Ilker Çatak: "En Alemania faltan 25.000 profesores porque están sobrecargados de trabajo y mal pagados"

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El cine alemán arrasó por sorpresa en los Oscar de 2023 con Sin novedad en el frente y en 2024 ha ampliado su racha: por un lado, un clásico como Wim Wenders consiguió la nominación, representado a Japón, con Perfect Days; por otro está el fenómeno de La zona de interés (británica, pero interpretada por alemanes). Pero la única cinta genuinamente alemana es La sala de profesores, rival de las dos anteriores para el Oscar a mejor película internacional.

¿Qué trata Sala de profesores? A primera vista, una intriga sobre unos robos en un colegio que desatan una desconfianza general; bajo la trama, una disección del triángulo de alumnos, profesores y padres. El director Ilker Çatak (Berlín, 1984), junto al guionista Johannes Duncker, partieron del recuerdo de un episodio semejante en su infancia para componer un desasosegante argumento en el que una joven profesora (Leonie Bebesch) intenta resolver los robos, pero termina ensanchando la crisis mientras se enmaraña en los protocolos del centro y en la imposibilidad de demostrar la verdad.

“Me interesaba la historia de alguien que quiere hacer el bien y consigue lo contrario”, explica el cineasta en una entrevista con RTVE.es. “En inglés se dice que el camino al infierno está pavimentado con buenas intenciones. Hay algo de humor irónico en la película”.

Las costuras del aparentemente anodino colegio de clase media saltan cuando la dirección sospecha de niños de familias inmigrantes o cuando una grabación de la profesora es cuestionada por su posible ilegalidad. “Hay muchas cosas que están anticuadas en los colegios”, explica. “En Alemania la gente no quiere no ser profesora, faltan 25.000 docentes. Y la razón es porque están sobrecargados de trabajo y mal pagados. Tienen una gran presión y, simplemente, hay que pagarles mejor”.

"La verdad cada vez es un tema más resbaladizo"

Çatak duda al ser preguntado sobre si urge recuperar la autoridad del profesorado, como clama Macron en Francia o si, por otro lado, falta escuchar más a los niños. “Solo soy un cineasta que investigó e hizo una película, pero hay algo profundamente equivocado en la escuela. Por ejemplo: los niños entran a las 8 de la mañana en Alemania y la única razón es para que sus padres puedan ir a trabajar, porque está demostrado que no es un buen horario para que aprendan. El motivo es económico, no pedagógico”.

El cineasta relaciona el tema de su película, la imposibilidad de saber la verdad, con Anatomía de una caída, de Justine Triet. “Es un tema muy resbaladizo, especialmente en nuestros tiempos. Están los llamados ‘hechos alternativos’, con el auge de la IA no puedes saber si las imágenes que ves o llamadas que recibes son reales".

Çatak confiesa que le hace especial ilusión compartir la carrera al Oscar con su compatriota Wim Wenders. “Crecí viendo sus películas, fue un héroe para mí. El día que su película fue elegida por Japón estaba con él y compartimos una botella de vino. Si él gana, estaré igualmente bien porque es una joya de ser humano. Pero no espero nada porque estas cosas no tratan de las películas, es una campaña política que depende de la potencia del distribuidor. Esto ya es un cuento de hadas”.