“Abrir una nueva etapa de esperanza en Cataluña". Ese es el objetivo que Salvador Illa (La Roca del Vallés, Barcelona, 1966) se ha marcado en las elecciones catalanas de este 12 de mayo, en las que parte como favorito y aspira a formar Gobierno aprovechando la ruptura de los partidos soberanistas y el apoyo al independentismo en sus horas más bajas. Con la centralidad y el diálogo como banderas, el candidato del PSC quiere dejar atrás de forma definitiva el 'procés' y poner el broche final a la etapa de “conciliación” que iniciaron los socialistas con los indultos y la ley de amnistía.
Licenciado en Filosofía por la Universidad de Barcelona, Illa llegó al Gobierno de Pedro Sánchez siendo uno de los ministros más desconocidos, pero acabó acaparando todo el protagonismo al frente de Sanidad por la pandemia. Tras un año en el cargo, hizo las maletas y se postuló como candidato por el PSC a las elecciones autonómicas de 2021, provocando un terremoto político que acabó con su triunfo en los comicios, aunque sin posibilidades de gobernar dada la mayoría absoluta de las formaciones independentistas.
Pero su carrera política se remonta mucho tiempo atrás. Con 21 años, fue elegido concejal de Cultura de su pueblo y siete años después, en 1995 -año en que se afilió al PSC-, se convirtió en alcalde. Tras una década de servicio en su localidad natal, en septiembre de 2005 dio el salto a la Generalitat tras ser nombrado director general de Gestión de Infraestructuras del Departamento de Justicia y, posteriormente, ocupó varios puestos de responsabilidad en el Ayuntamiento de Barcelona.
Aunque no fue hasta 2017, ya como secretario general del Área de Organización de los socialistas catalanes, cuando comenzó a ganar protagonismo. Por un lado, por su oposición al independentismo a raíz de la manifestación en rechazo a la declaración unilateral de independencia del 1-O, donde se convirtió en una de las voces principales del PSOE. Y, por el otro, por su carácter negociador: tuvo un papel clave para tejer un acuerdo de gobierno con los ‘comunes’ en el Ayuntamiento de Barcelona o para conseguir la abstención de ERC en la investidura de Pedro Sánchez en enero de 2020. En lo personal, está casado y tiene dos hijas.
Para estos comicios, la situación de partida es la misma que en los de 2021: todos contra Illa. Desde la derecha le acusan de ser “la marca blanca del independentismo”, mientras que las formaciones soberanistas creen que antepone los intereses de la Moncloa a los de Cataluña. Frente a esto, el candidato socialista ofrece un discurso centrado en la gestión, poniendo el énfasis en cuestiones como la sequía o la educación, dos de los puntos débiles del Ejecutivo de Aragonès, al que ha apoyado en algunos momentos esta legislatura, como la aprobación de los Presupuestos que finalmente decayeron y que provocaron el adelanto electoral.
Salvador Illa, en tres frases:
"Tenemos los peores resultados en educación, no estamos preparados para afrontar con garantías una sequía, no hemos tomado decisiones muy relevantes en materia de infraestructuras (...) Creo que eso es lo que pide la ciudadanía de Cataluña y por eso Cataluña tiene que abrir una nueva tapa".
"Pasar página es unir a los catalanes, vengan de donde vengan, piensen como piensen, hablen la lengua que hablen, vivan donde vivan y sientan lo que sientan. Esta es la principal tarea del presidente de la Generalitat de Cataluña, unir y servir a los catalanes".
"Yo soy un hombre de proyectos colectivos y no de liderazgos mesiánicos e individuales".
Expectativas electorales:
El PSC de Salvador Illa volvería a ganar las elecciones catalanas, según el promedio de encuestas elaborado por DatosRTVE. Lo haría mejorando los resultados de 2021, pasando de 33 a 39 escaños, si bien necesitaría el apoyo de otros partidos para gobernar. La opción que gana más enteros sería un posible pacto con ERC, ya que ambos llegarían a los 67 escaños -a uno de los 68 que marca la mayoría absoluta en el Parlamento catalán-, al que podrían unirse los 'comunes'. No obstante, ninguno se abre a este escenario por el momento.
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