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Francisco, diez años de papado marcados por la apertura de la Iglesia con el feminismo como tarea pendiente

  • El pontífice sigue intentando hacer la institución más transparente pese a la oposición de los conservadores

  • El argentino heredó una Iglesia que no dejaba de verse envuelta en escándalos de pederastia y corrupción

FÉLIX DONATE
7 min.

El 13 de marzo de 2013, el argentino Jorge Bergoglio, más conocido como el papa Francisco, hizo historia con su llegada a la Santa Sede.

Fue el primer jesuita, primer latinoamericano y primer pontífice de origen no europeo desde el siglo VIII al frente de la Iglesia Católica. Por si fuesen pocos hitos, también es el primer papa desde 1294 que ha convivido con su antecesor durante la casi totalidad de su pontificado. Y ahora, diez años después de llegar a la Basílica de San Pedro, Francisco sigue intentando hacer la institución más transparente y efectiva, no sin la oposición de los sectores más conservadores del Vaticano.

El papa heredó una Iglesia que no dejaba de verse envuelta en escándalos de pederastia y corrupción en la última etapa de su antecesor, el recientemente fallecido Benedicto XVI. Pero Bergoglio quiso desde el inicio que su legado estuviese marcado por la humildad y el acercamiento de la fe a la gente. Un legado que pasaba por la "modernización" de la curia.

Por eso, durante estos diez años de intento de transformación eclesial, Francisco ha criticado abiertamente el capitalismo, se ha mostrado partidario de abolir las leyes que penalizan la homosexualidad, revisar el celibato o el papel de la mujer, ha hablado sobre el aborto, ha puesto medidas para intentar frenar los casos de pederastia en la Iglesia o ha ensalzado la importancia del ecologismo.

"Ha ayudado a desmitificar el concepto mismo del papado"

"Una de las grandes aportaciones de Francisco es el modo de ser. Tiene esa capacidad de jesuita de 'ver, juzgar y actuar'", explica el escritor y periodista de 'Religión Digital', Jesús Bastante. Un modo de ser que a su juicio se ha exportado al funcionamiento del día a día la Iglesia. "Ha ayudado a desmitificar el concepto mismo del papado, que parecía que era un personaje con tres metros sobre el suelo, que no se equivocaba nunca, e inaccesible. Y este papa eso lo ha cambiado", comenta.

Viajes cargados de simbolismo

En esta década, Bergoglio ha viajado menos que sus antecesores, pero sus destinos siempre han estado cuidadosamente elegidos. Su primer viaje fue en julio de 2013 a Lampedusa, una isla que en aquel momento era la primera puerta de entrada hacia Europa para los migrantes que intentaban llegar desde África. Su último viaje a finales de enero de 2023 ha sido a Sudán del Sur y la R.D. del Congo, donde ha pedido al "colonialismo económico" retirar "sus sucias manos" del continente. Francisco siempre ha realizado viajes cargados de simbolismo.

"Los ha elegido cuidadosamente y siempre han sido las periferias. Apenas ha visitado grandes núcleos urbanos. Ha ido a sitios donde nadie lo esperaba y muestra en lo que quiere centrar su ministerio: en los descartados y en las periferias", reflexiona Bastante.

Gracias a todo ello, Francisco ha podido hacerse "un mapa de la realidad". "Ya se está pudiendo hablar con total libertad dentro de los muros vaticanos, incluso de las cuestiones más polémicas como el sacerdocio femenino, el celibato opcional o los abusos a menores", añade Bastante. "Aunque otra cosa es que se tomen decisiones", advierte.

Reforma de la curia y aumento de penas a pederastas

Precisamente, en ese intento de tomar decisiones y para frenar el incesante goteo de casos de pederastia en la Iglesia católica, Bergoglio ordenó en 2019 eliminar el secreto pontificio para los casos de pederastia y aumentó las penas a los religiosos, tras una cumbre histórica en el Vaticano. Además, ha expresado en más de una ocasión su "vergüenza" por los numerosos casos de pederastia que se han encubierto y producido en el seno de la Iglesia a lo largo de todo el mundo.

