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Goyas 2024: El poder sanador del cine

Gerardo Sánchez (Días de cine)
12 min.

Un año excepcional para el cine español, decía todo el mundo el año pasado. Bueno, casi todo el mundo, yo no lo decía porque si era excepcional ¿no podíamos aspirar a hacer estupendas películas todos los años? Creo que el tiempo me ha dado la razón, porque 2023 ha sido un excelente año para el cine español. A mi humilde entender, las dos mejores películas de animación de 2023 son españolas, No disparen al pianista y Robot dreams, aunque sigo sin entender eso de "películas de animación", cuando eso es solo una técnica y no un género.

Bueno, los académicos han votado y han seleccionado las candidatas a mejor película española de 2023 y yo ahora voy a tratar de desentrañar su misterio.

20.000 especies de abejas

Comienzo con 20.000 especies de abejas, la película de Estíbaliz Urresola que ganó en Berlín el Oso de Plata a la mejor actriz . Eso ya tenía que indicarnos por donde iba a ir la cosa en 2023. La vi por aquellos días, antes de entrenarse. Como me suele pasar muchas veces, no me gusta ir al cine con grandes expectativas porque luego, si me defraudan, es mucho peor mi reacción, que suele ser airada. Pero lo cierto es que vi una película estupenda y como en todas las buenas películas, a los 10 minutos se me había olvidado el asunto del que me estaban hablando para centrarme en cómo me estaban hablando del asunto del que me estaban hablando, que no sé si se entiende muy bien pero para mí es lo fundamental en el cine.

Días de Cine: 20.000 especies de abejas.

Porque sería tentador en escudarse en prejuicios debido a que la película toca un tema, digamos, en boga, pero sin embargo está hecha con tanta sensibilidad e inteligencia que entras en la historia y te dejas llevar por ella. Y no dejas de sorprenderte viendo un mundo en el que no sueles pensar y sintiéndote muy cómodo dentro de él. La madre, interpretada por Patricia López Arnaiz, estupenda, y la secuencias con la abuela, Ane Gabarain, son delicadas. Me parece prodigiosa la escena de los dos niños intercambiándose los bañadores y lo que se dicen, y no digo más porque no quiero hacer spoiler, pero creo que es el perfecto resumen del espíritu de una película preciosa. 

Cerrar los ojos

Cerrar los ojos ha tenido una repercusión extraordinaria en Francia y creo que no tanta en España. Tener la oportunidad de ver una nueva película de Víctor Erice es sin duda algo excitante y así fui yo al cine a verla. Ya había oído algunas cosas pero siempre he sido de no hacer caso a lo que se dice de una película antes de verla -lo cual no debería decir para que la gente vea Días de cine antes de ver las películas y así tengamos más audiencia-.

Días de Cine: Cerrar los ojos

Con Cerrar los ojos tengo sentimientos encontrados porque, por un lado y para empezar, debo decir que la película, que es muy larga, no se me hizo en ningún momento larga o aburrida. Por otro lado reconozco las obsesiones de Víctor Erice que he podido ver en sus otras películas y en sus textos y ensayos escritos o audiovisuales. Veo Cerrar los ojos como una película que habla del poder sanador del cine y me encantan sus referencias a cosas tan maravillosas como Casablanca, como Luces de la ciudad, como el mismo cine anterior de Víctor Erice o a ese “My rifle, my pony and me” que canta Manolo Solo evocando Río Bravo. No puedo decir en ningún momento que no me guste Cerrar los ojos, pero siento todo el tiempo que la estoy viendo que se me escapa el Víctor Erice que me fascinó en El espíritu de la colmena y en El sur. No veo las elipsis, que son parte consustancial de su cine, con la poderosa evocación que conlleva lo sugerido a esas cosas que en nuestra mente se materializan de una forma muy poderosa. 

Sin embargo todas esas cosas que veo que hablan del cine de forma no explicita, me parece muy bonitas, y me emociona reconocer un eco de El espíritu de la colmena en, por ejemplo, la furgoneta en la que Mario Pardo lleva los rollos de la película, que me llevan directamente a la imagen de El espíritu de la colmena y el proyeccionista llegando al cine del pueblo. Sin embargo, habiéndome gustado la película, no me fascinó, y creo que está en ese haber dejado de lado las elipsis que tanto nos emocionaron en su cine anterior.

