de EE.UU.