La reina Isabel II ha reaparecido en público este martes en el servicio religioso en memoria de su marido, el duque de Edimburgo, fallecido en abril del año pasado a los 99 años. La misa, celebrada en la Abadía de Westminster a diez días de que se cumpla un año de la muerte de su esposo, es el primer acto al que acude la monarca desde el pasado octubre.
Isabel II no había confirmado su asistencia hasta esta misma mañana, a través de un portavoz del palacio de Buckimham horas antes de desplazarse desde su residencia en Windsor hasta Londres. A sus 95 años, la monarca ha padecido problemas de movilidad en los últimos meses que le hicieron ausentarse en otros actos como el Día de la Commonwealth, aunque no suspendió otros compromisos como audiencias en persona. Su entorno limita al máximo sus apariciones, más aún tras haber sido diagnósticada con COVID-19 en febrero.
La reina ha llegado a la Abadía de Westminster junto a su hijo al príncipe Andrés, duque de York, en lo que ha sido una inesperada muestra de apoyo a su hijo, que también se ha dejado ver por primera vez tras haber alcanzado un acuerdo extrajudicial con la mujer que lo denunció por abuso sexual cuando ella era menor de edad, Virginia Giuffre.
Isabel II ha entrado a la iglesia del del brazo del duque de York, pese a que, según el programa Andrés debía de haber entrado acompañado por su hija, la princesa Beatriz, antes del heredero a la Corona, el príncipe Carlos, y del segundo en la línea de sucesión, el príncipe Guillermo. Su entrada ha provocado el murmullo en el templo, según publica EFE.
Además, la reina ha accedido a la iglesia por una puerta trasera y no por la principal como lo han hecho el resto de miembros de la familia real, como el príncipe Carlos y su esposa Camila y los duques de Cambridge, con sus hijos mayores. Han faltado el príncipe Enrique y su mujer Meghan, que hace dos años renunciaron a sus privilegios.
La monarca ya había retirado a Andrés sus títulos militares y sus patronazgos, aunque nunca le despojó del ducado de York. El gesto de Isabel II, según expertos en la realeza británica recuerda que André sigue siendo su hijo pese a que ya no desempeñe sus obligaciones reales. Aún así, no se espera que Andrés participe en otras celebraciones como el Jubileo de Platino por los 70 años de reinado de su madre, que se celebrará en junio.
La realeza extranjera despide a Felipe de Edimburgo
Tras la muerte del duque de Edimburgo se celebró un funeral íntimo al que apenas asistieron 30 personas. La imagen de la reina sentada sola por las estrictas medidas por la COVID-19 dio la vuelta al mundo. En esta ocasión, han sido invitadas alrededor de 1.800 personas y el evento ha contado con la presencia de la mayor concentración de miembros de las distintas Casas reales de Europa desde que comenzó la pandemia, entre ellos los reyes de España, Felive VI y Letizia.
Ha asistido la familia real británica, junto con unos 30 miembros de la realeza extranjera, incluido el príncipe Alberto de Mónaco, la reina Margarita de Dinamarca, el rey Harald, la reina Sonja de Noruega. Tampoco han faltado miembros del Gobierno británico. Junto al primer ministro, Boris Johnson, se han situado el ministro de Economía, Rishi Sunak, y la titular de Exteriores, Liz Truss.
Además, han estado presentes familiares y amigos de Philip, junto con 500 representantes de organizaciones benéficas y otros grupos que apoyaba el duque de Edimburgo.
Durante el acto se ha escuchado el himno "Guide Me, O Thou Great Redeemer", uno de los deseos de Felipe que no pudo cumplirse en su funeral ya que las retriccines incluían la prohibición de cantar. Isabel II, aunque mostrando tener el control de la situación, se ha mostrado muy emocionada durante la ceremonia, que ha finalizado con el "Dios salve a la reina".