A la Conferencia sobre el Futuro de Europea (CoFoE) le costó arrancar. Lo hizo con un año de retraso a causa de la pandemia por COVID-19 y con unas cuantas críticas por la complejidad de los procedimientos. Superados los primeros baches, sigue adelante con la vista puesta en primavera, fecha en las que los ponentes tendrán que dar a luz un informe repleto de recomendaciones que sirvan de guía a las autoridades comunitarias sobre cuál es el sentir de la ciudadanía europea.
En los paneles más recientes que han tenido lugar en la sede del Parlamento en Estrasburgo, una de las cosas que más ha llamado la atención ha sido el gran número de jóvenes. Ellos y ellas han llenado de vida y calor un lugar que no acostumbra a tener tanto movimiento durante el fin de semana y en una ciudad que precisamente de calor, estos días, no va sobrada.
Antes de dar paso a la ciudadanía y a aquellos más jóvenes, hubo tiempo para recordar la figura del recientemente fallecido David Sassoli: “Consideraba esta conferencia como una forma de colocar el proyecto sobre nuevos cimientos”, dijo en el hemiciclo Guy Verhofstadt, el exprimer ministro belga que forma parte de la dirección de la conferencia: “Sassoli trabajó para garantizar que se escuchara la voz de la ciudadanía”.
Ilusión no le falta al madrileño Sebastián Guillén que con tan solo 16 años fue seleccionado como representante de la sociedad europea. Y tiene muchas ganas de ser escuchado: “es el primer paso grande de verdad que he dado en mi vida” nos contaba, porque “este es un proyecto en el que se juntan los políticos con la ciudadanía europea, algo muy importante para que se nos dé voz”.
“Me sorprendió la confianza con la que los ciudadanos defienden sus recomendaciones, incluso ante políticos experimentados“
La Conferencia quiere convertirse en la gran oportunidad para debatir con las tres principales instituciones comunitarias (Parlamento, Comisión y Consejo) algunos de los retos y prioridades de Europa. Guy Verhofstadt no se cansa de alabar la labor que están llevando a cabo los participantes: “Me sorprendió especialmente la confianza con la que los ciudadanos de los paneles defienden sus recomendaciones, incluso ante políticos experimentados”.
Hay dos cosas claras tras los últimos paneles de la CoFoE. Por un lado, tanto la organización como los grupos de trabajo han quedado satisfechos por los pasos que se han dado para unir dos mundos, el de la política y el de la ciudadanía, con el objetivo de mejorar la Europa común.
Ideas y propuestas en saco roto
También es destacable la predisposición de los participantes en la construcción del futuro de la Unión Europea. La Eurocámara está viendo en primera persona a unos ciudadanos involucrados en el proceso con la expectativa de que sus ideas y propuestas no caigan en saco roto.
Pero todos coinciden en que, al final, sin el apoyo de las instituciones, todo esfuerzo habrá sido en vano y que son los políticos los que deben cumplir con las expectativas, demostrar a los ciudadanos que les escuchan y que les toman en serio a la hora de transformar sus propuestas en políticas activas.
En febrero, habrá nuevos paneles en las ciudades de Maastricht y Dublín. Una vez finalizados, habrá que esperar hasta primavera para ir conociendo las resoluciones finales y qué recomendaciones son tomadas en cuenta. Entonces, sabremos algo más sobre las intenciones de las instituciones y el valor que le quieren dar a las ideas de la población europea.