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Cumbre del clima 2022

Claves de la cumbre del clima en Egipto: la enésima llamada a la acción en un año marcado por los desastres y la guerra

  • Egipto acoge entre el 6 y el 18 de noviembre unas negociaciones que se esperan tensas por el panorama geopolítico

  • Los países vulnerables exigirán a los más ricos mayor financiación para adaptarse a los efectos del cambio climático

ÁLVARO CABALLERO
11 min.

De la lluvia de Escocia al sol del desierto de Egipto: las negociaciones climáticas cambian este año de escenario. La ciudad turística de Sharm el Sheij, a orillas del Mar Rojo, acoge este año la COP27, la cumbre del climaen la que casi 200 países negociarán cómo reducir las emisiones para evitar los peores efectos del cambio climático y cómo apoyar a los países más vulnerables que ya sufren estos impactos.

Este encuentro masivo, al que asistirán 45.000 personas, llega en un año en el mundo ha comprobado cómo la crisis climática no es solo una amenaza para las futuras generaciones, sino una crisis con desastrosas consecuencias a día de hoy para millones de personas. Las recientes inundaciones en Pakistán han dejado un tercio del país bajo el agua y más de 1.000 muertos, la falta de lluvias en el Cuerno de África está llevando al borde de la hambruna a cientos de miles de personas, Europa ha sufrido la sequía más intensa en 500 años y España ha registrado la peor temporada de incendios desde que hay registros.

A nivel internacional, la guerra en Ucrania, el consiguiente aislamiento de Rusia y la creciente tensión entre Estados Unidos y China oscurecen la posibilidad de llegar a grandes pactos, que en estas cumbres se acuerdan por consenso y no por mayoría. El conflicto desatado en Europa "va a estar planeando durante toda la conferencia y esta va a ser una COP muy difícil", señala a RTVE.es Mariana Castaño, veterana de estas cumbres, a las que lleva asistiendo desde 2014, primero como representante de la agencia de la ONU para cambio climático y luego al frente de la consultoría ambiental 10 billion solutions.

¿Qué es una COP?

COP hace referencia a las siglas en inglés de la Conferencia de las Partes, es decir, los firmantes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 1992, del que se cumple este año su 30 aniversario. Prácticamente todos los países del mundo, 198, han firmado esta convención, cuyo objetivo es evitar una interferencia humana "peligrosa" para el clima.

Cada año se celebra en un continente y reúne a los representantes de todos los países firmantes, además de representantes de la sociedad civil, empresas y activistas. A lo largo de los años, y especialmente a partir de la cumbre de París en 2015 (la COP21), han ido ganando en visibilidad y cada vez asisten más participantes. Se espera que la cumbre que comienza ahora, la COP27, sea la más masiva hasta el momento.

La adaptación al cambio climático deja de ser "la hermana pobre" de las cumbres

La COP27 tendrá lugar oficialmente entre el 6 y el 18 de noviembre, aunque es muy probable que las negociaciones se alarguen al menos un día más. Se considera una cumbre de transición en cuanto a mitigación, es decir, a la reducción de emisiones. No hay en la agenda pactos en este sentido, como sí hubo en la cumbre de París, cuando se fijó el objetivo de no superar un aumento de la temperatura de 2 ºC a final de siglo o, idealmente, de 1,5 ºC, Y fue también el tema dominante el año pasado en Glasgow y lo será el que viene en Emiratos Árabes Unidos. El foco estará, en cambio, sobre otros dos aspectos.

Por un lado, "la adaptación a los efectos del cambio climático que ya están aquí", explica Castaño, un asunto que en otras cumbres ha sido "la hermana pobre" de la mitigación y ha estado en un segundo plano. Se espera que el hecho de que la cumbre se celebre en África y la presidencia corresponda a Egipto eleve el protagonismo de este asunto crucial para los países del continente, según han explicado fuentes del Ministerio de Transición Ecológica de España.

