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Del "héroe" de la democracia en Bielorrusia a las ONG incómodas para Putin: así es la lucha de los Nobel de la Paz

  • Horas después de ser galardonada, la Justicia rusa ha ordenado la incautación de las oficinas de Memorial en Moscú 

  • El activista Bialiatski lleva encarcelado más de un año después de unas protestas callejeras que se celebraron en Bielorrusia 

LAURA GÓMEZ DÍAZ
8 min.

Un encarcelado activista defensor de los derechos humanos en Bielorrusia y dos organizaciones, la rusa Memorial y el Centro Ucraniano para las Libertades Civiles, han sido los ganadores conjuntos del Premio Nobel de la Paz de este año.

El bielorruso Ales Bialiatski es considerado “un verdadero líder” en su país, según señala a RTVE.es Natallia Satsunkevich, defensora de derechos humanos de Viasna (“Primavera”), la organización fundada por el activista. Nominado hasta cinco veces al Nobel de la Paz, Bialiatski se ha dedicado desde su juventud a promover la democracia en Bielorrusia.

Por su parte, Memorial es una organización rusa que surgió en la era soviética y cuyo objetivo es revelar crímenes históricos cometidos por las autoridades rusas. Desde que Vladímir Putin llegó al poder, esta ONG le ha incomodado y tan solo horas después de obtener el premio, la Justicia rusa ha ordenado incautar las oficinas de la organización en Moscú.

"Nos han quitado el edificio que compramos con la ayuda de donaciones privadas", explica a RTVE.es la directora ejecutiva de Memorial, Elena Zhemkova "A pesar de que la organización había sido liquidada, por ley el edificio debe seguir siendo nuestro. El Estado ruso no quiere que nuestro trabajo continúe", añade.

En cuanto a la organización ucraniana, desde su fundación ha monitoreado los crímenes de guerra cometidos en Ucrania, sobre todo durante el conflicto en la región del Donbás, y desde que Rusia inició la invasión de Ucrania en febrero, su objetivo es lograr que los culpables rindan cuentas por sus crímenes.

El Nobel de la Paz premia al activismo civil en Rusia, Bielorrusia y Ucrania

Con su trabajo, los tres galardonados han demostrado “la importancia de la sociedad civil para la paz y la democracia”, según el Comité Noruego del Nobel.

Ales Bialiatski, “un verdadero héroe” en Bielorrusia

Uno de los premiados con el Nobel de la Paz de este año ha sido el defensor de derechos humanos bielorruso Ales Bialiatski. Conocido como la conciencia de Bielorrusia por la constante crítica de las violaciones del régimen de Alexandr Lukashenko, Bialiatski fue uno de los creadores del movimiento democrático que surgió en el país eslavo a mediados de la década de 1980.

Este activista ha sido nominado hasta cinco veces al Nobel de la Paz y ha dedicado su vida a promover la democracia y el desarrollo pacífico en su país.

“Es un verdadero héroe, un verdadero líder en Bielorrusia”, afirma a RTVE.es Natallia Satsunkevich, defensora de derechos humanos de Viasna (“Primavera”), la organización fundada por Bialiatski. “Es un hombre muy positivo, siempre está sonriendo. Es una persona honrada y la gente sabe que si le piden ayuda, les ayudará”, añade.

En 1996 fundó la organización, que durante más de 25 años se ha dedicado a la defensa de los derechos de los bielorrusos, ha supervisado elecciones y ha ofrecido asistencia a las víctimas de la represión política.

Los activistas de esta organización han sido constantemente perseguidos por las autoridades. Bialiatski estuvo encarcelado entre 2011 y 2014 y ahora se encuentra bajo arresto junto a otros seis miembros de Viasna.

El Premio Nobel de la Paz fue detenido en 2021 después de unas protestas callejeras que se celebraron en el país por lo que activistas de la oposición afirman que fueron unas elecciones manipuladas que han mantenido a Lukashenko en el poder.

“Bialiatski fue declarado oficialmente culpable de delitos fiscales, tráfico de dinero y financiación de disturbios (...) pero los cargos que han presentado contra él tienen una motivación política”, señala Satsunkevich, quien espera que este premio “de verdad le ayude a salir de la cárcel”.

“Este premio es un aviso a las autoridades bielorrusas de que la situación de derechos humanos está muy tensa y que no pueden torturar a gente ni violar sus derechos sin asumir ninguna responsabilidad”, recalca la activista.

Lukashenko ha gobernado Bielorrusia desde 1994 y ha permitido a Putin que emplee su territorio para lanzar ataques contra Ucrania, así como enviar tropas terrestres rusas y armamento desde que comenzó la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero.

Memorial, una organización incómoda para el Gobierno ruso

Memorial es otro de los galardonados con el Premio Nobel de la Paz. Es una organización defensora de derechos humanos rusa y ha pasado décadas luchando por que Rusia acepte su pasado totalitario. Según el Comité Noruego del Nobel, Memorial “se basa en la noción de que confrontar crímenes pasados es esencial para prevenir nuevos”.

