El Tribunal de París juzga desde este lunes a la aerolínea AirFrance y al constructor aeronáutico europeo Airbus por un "homicidio involuntario" por el siniestro del avión que se estrelló en el Atlántico el 1 de junio de 2009, en un vuelo entre Río de Janeiro y París, en el que murieron sus 228 ocupantes de 33 nacionalidades diferentes -entre ellos un bebé y siete niños-, de los que 73 eran franceses y 58 brasileños.
El proceso llega 13 años más tarde por una larga instrucción terminada en 2019 con varios peritajes de por medio y que acabó por archivar la causa contra las dos multinacionales.
La clave de este juicio es saber si el accidente aéreo fue imputable a una falta de preparación de los pilotos, atribuible a Air France; a un fallo del dispositivo de medición de la velocidad, lo que sería responsabilidad de Airbus; o, si como sostuvo la instrucción de 2019 revocada en 2021, se atribuye a una impericia de los pilotos.
Los jueces determinaron en 2019 que la culpa del accidente respondía a una mala interpretación de la situación por parte de los pilotos y, por lo tanto, no procedía llevar a los tribunales a la aerolínea, propietaria del avión estrellado, ni tampoco a su constructor.
Sin embargo, los recursos interpuestos por las familias permitieron invalidar el archivo de la causa y sentar a Air France y Airbus en el banquillo de los acusados. Así, la Corte de Apelación decidió en 2021 enviar a juicio a la aerolínea por considerar que "no brindó una formación adaptada" a los pilotos, y al fabricante aeronáutico por "haber subestimado la gravedad" del fallo técnico.
Airbus y Air France defienden su inocencia
Los jefes de Air France y Airbus se han declarado inocentes en un juicio que durará hasta el próximo 8 de diciembre. "Nosotros mantenemos que no cometimos falta penal", ha remarcado la directora de Air France, Anne Rigail.
El consejero de Airbus, Guillaume Faury en sendos testimonios voluntarios, en los que también mostraron su solidaridad por los allegados de las víctimas, organizadas en unas 500 acusaciones particulares.
"Mostramos nuestra solidaridad hacia las familias, yo mismo he perdido colegas y allegados en otros accidentes aéreos", ha indicado el consejero de Airbus, Guillaume Faury.
"Un 40% de los franceses usa el avión cada año, nosotros tenemos 10.000 aviones operativos (...) En este momento, varios cientos de miles de pasajeros están volando (en un Airbus). Son gente como usted y como yo, y lo que esperan es seguridad", ha añadido.
Protestas de los familiares
Los familiares de los fallecidos en el accidente han protestado frente a los directivos de Air France y Airbus. "Demasiado tarde, nos habéis estado ninguneando. ¡Es una vergüenza!", se ha escuchado decir a un hombre.
"Hemos esperado 13 años a que llegue este día y nos hemos preparado durante mucho tiempo", ha señalado antes de la audiencia Daniele Lamy, que perdió a su hijo en el accidente.
Hace años, los familiares formaron una asociación, la AF447, que ha estado presente en el juicio. Los representantes de las víctimas consideran que Air France y Airbus "impidieron" a los pilotos actuar correctamente. Los 476 allegados se han constituido en acusación particular.
Entre los allegados de las víctimas, figura el francés Carl de Vivo, de 32 años, y su hermana, que perdieron a su madre en el siniestro.
"Lo que queremos es que Airbus y Air France acepten ser los culpables de este asunto, nuestro objetivo es mitigar un poco nuestro dolor, que reconozcan que no gestionaron de la manera correcta, que no hicieron las modificaciones (técnicas) necesarias (para evitar el accidente)", ha señalado minutos antes de la apertura del juicio.
En caso de culpabilidad, se estima que la cantidad indemnizada a todos los familiares podría ascender a más de 200 millones de euros.
Como antecedente, los jueces podrían basarse en las decisiones de jueces brasileños, que en 2010 condenaron a Air France a pagar una indemnización de 840.000 euros a la familia de una víctima, la fiscal brasileña Marcelle Valpaços Fonseca.
Los pilotos creyeron que ganaban altura cuando en realidad descendían
Según las conclusiones de la Oficina de Investigación y Análisis (BEA) francesa, el accidente ocurrió después de que el hielo bloqueó las sondas de medición de la velocidad del avión, lo que hizo que los pilotos desconocieran ese dato cuando atravesaban una zona de turbulencias.
Por ello, no aplicaron el protocolo adecuado y elevaron la posición del aparato hasta que este perdió su horizontalidad, dejó de tener sustentación y se colocó en situación de caída libre a 1.150 kilómetros de las costas de Recife (Nordeste de Brasil). Los pilotos creían que estaban ascendiendo cuando en realidad perdían altura.
La presidenta del Tribunal ha recordado que el objetivo del proceso es "comprender lo que sucedió esa noche, teniendo en cuenta la experiencia de los pilotos".