La sociedad de la nieve

Hay quien me dice que porque hay que ver La sociedad de la nieve si ya se hizo Viven y yo les digo que Viven, que estaba muy bien, era una película americana con actores que hablaban en inglés (o doblados al castellano) y que La sociedad de la nieve es sin duda mucho mejor. Bayona podría haberla hecho hace bastante tiempo si hubiese aceptado rodarla en inglés, pero su obsesión era rodarla en el idioma de aquellas personas que vivieron aquella tremenda experiencia.

Días de Cine: La sociedad de la nieve

También hay gente que dice que con 68 millones de euros de presupuesto, así cualquiera, y entonces recuerdo una cosa que nos dijo Juan José Porto, profesor de guion cuando yo iba a la facultad, cuando alguien dijo que cualquiera hacía Apocalipse Now 'con esa pasta', a lo que contestó que se fijase en la primera secuencia, donde había un tipo Willard (Martin Sheen), en la habitación. ¿Dónde está el dinero en esa secuencia? eso es puro talento”, dijo. Pues eso les digo yo, que J.A. Bayona derrocha talento desde el primer al último plano de la película y que voy a poner aquí lo que le dije a él nada más verla, porque creo que no puedo decir nada distinto después de haberla visto dos veces: 

“Me gusta mucho que siendo una película espectacular, en el mejor de los sentidos del término, no pierdes nunca la atención por los pequeños detalles por cada una de las personas, por cada una de las pequeñas historias de cada una de ellas. Esas cosas, ya sabes que las hacía muy bien David Lean, y algún otro, pero no lo hace cualquiera. Es una historia que afecta a muchas personas pero no dejas de tener a cada persona presente.

Me gusta mucho la voz en off y la sorpresa de a quien corresponde en el último tramo de la película, lo cual no le resta emotividad y no le aporta artificio.

Me gustan mucho todos los actores. Excelente casting. Y además todo lo que es la ambientación está de 10. Ya sabes que no hay nada peor en una película ambientada hace 50 o 100 años que cante el vestuario o el pelo. 

Por lo mismo, es excelente la ambientación del aeropuerto, que yo me fijo mucho en esas cosas y no hay ni un solo elemento en ninguno de los planos que cante. Todo está súper cuidado hasta el último elemento en el último extremo del último plano general.

Me gusta también mucho el montaje, que es tanto el que se ve, por ejemplo en el partido de rugby o el accidente, como el que no se ve, que ya sabes que siempre es el menos vistoso, pero el más difícil. Me gusta la utilización de las ópticas recuerdo que me comentaste en Sevilla que habéis usado un gran angular "muy barato", pero que era cojonudo...  Pero luego hay que saber cuándo usar esos angulares y cuando otras focales.

Por supuesto me gusta también la música de Michael Giacchino, discreta, elegante, emotiva y eficaz. Sin ahogar nunca la parte de la historia en la que aparece. Lo cual ya sabes tú que también es complicado y tentador con según que músicos y según qué músicas.

Y me sorprenden algunos planos por la dificultad de rodarlos aunque imagino que para eso estará el making. 

No sé si habéis rodado en orden cronológico de estaciones, pero el discurrir a nivel de racord del tiempo atmosférico y la nieve en las montañas es el adecuado, o sea del 13 de octubre al 22 de diciembre, que sería el comienzo del verano austral. Ya sabes que en algunas películas se mezclan unos planos con otros y de repente hay nieve y de repente no hay nieve, etcétera etcétera... 

Bueno, son mis primeras impresiones. no por haberme fijado en esas cosas he dejado de prestar atención a la historia, que a fin de cuentas es de lo que se trata en una película ¿no te parece? 

Bayona me dio las gracias por reconocer ese montaje invisible, que es el más difícil, y lo de centrar el protagonismo en el grupo, sin personajes que se lleven el “falso” heroísmo que ha acompañado siempre a esta historia.  Y por si fuera poco, ha pasado el corte para los Oscar. Espero que gane.

