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Premio Cervantes

Cristina Peri Rossi, los dos exilios de la ganadora del Premio Cervantes 2021

  • La actriz Cecilia Roth leerá el discurso de la escritora, que no acudirá a Alcalá de Henarés por problemas de salud

  • Su biografía está marcarda por la dureza del exilio y la valentía con la que ha vivido el amor y el deseo

ESTEBAN RAMÓN
5 min.

En La insumisa, Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941) relata los años claves de su infancia y primera juventud. Admiraba a su tío, un gran lector "soltero, inteligente, culto, ateo y misógino". Esto último lo detalla una anécdota. Cuando confesó que quería ser escritora, su tío le preguntó cuántos libros de mujeres había en la biblioteca. Peri Rossi enumeró los tres: Un cuarto propio, de Virginia Woolf, una antología de poemas de Alfonsina Storni y otro de poemas de Safo. "¿Leíste como murieron?", inquirió su familiar. "Se suicidaron", contestó. "Pues aprende la lección: las mujeres no escriben, y cuando escribe, se suicidan".

La ganadora del Premio Cervantes 2021 no recogerá en Alcalá de Henares el galardón por problemas de salud. En su lugar, la actriz Cecilia Roth leerá este viernes el tradicional discurso que la escritora uruguaya afincada en Barcelona ha preparado. En la biblioteca de su tío también leyó tempranamente El Quijote, que suele ser citado en los discursos de los ganadores, pero Peri Rossi tiene para elegir también entre su propia biografía, marcada por la dureza del exilio y la valentía y firmeza con la que ha vivido el amor y el deseo sexual.

“Quizá haya sido un acto de justicia, uno de los pocos que he tenido que conocer en una vida muy dura en la que he estado en riesgo tantas veces" fueron sus primeras palabras tras recibir la noticia. Es decir, un acto poético. En una entrevista en RNE de 2009, Peri Rossi relacionaba ambos aspectos: “Son dos exilios, dos ex, dos formas de discriminación: el exilio siempre es fuera del centro. Tuve la desgracia de ver el ascenso del fascismo en mi país y la enorme dicha de contemplar y ser partícipe del deshielo de la dictadura franquista, el renacimiento de las fuerzas creativas y la eclosión de la libido”.

El primero, el que le expulsó de Uruguay tras el golpe militar de 1973, casi contra su voluntad, dejando una vida y una biblioteca de 3.000 ejemplares. “Siempre lo digo, es casi un milagro que esté aquí, no me quería exiliar. Dejé pasar todos los avisos y advertencias: secuestraron a mi mejor alumna, que estaba refugiada en mi casa. Todo se lo debo a una amiga que me metió somnífero en el té y a la mañana siguiente desperté drogada en un barco”.

En un azar poético, el destino era Génova: la ciudad de sus abuelos antes de emigrar a Uruguay. “Montevideo es una ciudad formada por extranjeros. Tenía una imagen del mundo como un lugar cosmopolita, donde todo el mundo era de otra parte y se habían encontrado en Montevideo para vivir en paz. Nunca me había planteado las raíces y los orígenes", afirmaba. La lucha contra la xenofobia y los nacionalismos ha sido uno de los caballos de batalla de su compromiso político.

La libertad de vivir el amor y el deseo

Para el segundo, el lesbianismo que la sociedad de su época condenaba, actúo de manera insobornable. “Hubo una época muy dura en Montevideo, cuando me fui a vivir con la mujer a la que amaba a un barrio de clase media alta y teníamos que comprar el pan en otro barrio porque se hacía un silencio alrededor. Por suerte en Barcelona no tuve que padecer eso. Siempre he estado dispuesta a pagar cualquier precio por ser auténtica. Si uno es auténtico, las relaciones con los demás son más auténticas. Me acuerdo que puse un cartel en una de las paredes mi salón: ‘no tengo ningún prejuicio contra los heterosexuales’”.

El deseo es el nervio de su obra. En la insumisa (editorial Menos Cuarto) detalla como bien temprano descubrió que algo no encajaba. "Nunca escuché definir a un varón por lo que le falta. Nunca oí que una abuela o una madre le dijera al nieto o al hijo: “No tienes clítoris ni vagina”. Pero a veces ocurre, como me ocurrió a mí, que aun en mi ignorancia no sabía que tenía clítoris, descubrí, espontáneamente, para qué servía: para proporcionarme un placer autónomo, independiente, sin esperar a ningún Príncipe Azul".

Dice que experimentó la homofobia también hacia su obra desde que publicaba en Uruguay. “Me sorprendió porque, con la trayectoria de mujer de izquierdas que tenía, pensé que escandalizaría a la derecha, pero aprendí que la revolución no necesariamente implicaba la igualdad”.

Para Peri Rossi, la verdad no puede restringirse solamente a la esfera pública o privada. “Lo digo con toda sinceridad: siempre busco pareja y cuando la tengo soy completamente fiel. He tenido relaciones y algunas muy largas. Una de las cosas que detesto en la vida es la mentira. Si en el orden político reclamamos la vedad, con los desaparecidos por ejemplo, no podemos tener una actitud tan contradictorio de no hacerlo igualmente en la vida. He sido fiel, a veces a mi pesar y con gran sacrificio”.

La supremacía de la poesía

“Debido al exilio, fui víctima de la nostalgia, que siempre idealiza, y como toda poeta soy nostálgica y melancólica. Margaret Atwood dice algo así: la poesía se nutre de la parte melancólica del cerebro”, explicaba en RNE.

Y se sirve de una sencilla comparación para establecer la supremacía de la poesía. “Si un narrador es bueno, como Proust, se dice que su prosa es poética; pero de Baudelaire no se dice que recuerda a la prosa”. Sirva el poema "Amar" (Poesía Reunida. Editorial Lumen) como ejemplo:

Amar es traducir

-traicionar

Nostálgicos para siempre

del delparaíso antes de Babel

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