Siete pilotos italianos hacen guardia de 24 horas en la base aérea de Mihail Kogalniceanu, conocida como MK, en Rumanía, a orillas del Mar Negro. Revisan de forma constante los tres Eurofighter Typhoon de la Fuera Aérea italiana, cazas llegados hace apenas diez días para sustituir a las tropas canadienses. De hecho, en los próximos días tiene previsto llegar una cuarta aeronave.
Dos de los cazas se encuentran preparados para despegar, y hay un tercero que está de retén. Cada aparato pertenece a un piloto, que conoce cada detalle, desde cómo tiene colocado el casco hasta el protocolo de arranque rápido. Es muy importante que esté familiarizado al máximo con la maquinaria, ya que cuando suena la alarma tienen como máximo 15 minutos para despegar.
“"En nuestra jerga decimos: entrena como vuelas y vuela como entrenas"“
"En nuestra jerga decimos: entrena como vuelas y vuela como entrenas", nos explica el comandante Michelle Morelli, al cargo de este destacamento aéreo. "Es la única manera de que el piloto pueda cumplir su misión y saber exactamente qué hacer en cada momento".
Morelli lleva 30 años de servicio y se ha mudado 13 veces de ciudad en los últimos 20 años, estableciéndose en Italia, Reino Unido, Afganistán, Estados Unidos... En Rumanía está al cargo de 150 soldados de la Fuerza Aérea Italiana, que, junto a soldados españoles y rumanos destacados en otras bases del país, son los encargados de vigilar el espacio aéreo del flanco suroriental de la OTAN durante los próximos seis meses.
Vigilancia desde Torrejón de Ardoz, en Madrid
La alarma nos sorprende tomando un café, albergándonos del frío y la lluvia en una tienda-refugio. Suena una frase por los altavoces de la base, Alert Scramble, alert scramble, que llega del Centro de Operaciones Aéreas Combinadas de Torrejón, en Madrid, encargado de vigilar y controlar radares al sur de una línea imaginaria trazada por la Alianza en los Alpes. Esta alerta se activa cuando se detecta una aeronave que no contesta a las señales de radio.
Este miércoles la alarma es falsa y, a pesar de ello, "algo salta en dentro de ti, el corazón se te acelera y empieza lo emocionante" dice Morelli, "aunque sea un entrenamiento". Este comandante se siente adiestrado para cualquier situación.
"Llevamos armas y sabemos usarlas, estamos listos para hacerlo, pero no queremos", afirma. "Nuestro trabajo no ha cambiado en los últimos meses", asegura, mientras defiende que "no estamos en guerra, estamos en paz y protegemos el cielo aliado tal y como lo hacíamos antes de la guerra".
La anexión rusa de Crimea: el germen de los sistemas de vigilancia
La anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia en 2014 despertó a la Alianza Atlántica de un letargo. La amenaza de que el conflicto traspasara el Mar Negro y alcanzara el territorio aliado puso en guardia los sistemas de vigilancia aérea y la necesidad de apoyar a países como Rumanía, que comparte 530 kilómetros de frontera con Ucrania. Su objetivo demostrar la naturaleza defensiva de la OTAN, disuadir a Rusia de cualquier agresión o amenaza a los aliados.
Han pasado ocho años y este blindaje del espacio aéreo se ha convertido, con la guerra real en las fronteras de la OTAN, en una pieza clave de la arquitectura de seguridad de la Alianza. Los continuos bombardeos rusos en territorio ucraniano y el accidente del misil caído en Polonia no han elevado el nivel de amenaza, pero sí refuerzan la importancia de sistema de defensa antimisiles.
Uno de ellos es el sistema francés MAMBA, desplegado desde mayo en otra base rumana, Capu Midia. Es una base de entrenamiento a 90 kilómetros de la frontera ucraniana, a 300 km de la península de Crimea. Allí, las fuerzas aéreas rumanas entrenan en seis kilómetros cuadrados en tierra y en hasta 100 kilómetros cuadrados de mar. Entre otras cosas, protegen una plataforma petrolífera situada a 90 kilómetros de distancia.
No obstante, no tienen recursos para desplegar sistemas antimisiles tan potentes. El MAMBA forma parte del Sistema Integrado de Defensa Aérea y de Misiles de la OTAN, junto a los Patriot de Alemania desplegados en Eslovaquia, los de Estados Unidos en Polonia o el Sistema NASAMS español en Letonia.
Una lanzadera que puede disparar hasta ocho misiles en diez segundos
Comprobamos cómo su lanzadera, un camión semiescondido tras un montón de tierra, se despliega en apenas un minuto. Tiene capacidad para entre uno y ocho misiles, que si es necesario se lanzan en diez segundos como máximo.
“"Es un sistema de lanzamiento vertical, lo que permite localizar y atacar el objetivo en cualquier dirección"“
"Son misiles Aster30", detalla el comandante Chris. "Es un sistema de lanzamiento vertical, lo que permite localizar y atacar el objetivo en cualquier dirección". Su velocidad máxima es de 1,4 kilómetros por segundo y tiene capacidad para interceptar objetivos en altitudes entre 50 metros y 20 kilómetros. Su alcance máximo llega a los 100 kilómetros.
El comandante Chris no quiere darnos su apellido. De hecho, en esta base hay información confidencial y nos restringen los movimientos con más celo que en la MK. Las tropas francesas se mueven con más cautela y nos muestran el Centro de Control del sistema MAMBA durante solo unos minutos.
De nuevo, un camión camuflado en medio del campo, con cinco puestos dentro. Monitorizan señales de radar y están conectados con el Centro de Control de la OTAN, con el de Torrejón y con el Centro de Control de Bucarest, donde se hacen valoraciones tácticas. "Se toma la decisión de desplegar los misiles de forma conjunta", aseguran.
Cuando el equipo de TVE se marcha, respiran aliviados. Las preguntas de los periodistas les incomodan, aunque responden con toda la diligencia que su puesto les permite. La OTAN quiere mostrar sus capacidades, cómo trabaja para la disuasión y para defender "cada centímetro del territorio aliado", como insiste una y otra vez su secretario general. Pero con cautela. "No podemos dar información al enemigo", insisten desde Rumanía.
Sin embargo, tampoco quieren alarmar porque insisten en que "no estamos aquí para intervenir en la guerra". "Yo lo definiría como un nivel intermedio de amenaza", aclara el comandante Chris. "No estamos en guerra, no estamos en crisis, estamos en paz. Aunque sabemos que algo está ocurriendo ahora mismo, muy cerca de territorio de la OTAN, y por eso es por lo que estamos aquí", remarca.