Otro de los acercamientos de la Iglesia para modernizar la curia ha sido su postura sobre el celibato. De hecho, el pasado viernes Francisco se mostró dispuesto a "revisarlo", según afirmó en una entrevista publicada en 'Infobae'.

"No hay ninguna contradicción para que un sacerdote se pueda casar. El celibato en la Iglesia occidental es una prescripción temporal: no sé si se resuelve de un modo o de otro, pero es provisoria en este sentido", añadió Francisco antes de reconocer que "a veces el celibato te puede llevar a un machismo". Por ese motivo, dice ver la necesidad de nombrar a más mujeres en puestos de responsabilidad en el Vaticano.

"Lo que está intentando es poner a la Iglesia en un camino más horizontal y no tan vertical y piramidal centrada en la curia. Hay muchísimas dificultades y resistencias y se ve que es el papa más atacado de la historia reciente desde dentro de la de la Iglesia", dice al respecto Bastante.

"La vocación de las mujeres en la iglesia se entiende todavía desde una perspectiva muy sexualizada"

Falta de medidas reales y efectivas para equiparar a la mujer

Pero esa intención de equiparar a la mujer dentro del seno de la Iglesia no va acompañada para muchos de medidas reales y efectivas, a pesar de los intentos de Bergoglio en los últimos años de dotar de más presencia femenina los puestos de alta responsabilidad vaticanos.

"La política de Francisco está siendo favorecedora al diálogo, pero partíamos de un punto muy bajo: no había participación de las mujeres y eso que se calcula que el 80% de la Iglesia comprometida son mujeres", argumenta la presidenta de la Asociación de Teólogas, Silvia Martínez.

A pesar de ese 'a priori' acercamiento hacia la igualdad, Francisco consideró en 2019 que "todo feminismo acaba siendo un machismo con falda".

"La vocación de las mujeres en la Iglesia se entiende todavía desde una perspectiva muy sexualizada, abocada al matrimonio, a la familia, y esa perspectiva necesita ser revisada", dice Martínez. "Se empieza a reflexionar sobre esto, pero de forma muy tímida", añade.

Persistencia de una "estructura piramidal patriarcal"

A pesar de los esfuerzos por transformar la curia, todavía persiste una "estructura jerárquico piramidal patriarcal" dentro de los muros del Vaticano, explica el reputado teólogo Juan José Tamayo.

"Es injusto que no se desarrolle una crítica y denuncia a la relación de servidumbre y esclavitud a la que están sometidas muchas mujeres de congregaciones religiosas", añade el teólogo.

"Es como en la Edad Media, siervas al servicio de los jerarcas de distintos niveles y además son objeto y uso de abusos sexuales", reflexiona Tamayo. "En el fondo, la base de esta situación es el poder patriarcal. Y ese poder sigue instalado todavía en esas jerarquías. No es discriminación, sino desprecio. Odian la vida de las mujeres", concluye Tamayo sobre la Iglesia Católica.

Mientras tanto, Francisco afronta esta segunda década de papado con 86 años y con los achaques propios de su edad. En los últimos tiempos ha visto reducida drásticamente su movilidad y ha sido sometido a varias intervenciones quirúrgicas, pero su intención de seguir al frente de la Santa Sede sigue intacta a pesar de que esas dolencias le han obligado a limitar sus apariciones públicas.

De hecho, el argentino ha afirmado recientemente en una entrevista con la 'Radio Suiza' que solo renunciaría en caso de que el cansancio le "impidiese ver las cosas con claridad" o por un problema físico.

"Un cansancio que no te hace ver las cosas con claridad. La falta de claridad, de valorar las situaciones. Incluso el problema físico, puede ser", afirmó el papa sobre la posibilidad de renuncia al pontificado como hizo Benedicto XVI. "Soy viejo. Tengo menos resistencia física, lo de la rodilla fue una humillación física, aunque ya está sanando bien", confiesa.

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