Jair Bolsonaro y Lula da Silva llegan con apenas dos puntos de distancia a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil, que se celebra este domingo 30 de octubre. Es la foto que dibuja el promedio de encuestas de DatosRTVE a partir de las encuestas publicadas el último mes.
El candidato del PT afronta este cara a cara con una ventaja que, sin embargo, no es en absoluto decisiva. La tendencia de su estimación de voto ha ido a la baja a lo largo de este mes de campaña para la segunda ronda electoral, y además podría sufrir algún viraje tras el último debate electoral, que se celebra este viernes.
Una primera vuelta con sorpresas
Lula ganó la primera vuelta de las elecciones del 2 octubre con un 48,4 % de los votos, frente al 43,2 % que obtuvo Bolsonaro. El líder del Partido Social Liberal (PL) aspira a un nuevo mandato de cuatro años después de haber ganado en la segunda vuelta de 2018 con un 55% de los votos. Después de la primera vuelta, los candidatos que quedaron en tercer puesto, Simone Tebet (4,2% de los votos) y Ciro Gomes (3%), han anunciado que apoyarán a Lula.
De la primera votación surgió una victoria ajustada que reflejaba un país polarizado entre partidarios y detractores del actual presidente, y agitada por la polémica debido a las acusaciones del mandatario de ultraderecha sobre la limpieza del sistema de votación electrónico de Brasil y su amenaza de no aceptar el resultado electoral en caso de derrota.
En cualquier caso, como ninguno obtuvo más del 50%, ambos se miden el domingo 30 de octubre en una segunda vuelta para la que parte como favorito el expresidente Lula, candidato de un frente progresista que encabeza el Partido de los Trabajadores (PT), con una ventaja que llegó a ser entre cuatro y siete puntos, según los sondeos, pero que se ha estrechado en la recta final de la campaña.
Las empresas encuestadoras de Brasil han sido muy cuestionadas por parte de Bolsonaro y sus partidarios, por no haber detectado el apoyo que finalmente tuvo el actual mandatario en la primera vuelta. De hecho, los sondeos previos apuntaban a una victoria de Lula que le daría la presidencia sin necesidad de una segunda ronda.
Al final, sí acertaron que el candidato de izquierdas quedaría en primer lugar, por delante del actual presidente, pero infraestimaron su voto, ya que calcularon que Bolsonaro obtendría entre seis y siete puntos menos de los que finalmente cosechó en las urnas.
Aunque el candidato del PL no cuestionó el resultado del 2 de octubre, días más tarde sugirió, sin pruebas, que el escrutinio había avanzado como si estuviera programado por un "algoritmo" y tildó el sistema de urnas electrónicas, vigente desde 1996, de “obsoleto”.
En este contexto de campaña de descrédito emprendida por el bolsonarismo, para esta segunda vuelta la Organización de Estados Americanos (OEA) ha llevado a Brasil una misión con 56 observadores electorales y especialistas, encabezada por el ex canciller de Paraguay Rubén Ramírez Lezcano, y que se repartirá por 15 estados y el Distrito Federal, y observará el voto extranjero en Estados Unidos, Francia y Portugal.