El Gobierno de Pakistán ha cesado a su cónsul en Barcelona, Mirza Salman Baig, después de que una empleada de la oficina consular le haya denunciado ante los juzgados de la ciudad por presunto acoso sexual e intento de violación en el ámbito laboral.
"Desgraciadamente, anoche me llamaron y ya no soy cónsul en Barcelona. Espero que me restituyan cuanto antes porque todo este caso es mentira", ha explicado Salman Baig en conversación telefónica con la agencia Efe, después de que El Periódico haya publicado que el Ministerio de Asuntos Exteriores lo cesó tras abrir una investigación interna.
La denunciante ha relatado al diario que el hombre le mandaba y pedía fotos eróticas por medio de una aplicación que permite borrar conversaciones a las 24 horas: "Me vi obligada a hacerlo porque necesitaba este trabajo para regularizar mi situación en España y no quería que me despidieran", ha dicho.
"Ella ha actuado así por venganza"
"Ella ha actuado así por venganza", ha asegurado el denunciado, quien explica que despidió a la mujer, A.U., a principios de julio porque ella "maltrataba" y "era abusiva" con algunas personas que se acercaban al consulado".
"Recibí tantas quejas de la comunidad que la tuve que echar. Ella sabe que lo que alega es falso y como no lo puede demostrar en un tribunal, pues quiere hacer un juicio mediático. Ella ya me hizo chantaje diciendo que lo denunciaría a la prensa", ha asegurado el excónsul en Barcelona.
El diplomático ha regresado a Pakistán, prepara su defensa con su abogado y ha reunido testimonios de trabajadores a su favor, además de varias conversaciones vía chat con la mujer que, a su juicio, demuestran que el trato entre ellos era cordial.
"La embajada en Madrid y el Ministerio de Exteriores pakistaní han llevado a cabo varias investigaciones y no hay ninguna prueba de acoso ni violación, pero creen que es mejor para la imagen del país apartarme", ha añadido. Además, niega que haya denuncias anteriores contra él por abuso sexual en cualquier otro lugar.
Salman Baig asumió el cargo en Barcelona de cónsul general después de haber pasado por las embajadas de Australia, Japón, Indonesia y Alemania.
El diplomático adquirió relevancia por sus gestiones para ayudar a la familia de las dos hermanas paquistaníes que vivían en Terrassa (Barcelona) que fueron asesinadas en su país por sus propios familiares tras negarse a continuar con el matrimonio forzoso con sus primos.