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Ucrania, última frontera (II)

Borsch a orillas del Dnipro: la normalidad en Kiev que esconde la evidente tensión ante la amenaza rusa

  • Mientras tanto, líderes internacionales no dejan de llegar a la capital para reunirse con el presidente, Volodimir Zelenski

  • Los ucranianos no aparentan preocupación, sin embargo, cuando uno escarba un poco, la tensión es evidente

ÓSCAR MIJALLO (Enviado especial de TVE a Ucrania)
3 min.

En estos días de febrero Kiev es una ciudad blanca arropada por la nieve. A primera vista nadie diría que sus habitantes están preocupados por tener más de 100.000 soldados rusos amontonados al otro lado de sus fronteras.

En el restaurante Hutorets, a orillas del río Dniéper, como lo llaman los rusos o Dnipro, como se refieren a él los ucranianos, la gente toma el excelente Borsch, la tradicional sopa roja de remolacha y carne que levanta a un muerto. No aparentan preocupación, sin embargo, cuando uno escarba un poco, la tensión es evidente.

Ucrania pone a punto los refugios antiaéreos ante la posible invasión

Los líderes internacionales no dejan de llegar a la capital para reunirse con el presidente, Volodimir Zelenski y mostrarle su apoyo. El martes, el primer ministro británico, Boris Johnson; el miércoles, el holandés Rutte; el jueves, el presidente turco, Recep Tayip Erdogan para, además de firmar un acuerdo de libre comercio y otro para fabricar drones militares ofrecer el limitado respaldo que, de momento, puede ofrecer un país miembro de la OTAN que comparte frontera con Rusia y con Ucrania en el mar Muerto.

Zelenski pide no mandar mensajes alarmistas

Con cada uno de ellos, Zelenski se harta de pedir a los dirigentes extranjeros que no lancen mensajes alarmistas que causan pánico en los mercados y hunden la hrivna, la moneda local, aunque luego apuntilla que la amenaza rusa es real, pero no inminente.

Mientras tanto,  los escépticos ganan posiciones. Argumentan que nadie moviliza un ejército así para nada o que las tropas rusas ya ocuparon Crimea en 2014. El proceso terminó con un referéndum y la anexión del territorio considerada ilegal por la comunidad internacional.

Los ucranianos que se arman ante la amenaza de invasión rusa

Entonces, comprobamos en Ucrania cómo poca gente pensaba que Putin tendría las agallas necesarias para anexionarse el territorio, pero las tuvo. No le amilanaron ni las sanciones económicas ni las políticas. Ahora Crimea es rusa y tiene un serio problema de abastecimiento de agua dulce. El Kremlin acusa a Ucrania de bloquear el Canal de Crimea del Norte para desabastecer el territorio y Kiev dice que es propaganda rusa. Otro torpedo a la línea de flotación de unas relaciones ya muy dañadas que amenazan con naufragar definitivamente.

Los políticos piden que no se lancen mensajes alarmistas ni belicistas, pero, cuando uno les pregunta a esos ucranianos que comen Borsch a orillas del Dnipro -como llaman ellos al impresionante Dnieper– hay quien incluso se atreve a poner fecha al ataque ruso: alrededor del 20 de febrero, el día que comenzó la operación sobre Crimea en 2014. Veremos quien lleva razón.

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