Noticias

Ciberacoso a mujeres: pautas para evitarlo y reaccionar

  • Analizamos cada jornada los bulos que circulan en redes sociales

  • Escríbenos por Whatsapp al 659 800 555 y verificamos por ti los mensajes que recibas

VerificaRTVE
13 min.

Cuando alguien utiliza contenidos, imágenes o escenas de nuestra vida privada publicadas en cuentas de redes sociales para acosarnos o intimidarnos, estamos ante un acoso online o ciberacoso. Lo sufren especialmente las mujeres y aquí te damos pautas para identificarlo, enfrentarlo y denunciarlo.

¿Qué es el ciberacoso?

UNICEF define el ciberacoso como un tipo de intimidación que se produce por medio de tecnologías digitales y que “puede ocurrir en las redes sociales, las plataformas de mensajería, las plataformas de juegos y los teléfonos móviles”. Ese comportamiento “se repite y busca atemorizar, enfadar o humillar a otras personas”. Puede ser exclusivamente digital, pero también suceder complementando un acoso offline (fuera del mundo digital).

Si en algún momento te has sentido humillada, intimidada o amenazada en el mundo digital, eso es acoso online y puedes hacer algo al respecto. Lo primero es mantener la calma y no entrar al trapo con el acosador, no hacerle caso. Ignóralo y habla con alguien cercano sobre lo que te está ocurriendo.

PEN América, una asociación que lucha para la protección de la libertad de expresión en todo el mundo, edita un Manual contra el acoso online con consejos para hacer frente a la situación. Hemos extraído algunas de sus pautas más útiles.

1. Guardar pruebas

Ante el ciberacoso, PEN América recomienda consultar la legislación vigente en el país de residencia. La legislación española, en el anexo del reciente Real Decreto 43/2021, de 26 de enero de 2021, contempla el ciberacoso como una forma de delito de odio, contra la libertad o el honor. Lo incluye como un tipo de acoso basado en tecnologías digitales, con la misma gravedad y penas (prisión de seis meses a dos años).

Si estamos sufriendo acoso online, es importante recabar pruebas, documentar cómo se ha producido el acoso, antes de que borren los mensajes. Para ello existen varias herramientas. La más sencilla es la captura de pantalla. Desde el móvil, dependiendo del modelo, puedes hacer una pulsando a la vez algunos de los botones físicos del dispositivo (habitualmente en su lateral) o buscando la opción en el menú rápido. En ordenadores con sistema operativo Windows puedes usar la tecla “Impr Pant”, para copiar la captura de pantalla en el portapapeles, y después pegar y guardarla en un documento. También puedes capturar la pantalla pulsando a la vez las teclas Windows (el logotipo de Windows), Mayúscula y S. En un Mac, pulsa la combinación de teclas Mayúscula, Command, y 3.

En investigaciones de VerificaRTVE como Las 19 de Mosul también te hemos mostrado recursos para archivar contenidos de internet. Puedes usar Wayback Machine, conocida como “el archivo de internet”, que generalmente se usa para almacenar páginas web, o también Archive.today, más indicada para guardar publicaciones de redes sociales. Llévate a estos sitios la URL que quieres archivar o instala las extensiones existentes (de Wayback Machine y de Archive) para que puedas realizar esta operación tan solo pulsando en el botón que aparecerá en la barra de navegación. Es importante guardar estas capturas antes que avisar a una plataforma que pueda tomar la decisión inmediata de eliminarlas.

2. Bloquear a los acosadores

Una vez documentado el acoso, recomendamos bloquear al acosador en la plataforma en la que se produce el acoso: redes sociales, teléfono móvil o el fijo, aplicaciones de mensajería o el correo electrónico. De esta manera, no podrá comunicarse contigo ni mandarte más mensajes.

Para bloquearle en redes sociales, ve a la página de su perfil y busca tres pequeños puntos verticales. Pulsándolos te aparecerá la opción de “Bloquear”. En aplicaciones de mensajería, busca la información del usuario (normalmente aparece al pulsar el nombre de usuario) y verás la opción de “Bloquear”. En el email encontrarás también esa opción de bloqueo, así como en los contactos del teléfono o en las últimas llamadas y mensajes.