Saben aquell

Vamos ahora con Saben aquell, que es esa película dirigida por David Trueba que cuenta el reverso de la historia de ese personaje que mucha gente en este país conoció detrás del nombre artístico, y personal, de Eugenio, a quien interpreta maravillosamente David Verdaguer. 

Debo decir, para echarme flores a mí y a Días de Cine, que cuando ganó el Forqué nuestro programa ya le había reconocido como mejor actor de 2023, al igual que a Malena Alterio. 

Días de Cine: Saben aquell

David Trueba consigue hacer una película en la que la comedia queda en un plano muy general, como McGuffin, y la tragedia de un hombre ridículo -ahora parafraseo a Bertolucci-, queda en primer plano en esa vida de Eugenio y su maravillosa mujer, Conchita, a la que interpreta maravillosamente la maravillosa Carolina Yuste. 

Una película preciosa que está en las antípodas de La sociedad de la nieve, evidentemente por presupuesto y por planteamiento, pero que consigue que no despegues la vista de la pantalla durante todo su metraje y que nos hace reflexionar sobre ese mundo de hacer reír, lo que me hace recordar una vez más aquella maravillosa frase de Tony Leblanc que decía que hacer reír es una cosa muy seria. 

Un amor

Tengo la impresión de que Un amor no ha tenido todo el éxito que merecía, porque se bien el mucho esfuerzo que hay detrás de esta estupenda película por parte de Marisa Fernández Armenteros y Sandra Hermida, las productoras, e Isabel Coixet como directora y coguionista. Me sé muchas historias de la intrahistoria de la historia que cuenta Isabel Coixet, pero no quiero abrumar a nadie con ellas para no parecer que me hago el interesante. Me gusta mucho Laia Costa en esta película (bueno, y siempre), con su personaje atormentado y esa relación que tiene con todos y cada uno de los personajes con los que se cruza en la película y obviamente es Hovik Keuchkerian el que más nos llama la atención por esa famosa frase que tiene todo el mundo en la cabeza al hablar de esta película.

Dias de cine: Un amor

Creo que hace mucho tiempo que Isabel Coixet no tiene nada que demostrar, pero no deja de demostrar cada vez que se pone detrás de las cámaras el enorme talento que tiene. Se va a un pueblecito de Logroño para rodar la adaptación de la novela de Sara Mesa siéndole tremendamente fiel, a la vez que haciendo una adaptación tremendamente personal. 

Me gusta mucho Un amor, y todos los personajes que no son Laia Costa me ponen muy nerviosos cada uno por sus circunstancias, lo cual significa que están bien trazados porque ese es el objetivo. Y me gusta mucho el final, que no voy a desvelar aquí por aquella tontería de los spoilers, en los que yo no creo, pero me temo que demasiadas personas sí y se equivocan, pero si he de decir que mucha gente pensaba que estaba inspirado en Otra ronda y yo les decía que para nada (además, no aguanto Otra ronda) que estaba inspirado en el final de Más allá de las montañas, y así se lo dije Isabel Coixet y ella me confirmó que así era, lo cual me confirma a mí como un enteradillo insoportable. 

Dicho todo lo anterior, solo puede decir lo que digo todos los años por estas fechas, y es que qué suerte tengo de no tener que ser yo quien elija la mejor película, porque no deja de ser bastante injusto elegir una mejor película entre películas tan distintas cuando la única forma de medir eso es que todo el mundo haga la misma película con los mismos medios y en las mismas circunstancias, y entonces sabríamos de verdad quién ha hecho la mejor película. Lo otro no deja de ser una quimera en la que nos gusta bañarnos porque nos gusta demasiado el cine y la especulación precoz, que sé que es una frase mía ocurrente que es una chiste que yo uso mucho, pero que tiene todo el sentido del mundo. 

Recordad que Erice nos propone el cine como algo sanador, pero para ello, paradójicamente, hay que sentarse en una butaca, delante de una pantalla de cine, y cerrar los ojos. 

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