El punto de la adaptación será previsiblemente "el más fácil de abordar", según Javier Andaluz, portavoz de Ecologistas en Acción y también veterano en estas cumbres como observador. Los países más vulnerables a los fenómenos extremos reclamarán a los más ricos duplicar la inversión en el Fondo de Adaptación, que desde 2010 ha destinado 923 millones de dólares a proyectos de adaptación en casi un centenar de países. La ONU calcula que en 2030 la cantidad necesaria en adaptación puede llegar a los 340.000 millones.

Daños y pérdidas, el otro "caballo de batalla"

El otro gran "caballo de batalla", según Castaño, serán las compensaciones por daños y pérdidas (loss and damage, en inglés y en la jerga climática). Hace referencia a aportaciones económicas de los países más desarrollados para compensar a los países vulnerables las pérdidas en vidas y en sus medios de sustento. Se trata de algo similar a la ayuda internacional tras los desastres naturales, pero "con muchísimo más alcance", asegura Andaluz, ya que por ejemplo tendría que compensar el coste de trasladar una ciudad de 10 millones de habitantes como Yakarta, la capital de Indonesia, que se hunde por la subida del nivel del mar.

Este asunto es más espinoso y ni siquiera está claro que pueda entrar en la agenda, algo que se decidirá en la primera semana de la cumbre. El llamado grupo G77 + China, un conjunto de 134 países donde están India, Pakistán o Bangladesh, empujarán para que se cree un fondo permanente de ayuda en los próximos años, y mientras tanto se activen vías de financiación a través de mecanismos ya existentes. El éxito en este sentido dependerá de la postura de países de los países más desarrollados, como Estados Unidos y la Unión Europea.

Además, en Egipto tendrá un gran protagonismo la financiación climática. Los países ricos se comprometieron en París a que, a partir de 2020, invertirían 100.000 millones de dólares al año en los más vulnerables al cambio climático para así ayudar a hacer frente a los impactos de la crisis climática. Actualmente la cifra es de 83.000 millones, pero "lo que se necesitan son billones", añade Castaño. Un informe de la ONU del pasado jueves señalaba que las ayudas de los países más desarrollados estaban entre cinco y diez veces por debajo de lo necesario.

¿A qué países hay que estar atentos?

Al tratarse de una cumbre multilateral, el resultado de las negociaciones depende del empuje de los países o de las coaliciones de países. Si París fue un éxito fue por "el liderazgo de Estados Unidos con Obama y el acuerdo con China", señala la experta en clima y comunicación. Ahora, Washington "ha perdido ese liderazgo", a pesar de que con el actual presidente, Joe Biden, el país ha vuelto al Acuerdo de París del que se salió su antecesor, Donald Trump, y ha puesto en marcha una ambiciosa agenda climática.

Tendrá importancia también la Unión Europea, que lidera la lucha climática a nivel mundial: desde 1990 ha reducido más de un 30% de emisiones y se ha fijado un objetivo vinculante de reducirlas al 55% en 2030. La actuación de China, el principal emisor mundial, es una incógnita, y dependerá de si se mantiene el bloqueo de las negociaciones con EE.UU

"Pakistán este año va a tener muchísimo peso", explica Castaño. El país, que este año ha sufrido unas devastadoras inundaciones, se espera que lidere la exigencia de mayor financiación climática y compensaciones por daños y pérdidas. Además, está al frente de una coalición con 134 países en desarrollo llamado G77.

La fundadora de 10 billion solutions llama la atención sobre la creación de un nuevo "eje latinoamericano" ya que los nuevos gobiernos de izquierdas en Colombia, Chile y Brasil, han anunciado ambiciosos objetivos climáticos. La presencia del recién electo presidente de Brasil, Lula da Silva, aunque aún no habrá tomado posesión, será también relevante

¿Qué importancia tiene que se celebre en Egipto?

Se espera que la presidencia egipcia, que recae sobre su ministro de Exteriores, Sameh Shoukry, empuje a favor de temas con peso en África como la adaptación, la financiación, la seguridad alimentaria, el agua o la agricultura. Sobre estos dos últimos temas, el anfitrión prepara sendas iniciativas que apoyará España, según han avanzado fuentes de la cartera que dirige Teresa Ribera.