También podemos tratar de prevenir el ciberacoso, evitando que nos lleguen contenidos tóxicos a través de aplicaciones para móviles como Bodyguard. La aplicación, disponible para iOS y Android, usa algoritmos para moderar contenidos e impedir que nos lleguen insultos y comentarios desagradables. Para ello, la aplicación conecta con nuestros perfiles en Twitter, YouTube, Instagram (cuentas profesionales, no personales) y Twitch, aunque aún no permite aplicarlo sobre Facebook, TikTok o Snapchat. A partir de nuestro sexo y edad, permite configurar una serie de reglas de moderación para que elegir qué tipos de insultos eliminar y a quién proteger: desde insultos, amenazas y troleos, hasta discursos racistas, de odio, LGTBfobia, críticas al cuerpo o acoso sexual.

3. Restringe el acceso a tus cuentas

Como opciones extra de seguridad, puedes restringir el acceso público a tus cuentas, privatizando el acceso a tus perfiles en redes para que solo sean visibles a quien decidas. En Twitter, puedes proteger tus tuits dentro del apartado “Privacidad y Seguridad” (busca en el menú “Configuración” en la app móvil o “Más opciones” en ordenadores). En el apartado “audiencia y etiquetas” es donde puedes activar la opción “protege tus tweets”, que hará que tus publicaciones e información de la cuenta solo sean “visibles para las personas que te siguen”. A partir de que actives esta opción, recibirás una notificación cuando alguien quiera seguirte, para que lo aceptes o lo rechaces. En esta sección de “Privacidad y Seguridad” también puedes bloquear y silenciar cuentas, restringir los mensajes directos y configurar tu visibilidad (que no puedan encontrarte en Twitter por tu número de teléfono o dirección de correo).

Para Facebook, en las opciones de configuración hay un apartado de “Privacidad”. Ahí puedes configurar opciones similares a las que te hemos explicado en Twitter. Hay una guía paso a paso para ello si pulsas en la opción “Comprobar algunas opciones importantes” y luego “Quién puede ver lo que compartes”. Y en Instagram, en la rueda dentada de configuración en tu perfil, con la opción “Privacidad y seguridad” puedes también hacer privada tu cuenta, eliminar comentarios que incluyan palabras ofensivas o controlar las imágenes en las que te etiquetan. Puedes ver estos apartados en la siguiente imagen.

Opciones en Twitter, Facebook e Instagram para limitar el acceso a tus publicaciones en redes sociales VerificaRTVE

4. Denuncia a quien acosa

Además de bloquear, en algunas aplicaciones puedes denunciar ante los administradores el comportamiento del usuario. Lo hemos visto en algunos de los más comunes: Twitter, Instagram, Gmail.

La opción de 'Bloquear' cuentas de usuario en diversas redes sociales, aplicaciones de mensajería y en las llamadas y mensajes del móvil VerificaRTVE

También te recomendamos denunciar lo sucedido ante la Policía Nacional o el Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil. Y puedes pedir la retirada urgente de materiales publicados en internet sin consentimiento expreso mediante el Canal Prioritario de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD).

5. Cuidado con acusar públicamente

Si quieres denunciar el hecho haciéndolo público en redes, recuerda que es mejor no mencionar directamente al acosador: denuncia el hecho en sí, no la identidad del acosador. Puedes crearte un problema si publicas imágenes de personas sin su consentimiento, aunque sean personas o cuentas que te han estado atacando.

Para más información, Safe Hub Collective, un grupo de activistas feministas de Boston, ofrece una Guía de Seguridad Digital para Feministas Autogestivas, traducida al español, con información técnica sobre la promoción de espacios seguros digitales para todos. La guía incluye herramientas para proteger tu anonimato en Internet, como medida de prevención ante amenazas digitales, mediante extensiones, navegación cifrada (usando Tor, Tails o VPNs). Sus recomendaciones sobre ciberseguridad son similares a las que te hemos ofrecido desde VerificaRTVE.

6. ¿Puedo identificar de antemano a los acosadores?

