“Solo quiero volver a casa”. En una de las secuencias más tensas de Asedio, Dani (Natalia de Molina), la única policía antidisturbios y además novata en un equipo de hombres, deberá tomar una decisión durante un desahucio que inclinará la balanza de la historia y su futuro inmediato.
Este clímax sostenido en una incógnita es una de las cargas de reflexión humanista que aleja de la cinta de Miguel Ángel Vivas la etiqueta exclusiva de thriller de acción, aunque no escora los clichés puros del género como un tempo absolutamente frenético al ritmo de un techno machacón y momentos concretos que rozan el gore.
La pesadilla se desboca cuando varias unidades de antidisturbios ejecutan un alzamiento en un edificio en Madrid donde habitan en precario decenas de migrantes subsaharianos: una trama de corrupción policial, dinero escondido y un asesinato activan la palanca hacia el viraje social. Plantea una decisión moral que apela al espectador y que pivota sobre la protagonista.
“Quería hablar del tema de los desalojos y del contexto de injusticia total, pero sobre todo de qué podemos hacer nosotros para ayudar a los demás. Eso se resume muy bien en una frase que pedí que se incluyera en el cartel de la película: ‘Si no eres la solución, quizá seas parte del problema’”, señala el realizador Miguel Ángel Vivas.
“Hay muy pocas agentes antidisturbios pero siempre me han llamado la atención estas mujeres que consiguen formar parte de ambientes que son eminentemente masculinos y donde a veces la energía es hostil y te tratan como si no pertenecieras ahí”, explica la actriz ganadora de dos Goyas por Vivir es fácil con los ojos cerrados (2014) y Techo y comida (2016).
'Asedio', estreno 5 de mayo
Una más que precisa Natalia de Molina transmuta en un arco evolutivo de la escala de grises a aguerrida heroína de acción consciente.
“Se trata de lo que ella va experimentando y pensando. Es un antiheroína que en un principio te puede caer hasta mal por sus decisiones pero luego emprende un viaje hacia la empatía, que es algo que a mí me preocupa porque es una enfermedad global. El sistema está muy robotizado y parece que no tenemos ni que sentir ni que padecer”, reflexiona la intérprete.
“Ha sido mi primer papel de acción. Es muy duro porque es una película extrema en una situación compleja y casi a tiempo real”, redondea sobre la adrenalítica huida hacia adelante que es Asedio.
Unas "Thelma y Louise" en el caos
La asfixia de personajes atrapados-fisícamente y en su destino- sobrevuela una película en la que la cámara se pega a Dani en largos planos secuencia mientras salta, repta y se esconde.
Recorre el edificio casi a modo de videojuego abriendo puertas y en su odisea solo contará con la ayuda de una madre migrante Bella Agossou (Adú) y su hijo, que ponen en valor una solidaridad sin distinciones raciales de “unas Thelma y Louise” en mitad del caos.
“Son dos mujeres contra el mundo en un sistema de hombres. Dos mujeres que son completamente diferentes una policía blanca y una inmigrante de Benín. De repente se dan cuenta de que en sus pasiones y deseos son iguales”, analiza el realizador.
Fotograma de 'Asedio'
La cinta conecta de forma lógica con el trabajo en cine y televisión de director Miguel Ángel Vivas (La casa de papel), que convirtió a José Coronado en un justiciero a lo Charles Bronson en Tu hijo (2018) en una enmienda al machismo, bebió del clásico de los 90 La mano que mece la cuna en Inside (2017) o encerró a un grupo de personas en su ópera prima, la terrorífica Secuestrados (2010).
“Esto lo he reflejado en otras de mis películas porque para mí es más importante la experiencia que la trama, que los giros de guión. En ese sentido mi inspiración de personajes atrapados es el cine de los 70 de asalto a comisarías. En concreto es una carta de amor a Asalto a la comisaría del distrito 13 (1976) de John Carpenter que me fascina”.
Asedio se ha presentado en el ecuador del Festival en la sección Málaga Premiere y llegará a los cines el próximo 5 de mayo.