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'Giselle': ballet clásico con versos de Bécquer en el Teatro Real

  • El espectáculo acoge a tres bailarinas ucranianas procedentes del Ballet de la Ópera Nacional de Ucrania

  • Sonarán las voces de los actores Ángela Cremonte y Pedro Alonso recitando poemas de Bécquer

MARIA LUISA CALVO MONEDERO
5 min.

La temporada 2021-2022 de danza del Teatro Real cierra con el ballet clásico Giselle, versionado e interpretado por la Compañía Nacional de Danza de España. Una nueva concepción de la obra de Théophile Gautier, que se inspira ahora en el romanticismo español y en la poesía de Bécquer, y que retoma el espectáculo estrenado en 2020 en el Teatro de la Zarzuela, que tuvo que suspenderse por contagios de Covid-19 en la compañía. Las cuatro funciones serán los días 18, 20 y 21 de mayo en el Teatro Real.

Esta nueva interpretación sitúa la historia de Giselle en un lugar de España. "La idea simplemente es llevar ese mundo original, que ocurría en un bosque germánico, a las cumbres del Moncayo y cruzarlas con la poesía del movimiento romántico de Bécquer", señala Borja Ortiz de Gondra, dramaturgo de la obra.

Este cambio de contexto no solo afecta a la estética, sino que también se crea un nuevo universo dramatúrgico, ya que "por primera vez en el ballet escuchamos las voces de los poemas recitados", destaca.

"Aparte de la dramaturgia, hemos investigado cuáles eran las labores de un pueblo de la época romántica del Moncayo", indica Joaquín de Luz, director del CND y responsable de la coreografía. Asimismo, hubo interés por analizar las danzas que se daban en esa etapa y la región. Al situarse cerca de Aragón, "la jota es un elemento bastante presente en la producción", destaca.

La función está compuesta por bailarinas que proceden de distintas escuelas y estilos diferentes, entre ellas tres bailarinas ucranianas. Trinidad Vives, asistente coreográfica del CND, ha trabajado todos los detalles para conseguir una unificación y que "en escena se vea como una sola persona respirando". Para ello, "la inclinación de la cabeza" o "la altura de las manos" se han practicado minuciosamente, entre otras técnicas. "Un trabajo que se hace al entrar en todas las compañías", asegura.

La bailarina Giada Rossi en 'Giselle' Alba Muriel

El estilo de danza consiste en "la actividad clásica de siempre, pero con un toque español", en la que se encuentran "danzas goyescas", indica Vives. También han añadido algún paso con el registro de la escuela bolera, que consistía en "una pareja de artistas que iban de pueblo en pueblo haciendo bolos para la gente un poco más adinerada".

La intención de todos estos cambios y renovaciones es "quitarle un poco el polvo del ballet clásico", apunta de la Luz. El objetivo es que la obra clásica trascienda "diferenciándose" de la tradicional. La idea de esta nueva versión ha sido "renovarse o morir", insiste.

Los versos de Bécquer ponen voz al espectáculo

Uno de los puntos más innovadores es la existencia de voces en off, que recitan los versos del poeta Gustavo Adolfo Bécquer y que aportan el romanticismo español al ballet.

En este sentido, la gran novedad es que la protagonista habla en el final de la nueva versión, puesto que en la obra original termina con Giselle desapareciendo entre las sombras. "Hemos querido darle voz porque queríamos saber qué puede pensar esa mujer convertida en espíritu por haber amado demasiado y qué piensa de ese hombre que no la supo querer bien", explica Ortiz de Gondra.

Estas voces femeninas que suenan durante el espectáculo pertenecen a la actriz Ángela Cremonte. Con la que contactaron porque querían "una voz que fuera capaz de contar en seis versos el dolor de una mujer que ha terminado por convertirse en un fantasma", indica el dramaturgo.

La interpretación masculina es de Pedro Alonso, actor que ha trabajado en La casa de papel, y con el que necesitaban de nuevo, "una voz en off que cuente el dolor, la nostalgia, el amor juvenil, todo lo que está en Giselle, en la danza, pero que nunca ha estado en la voz", apunta Ortiz de Gondra. La tarde de la grabación, Alonso llevó una serie de paisajes que le ayudaron "a ponerse en el lugar emocional para leer los versos", lo que hizo que grabaran mucho más de lo que necesitaban para la función.

Presencia ucraniana en el ballet

Para esta obra la Compañía Nacional de Danza ha acogido a tres bailarinas ucranianas, procedentes del Ballet de la Ópera Nacional de Ucrania, que actuarán en las cuatro funciones.

"Hemos integrado al las bailarinas ucranianas que conocían una versión diferente" y se han adaptado de manera "muy natural", señala el director Joaquín de Luz. Anastasiia Hurska es bailarina principal e interpreta el rol de Myrtha en una de las jornadas y el paso a dos del Pas de Paysan en otras dos representaciones. Las otras dos bailarinas, Yelyzaveta Semenko y Kateryna Chupina, forman parte del cuerpo de baile con el papel de wilis (espíritus de vírgenes que rondan por el bosque) en el segundo acto.

El director sostiene que esta acogida "no es una obra de caridad", ya que las bailarinas "tienen una calidad excelente" y "han hecho Giselle en numerosas ocasiones". Además, asegura que les han enseñado "resiliencia, humildad y gratitud".

El ballet contará con la presencia de Katja Khaniukova, bailarina ucraniana y primera solista del English National Ballet, como invitada especial en las funciones de los días 20 y 21 de mayo.

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