El LISA Institute, una entidad especializada en formación en Inteligencia, Ciberseguridad y Ciberinteligencia, explica que este tipo de agresores suelen ser personas con baja autoestima y baja tolerancia al rechazo y a las opiniones contrarias a la suya. Son personas con personalidades obsesivas y narcisistas, incluso paranoides, que emplean la mentira de manera compulsiva para tratar de humillar a sus víctimas y provocarles sentimientos de culpabilidad.

Los acosadores suelen compartir esos patrones, pero no existen dos acosadores iguales. De hecho, una situación que cada vez se vive más en las redes sociales es la de la generación de turbas que atacan en conjunto a una persona. Al sentirse resguardados por el grupo, personas ajenas a ese tipo de comportamientos hostiles pueden aumentar la violencia de su comportamiento. Le puede suceder a cualquier persona anónima que tenga un comportamiento que la turba considere “inadecuado”, como a la voluntaria de Cruz Roja llamada Luna cuando abrazó a un inmigrante negro en la crisis de Ceuta.

7. Para conocer los patrones del ciberacoso

El acoso puede adoptar varias formas: desde la difusión de información privada o directamente desinformación sobre la persona acosada hasta el envío de mensajes denigrantes o amenazantes. Puede además incluir la suplantación de identidad para ejercer este acoso. PEN America proporciona un glosario de términos para distinguir los distintos tipos que existen.

El LISA Institute distingue entre el acoso que se produce en el entorno de la pareja (que puede derivar en violencia de género digital, como te explicamos más adelante), el que ataca a colectivos vulnerables (como menores o miembros del colectivo LGTBIQ+) y el ciberacoso sexual (conocido como sextorsión).

La Asociación Stop! Violencia de Género Digital diferencia el ciberacoso del acoso tradicional: no es necesaria la relación física previa entre agresor y víctima, puede requerir cierta destreza tecnológica y el alcance de la difamación es mayor, tanto en el tiempo como en la dimensión social. En algunos aspectos, el acoso online o ciberacoso es una extensión del acoso tradicional aunque difiere en que, como afirma Save The Children, “no hay contacto directo cara a cara y se prolonga más en el tiempo a causa de la viralización del contenido mediante su difusión, perdiendo el control sobre el mismo”. Esta asociación distingue los tipos de acoso en función de la edad de víctima y agresor.

8. Por qué enfocamos esta pieza hacia las mujeres

Más que la edad, la principal variable del acoso es el género: en 2019, UNICEF advirtió de que estos ataques se ceban especialmente con las niñas, y Plan Internacional publicó un informe en octubre de 2020 en el que mostró la gran incidencia del ciberacoso en las mujeres.

Según esta ONG, casi el 60% de niñas y jóvenes encuestadas habían sufrido algún tipo de acoso online en redes sociales. La encuesta, realizada a más de 14.000 jóvenes de todo el mundo, reflejó también que este tipo de violencia digital la han sufrido, sobre todo, chicas entre los 14 y los 16 años, con casos incluso desde los 8 años. El acoso digital incluía “la recepción de mensajes explícitos, imágenes de contenido sexual, ciberacoso, amenazas de violencia física y sexual, comentarios racistas y anti-LGTBIQ+, humillaciones y burlas, y ataques por su aspecto físico”. El II Estudio sobre Acoso Escolar y Ciberbullying de la Fundación Anar confirma que las mujeres tienen más probabilidades de enfrentarse a acoso online (66,7%) que los hombres (33'3%). En Objetivo Igualdad, el programa de RTVE que busca desmontar estereotipos sexistas y dar visibilidad a las mujeres, trataron recientemente el problema del acoso callejero que sufren especialmente chicas adolescentes y mujeres jóvenes.

9. Si eres periodista

Uno de los colectivos más vulnerables es el de las periodistas. Como puso de manifiesto un informe de la UNESCO en 2021, un 73 % de las ellas reconoció haber sufrido alguna vez acoso en internet por su trabajo. En noviembre de 2021, la periodista de RTVE Anna Bosch denunció en Twitter una campaña de odio por un tuit sobre el caso de Kyle Rittenhouse (el joven absuelto de matar a dos manifestantes en los disturbios raciales de Wisconsin). Debido a la polémica que suscitó el hecho y aunque se limitó a recoger la noticia de la sentencia, la periodista tuvo que soportar insultos y expresiones vejatorias. en Reino Unido, la periodista Marianna Spring ha relatado cómo investigó a los trols que la acosaban.

