La Academia de Cine ha decidido otorgarle el Goya de Honor 2024 al director de fotografía, restaurador e investigador fílmico Juan Mariné “por su entera dedicación al cine durante más de ochenta años de trayectoria y sus esfuerzos en el trabajo de la conservación y la restauración fílmica. Por representar vivamente, a través de su oficio, la importancia de la luz en la historia de nuestro cine”, destacan en una nota. La gala de los Premios Goya se celebrará en Valladolid el 10 de febrero del próximo año.
"Tras sobrevivir a la Guerra Civil juré que mi vida la dedicaría al cine", señaló Mariné, que ha cumplido 102 años. Y se ciñó a la palabra dada. El director de fotografía filmó el entierro del revolucionario anarquista Buenaventura Durruti en 1936 y fotografió la primera película española en color, La gata. Su trayectoria es un recorrido por la historia del cine español.
Reconocido con el Premio Nacional de Cinematografía, la Medalla de Oro de las Bellas Artes, el Premio Nacional de Fotografía, el Premio Segundo de Chomón, la Espiga de Honor de la Seminci de Valladolid, el Premio de Investigación Juan de la Cierva y la Medalla de Oro de la Academia, entre otros galardones. Juan Mariné empezó a trabajar en el séptimo arte con tan solo 14 años y cuando cumplió cien años continuaba trabajando en su laboratorio en la ECAM.
Incondicional de las actividades que hace la Academia de Cine -fue el primer director de fotografía que ingresó en la institución-, este explorador de la imagen colaboró con cineastas como Edgar Neville, José Luis Sáenz de Heredia, Antonio del Amo, José María Forqué, Pedro Lazaga y Pedro Masó en las más de 150 películas que fotografió -la última fue La grieta, de Juan Piquer Simón. Durante años trabajó incansable en restauración en la Filmoteca Española donde ha rastreado e inventado técnicas con las que mejorar la calidad de la imagen.
Debutó con 14 años y juró dedicar su vida al cine
Nació en 1920 en Barcelona y tenía 13 años cuando llegó a los estudios Orphea de la Ciudad Condal, donde se filmaba El octavo mandamiento, para entregar unas cámaras nuevas que venían de Francia.
Las cámaras no funcionaban y él, gracias a sus conocimientos de francés, las enchufó correctamente y empezó a encargarse de ellas. Afiliado al sindicato CNT, Mariné grabó el entierro de Buenaventura Durruti, asesinado en noviembre de 1936, sepelio que rodó a mano porque se agotaron las baterías de la cámara.
Fue fotógrafo de guerra de Enrique Líster y fue internado en los campos de concentración franceses de Saint-Ciprien y Argelès-surMer; viajó como preso de San Sebastián a Cádiz; ingresó en el campo de prisioneros de La Rinconada (Sevilla), de donde salió gracias a los contactos de su padre; y fue fotógrafo del Estado Mayor de Cataluña, puesto que compaginó con trabajos como ayudante de fotografía en producciones rodadas en Barcelona.
Ya en libertad y finalizada la guerra, volvió a ir al cine a ver la película estadounidense El gran Ziegfeld, proyección que le impactó y por la que se prometió a sí mismo que dedicaría su vida al cine, un pacto que cumplió.
El que es uno de los directores de fotografía más importantes, innovadores y longevos de la historia de España debutó como director de fotografía en Cuatro mujeres, de Antonio del Amo; trabajó a las órdenes de numerosos cineastas; e intervino en coproducciones, pero nunca se sintió atraído por Hollywood -Orson Welles le invitó a ir y quedarse en su casa cuando fue a dar clases en la Universidad de California en Los Ángeles, explican desde la Academia.