Sin embargo, Egipto está "a caballo entre el grupo africano y el grupo de países árabes", señala Castaño. Esto supone que no se espera una gran contundencia en reclamar el fin de los combustibles fósiles, que el año pasado aparecieron por primera vez en un documento final de la COP gracias en parte a la presión de la presidencia británica. "Mucho nos tememos que esto no es una prioridad en absoluto para la presidencia egipcia", añade Andaluz.

Además, activistas y organizaciones de derechos humanos dentro y fuera del país, como Amnistía Internacional, denuncian los límites que pone Egipto para la libertad de expresión. En las cumbres anteriores, las movilizaciones sociales fuera de los recintos oficiales han sido el contrapeso a las negociaciones y han supuesto un lugar de reunión anual para el movimiento climático internacional, que celebra las llamadas "contracumbres". En Egipto, sin embargo, el Gobierno ya ha detenido a decenas de activistas que preparaban protestas y ha designado una "zona de manifestaciones", actos que hay que notificar previamente y que se podrán celebrar de 10:00 a 17:00.

¿Qué papel tendrá España?

España dispondrá de un pabellón propio, algo que solo ocurrió en Madrid durante la cumbre de 2019. A Egipto acudirá durante la cumbre de líderes de los primeros días el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a Ribera y otros ministros. Se espera que nuestro país lidere, junto a Senegal, un acuerdo para luchar contra la desertificación, y que apoye algunas de las iniciativas de la agenda africana de Egipto, según fuentes del Ministerio.

Uno de los puntos importantes para España será "reverdecer la ayuda al desarrollo", según estas mismas fuentes. Además, como parte de la Unión Europea, presentarán los avances del plan "Fit for 55", el paquete de medidas para reducir un 55% las emisiones de aquí a 2040.

A Sharm el Sheij acudirán además del equipo negociador español, liderado por Ribera, un grupo de jóvenes seleccionados en el programa Generación Clima. Serán dos grupos de universitarios que han investigado proyectos de adaptación y resiliencia climática, y el objetivo del Gobierno es integrar sus preocupaciones en las negociaciones y "que entiendan la dimensión del riesgo al que nos estamos enfrentando".

¿Sirven de algo las cumbres del clima?

Desde 1990, poco antes de que se firmara la convención sobre cambio climático de la ONU, hasta 2021, el efecto de calentamiento de los gases de efecto invernadero ha crecido un 50% según la Organización Meteorológica Mundial de Naciones Unidas y el nivel de estos gases en la atmósfera alcanzó el año pasado su máximo histórico. Mientras, se han celebrado 26 cumbres, de las que los jóvenes activistas han critico el "bla, bla, bla" y las promesas vacías, como expresó en 2019 Greta Thunberg.

No obstante, las políticas climáticas puestas en marcha en los últimos años (especialmente a partir de París), han tenido efecto. Se ha conseguido que el aumento de la temperatura global no sea de entre cuatro y cinco grados a final de siglo, a lo que estaba encaminado el mundo con las políticas anteriores, y lo que tendría consecuencias catastróficas. Si se siguen las políticas actuales el aumento podría ser de 2,8 grados, según la ONU, y si se cumplen los objetivos fijados por los países, de 2,4 a 2,6, lo que también sería muy grave, pero lejos de la situación anterior.

"Hay que tener en cuenta que el mundo sin las COP sería infinitamente peor", señala Francisco Doblas-Reyes, investigador del Centro Nacional de Supercomputación de Barcelona, y uno de los autores del informe del IPCC. "Se fijan unos objetivos muy ambiciosos y generalmente no se alcanzan, pero hay progresos, y el mundo no sería igual sin esas 26 COP anteriores", añade.

Coincide Castaño: "Churchill decía que la democracia es el sistema menos malo. El multilateralismo a nivel internacional no solo creo que sea el menos malo, es que es bueno". Sin estas cumbres, "no estaríamos tan bien dotados como estamos a nivel de legislación internacional para hacerle frente al cambio climático. Y sería el sálvese quien pueda", remata.

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