La organización fue creada en 1987, durante la era de la Unión Soviética, y entre sus fundadores se encuentran el también premio Nobel de la Paz Andréi Sakharov y la defensora de los derechos humanos Svetlana Gannushkina. Con el colapso de la Unión Soviética, Memorial creció hasta convertirse en la organización de derechos humanos más grande de Rusia. Durante más de 30 años ha trabajado para sacar a la luz a millones de personas inocentes que fueron ejecutadas, encarceladas o perseguidas en la época soviética.

Con la llegada de Vladímir Putin al Kremlin, contar la verdad sobre el pasado de Rusia se convirtió en algo peligroso y revelar crímenes históricos cometidos por las autoridades rusas puede llegar a ser considerado traición.

"La situación de los derechos humanos en Rusia es muy mala, muy grave", señala Zhemkova. "La gente no conoce bien sus derechos. Las organizaciones de derechos humanos solían informar al público sobre sus derechos y les defendía, pero ahora casi todas las organizaciones han sido liquidadas por el Gobierno", añade, la directora ejecutiva de Memorial, quien no pierde la esperanza en que la situación de los derechos en su país mejore en algún momento.

El trabajo de esta organización siempre ha incomodado a las autoridades rusas. En 2014, Memorial fue añadida a una lista de “agentes extranjeros”, que incluye organizaciones e individuos que, según el Kremlin, reciben financiación exterior.

A finales de 2021, el Gobierno ruso cerró la organización por violar la ley de agentes extranjeros de 2012. Algunos trabajadores de Memorial han abandonado el país, mientras que otros permanecen en Rusia luchando en los tribunales para evitar que el Kremlin se apodere de sus oficinas en el centro de Moscú. Horas después de ganar el Premio Nobel de la Paz, un tribunal de Moscú ha ordenado la incautación de las oficinas de la organización en la capital rusa.

La organización recibe el Premio Nobel de la Paz en una fecha clave: cuando Putin cumple 70 años y en el 16º aniversario de la muerte de Anna Politkovskaya, una periodista rusa asesinada en 2006 tras denunciar la guerra en Chechenia.

Y aunque Rusia ha suspendido su trabajo, se declara dispuesta a "continuar trabajando por la defensa de los derechos humanos. No ha terminado, sigue", declaraba el viernes uno de sus líderes, Oleg Orlov. No obstante, cree que el premio no contribuirá a reducir la presión del Gobierno ruso. "Vemos este premio como un tributo a toda la comunidad de derechos humanos rusa. Cuando un país aplasta los derechos humanos, ese país se convierte en una amenaza al mundo", añadió.

Centro para las Libertades Civiles, notarios de crímenes de guerra en Ucrania

Junto a Memorial y a Bialiatski, el Centro Ucraniano para las Libertades Civiles es el tercer galardonado del Premio Nobel de la Paz de este año. Fue fundado en 2007 con el objetivo de promover los derechos humanos y la democracia en Ucrania y actualmente es una de las principales organizaciones de derechos humanos del país.

Desde que se fundó, esta organización ha monitoreado las persecuciones políticas en la península de Crimea -anexionada por Rusia en 2014-, ha documentado crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad durante la guerra en la región del Donbás y ha organizado campañas internacionales para liberar a presos políticos del Kremlin.

Rusia usa sus crímenes de guerra como métodos para conducir la guerra”, explicó a RTVE.es antes de que comenzara la invasión rusa de Ucrania la directora del Centro para las Libertades Civiles, Oleksandra Matviichuk. “Estoy segura de que si Rusia inicia una nueva invasión armada, se llevará a cabo la misma práctica y las primeras nuevas víctimas de una posible invasión rusa no serán soldados o combatientes, también habrá periodistas, defensores de los derechos humanos, activistas…”, pronosticó Matviichuk.

El Centro para las Libertades Civiles defiende activamente que Ucrania se afilie a la Corte Penal Internacional para convertir el país en un Estado gobernado por el estado de derecho.

Desde que Rusia comenzó la invasión de Ucrania en febrero de este año, la organización ha trabajado para identificar y documentar los crímenes de guerra rusos y desempeña un papel pionero con el objetivo de lograr que los culpables rindan cuentas por sus crímenes.

“Mis 20 años de experiencia en la lucha por la liberta de los derechos humanos me demuestran que la gente corriente tiene mucha más influencia de la que cree”, ha señalado la directora de la organización a través de su cuenta en Facebook tras recibir el Premio Nobel de la Paz. “La movilización masiva de personas comunes en diferentes países del mundo y su voz conjunta pueden cambiar la historia mundial más rápido que una intervención de Naciones Unidas”, ha añadido en un mensaje en el que se ha mostrado “encantada” de que el Centro para las Libertades Civiles haya recibido el premio junto con Memorial y Bialiatski.

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