Por su trabajo público, las reporteras están especialmente expuestas al acoso online y diferentes asociaciones publican guías específicas que proporcionan consejos y herramientas para que puedan defenderse. Es el caso de la Guía de la Red Global de Periodismo de Investigación (GIJN, por sus siglas en inglés) con recursos para mujeres periodistas o la ‘Guía para sindicatos y medios de comunicación para combatir el acoso online a mujeres periodistas’ publicada por la Federación Internacional de Periodistas (IFJ, por sus siglas en inglés). La IFJ también publicó un artículo aconsejando qué hacer ante este tipo de acoso en redes sociales: identificar y documentar el abuso, protegerse digital y físicamente (por ejemplo, si hay amenazas específicas y directas), compartir el caso con los compañeros de trabajo, amigos y familiares y, desde una postura más activista, exigir a gobiernos y directivos de medios de comunicación que emprendan medidas corporativas para luchar contra el acoso a las periodistas.

Si sufres algún tipo de acoso online, no lo dudes: archiva y documenta todas las pruebas del acoso, bloquea al acosador o acosadores para que no puedan volver a comunicarse contigo y denuncia la situación en tu entorno, en redes (sin atacar directamente al acosador) y ante la Policía. La mayoría de la gente no te está atacando, estará contigo.

El ciberacoso como forma de violencia de género

La violencia de género digital (VGD) es un concepto que el Observatorio Español de Delitos Informáticos (OEDI) define como una “violencia (daños, amenazas, sufrimiento, amenazas, coacciones y otras formas de privación de libertad) a través de las tecnologías, redes sociales u otras plataformas”. Esta violencia se ejerce “de forma sostenida en el tiempo, con la única finalidad de dominación e intromisión sin consentimiento a su privacidad como forma de control”. Supone, por tanto, una traslación de la violencia de género del mundo real al mundo digital.

La VGD puede darse de muchas maneras cuando se produce en pareja, como nos explica en este vídeo la organización ‘Pantallas Amigas’. Suele implicar una gradación creciente de intensidad en varias fases, de menos a más:

  1. Acoso: a través de las cuentas públicas de redes sociales, si no se conoce a la víctima, para entablar una relación, por ejemplo. Puede empezar como algo leve e ir aumentando.
  2. Abuso de confianza: si víctima y agresor se conocen, el agresor puede usar su confianza para espiar la identidad digital de su víctima. Un ejemplo es pedirle ver sus redes (sobre todo si son privadas) o programas de mensajería (como WhatsApp) para ver con quién y sobre qué se escribe.
  3. Censura: prohibir los contenidos que comparte la víctima, ya sean imágenes, vídeos o conversaciones.
  4. Control: exigir a la víctima respuestas inmediatas a sus mensajes, obligar a que mande imágenes íntimas, pedir las contraseñas de las cuentas digitales, espiar directamente mediante software específico instalado sin consentimiento de la víctima.
  5. Amenaza y chantaje: si no se cumplen las demandas anteriores o si la relación se rompe, el agresor usa contenidos delicados o material sensible sustraídos o proporcionados por la víctima para amenazar o chantajear a la víctima, normalmente para retomar la relación tóxica. Esta actuación se conoce como “revenge porn” (venganza porno, en inglés)

Desde la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) apuntan a estar atentas ante indicios de que el posible acosador pueda estar tratando de hacer perder la privacidad de su víctima a través del móvil. Si disminuye bruscamente la duración de la batería, se calienta o reinicia de manera anormal o incluso produce interferencias en otros aparatos como la radio, el televisor o el ordenador de manera prolongada, hay que sospechar.

Ante situaciones así, la AEPD recomienda revisar las aplicaciones del móvil por si hay alguna que no recordemos haberla instalado, restaurar la configuración de fábrica (dejarlo tan vacío como cuando lo compramos) o acudir a un servicio técnico especializado. También nos ofrece recomendaciones para proteger la privacidad en nuestros dispositivos móviles.

Noticias

Televisión

Radio

Deportes

Infantil

A la Carta

Playz