Pere Aragonès (Pineda del Mar, Barcelona, 1982) es una rara avis entre los referentes del independentismo catalán más reciente. Militante de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) durante más de media vida, los que conocen le definen como “un hombre decidido y dialogante”, característica esta última que en ocasiones le ha puesto en la diana de los sectores más radicales. También es pragmático y discreto, una “persona de orden” -como él mismo se define- que rehúye los excentricismos de las redes sociales y valora la perseverancia, la misma de la que se valdrá este 12 de mayo para intentar reeditar la Presidencia de la Generalitat que ostenta desde 2020.
Aragonès tiene un estilo muy diferente al del líder de su partido, Oriol Junqueras, pero eso no le ha impedido permanecer como su fiel escudero en los momentos más complicados: cuando el presidente de ERC entró en prisión por su papel el 'procés', asumió el cargo de vicepresidente y consejero de Economía y Hacienda; y, posteriormente, fue elegido para ocupar su puesto de coordinador nacional de ERC.
La presidencia del Govern le llegó también de forma inesperada, con apenas 38 años, tras la inhabilitación efectiva de Quim Torra en septiembre de 2020. Se convirtió así en el presidente más joven de la historia reciente de Cataluña, en plena crisis de los socios de Gobierno —ERC y Junts— y a las puertas de una pandemia que posteriormente se vio obligado a gestionar. Pese a ello, en las elecciones de 2021 consiguió revalidar el cargo tras empatar en escaños al PSC —ganador de los comicios— y vencer a Junts en la batalla por liderar el independentismo.
Esta legislatura, no obstante, tampoco ha sido fácil. El matrimonio entre las formaciones independentistas saltó por los aires en octubre de 2022, tras la marcha de Junts a la oposición entre reproches de falta de lealtad y críticas por el diálogo de los republicanos con los socialistas a nivel nacional. Esto obligó a ERC a apoyarse también en el PSC en Cataluña, si bien el rechazo de los ‘comunes’ a los Presupuestos autonómicos obligó a adelantar los comicios y abrió un escenario de incertidumbre en el que los pactos serán determinantes tras el 12M. De momento, Aragonès ha pasado al ataque contra el candidato de Junts, Carles Puigdemont, y se ha lanzado a por el voto independentista con propuestas como un referéndum de autodeterminación o una "financiación singular" para Cataluña.
Casado y con una hija, Aragonès es licenciado en Derecho y especializado en Historia Económica. La política siempre se vivió en su casa: su padre fue concejal por CiU en su localidad natal y su abuelo, alcalde de la misma durante la fase final del franquismo. Quizá fue esto lo que le llevó a militar en las Juventudes de ERC a los 16 años y a afiliarse al partido dos años más tarde. Entonces, su padre le dio un consejo que ha intentado cumplir a rajatabla: “Haz lo que quieras, pero que no te tenga que venir a buscar a la comisaría”. En el otoño del 2017, fue de los pocos altos cargos de ERC que no entró en prisión por el 'procés'.
Pere Aragonès, en tres frases:
"El único escenario que contemplo es el de continuar siendo presidente de la Generalitat (...) con los objetivos de un referéndum acordado, financiación singular, y reforzar el estado de el bienestar y la lengua catalana".
"Estoy convencido que Puigdemont debe tener todo el derecho de volver a Cataluña, de volver en libertad, como el resto de personas que están en el exilio (...) pero también creo que a Cataluña le conviene un presidente de la Generalitat que sea firme en sus convicciones, como lo soy yo, capaz de llegar a acuerdos y dirigirse al conjunto de Cataluña".
"Yo creo que la unidad no se predica, se practica; y hemos visto en los últimos tres años a cada uno como ha actuado. Desgraciadamente, Junts está muy lejos de eso".
Expectativas electorales:
Los sondeos pronostican para ERC una caída en el número de escaños el próximo 12 de mayo. La formación que lidera Pere Aragonès pasaría de 33 a 28 asientos en el Parlament, según recoge el promedio de encuestas elaborado por DatosRTVE, y se disputaría el segundo puesto con Junts con porcentajes de voto muy cercanos. La principal novedad sería que las formaciones independentistas perderían la mayoría absoluta (68 escaños), por lo que los republicanos solo podrían gobernar con el PSC y los 'comunes' al alcanzar juntos esa cifra.
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