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Juan Lerma: "Entender cómo está hecho el cerebro es fundamental para entender una enfermedad y curarla"

  • Entrevistamos al director del nuevo Centro Internacional de Neurociencia Cajal que el CSIC prepara para 2022

  • "Queremos convencer al talento, de aquí o de Budapest, de que aquí se puede hacer buena ciencia", afirma

SOFÍA SOLER
9 min.

Saber más sobre cómo amamos, crecemos, aprendemos, pensamos o sentimos podría ser la clave para prevenir la esquizofrenia o recuperar los recuerdos de un enfermo Alzheimer. No hablamos de ideas románticas, sino de conocer en profundidad cómo funciona nuestro cerebro, cómo se desarrolla, cómo envejece... El CSIC prepara la apertura en el próximo año del nuevo Centro Internacional de Neurociencias Cajal (CINC), dedicado a nuestro órgano “más complejo". Con el fin de acercarnos a las ambiciones de este proyecto, hemos entrevistado a su director, el neurocientífico Juan Lerma, quien desgrana la relevancia social de un ámbito, a veces, olvidado.

Según datos europeos, en 2010, se registraron "127 millones de personas afectadas por alguna dolencia del cerebro, 60 millones con problemas de ansiedad y 40 millones con problemas de depresiones y asociados. Estamos ante una pandemia mucho mayor que la del coronavirus. Es urgente investigar las causas y el funcionamiento del cerebro”, afirma. En nuestra conversación, a través de citas y referencias, se une un tercer invitado: Santiago Ramón y Cajal, “quien fundó la neurociencia moderna”.

Pregunta: El nombre del CINC reivindica el papel histórico de España en el ámbito de la neurociencia a la vez que expresa su afán internacional. ¿Son esas sus ambiciones?

Respuesta: Queremos que tanto los neurocientíficos españoles como no españoles se junten y compartan ideas, estrategias y objetivos. Lo importante de tener personas no nacionales en el centro es que las visiones serán diferentes. Así, los problemas se pueden abordar y resolver mejor. Pero no estoy diciendo que si fueran solo españoles sería endogámico, porque sus orígenes también pueden ser múltiples. De hecho, lo que está revelando el proyecto es que puede ser un mecanismo de recaptación y recuperación de talento que estaba fuera.

"Puede ser un mecanismo de recaptación y recuperación de talento que estaba fuera"

P: Y están ya reclutando hasta a 30 líderes de grupo...

R: Tenemos una convocatoria abierta para que [los investigadores] expresen su interés de una manera completamente abierta y fácil. Estamos recibiendo bastantes, también de una gran cantidad de españoles asentados en otros países que, al ver este proyecto, parece que se les ha pasado por la cabeza volver.

P: ¿Por qué? ¿Es la primera vez que han tenido la oportunidad?

R: A lo mejor es por la forma en la que el proyecto está planteado: como un centro autónomo, con una gobernanza propia y, preferentemente, no basado en funcionarios. Ahora mismo, como centro del CSIC, va a tener que ser una estructura mixta, donde funcionarios y no funcionarios puedan coexistir.

P: Iría en la línea de lo que se ha conocido del anteproyecto de la nueva Ley de Ciencia.

R: Es todavía un borrador, pero ojalá la Ley de Ciencia se alinee con estos principios y facilite que los centros adquieran este tipo de gobernanza. En ciencia, depender de la administración central plantea una serie de problemas que hay que solventar y creo que de ahí vienen las quejas de los científicos: hay una fiscalización excesiva que muchas veces coarta la libertad de acción y la efectividad.

Es una lástima que -con todo el entusiasmo y conocimiento que tiene después de años de trabajo- un científico tenga que dedicar horas de su larguísima jornada laboral a sacar papeles burocráticos. Es como decirle a un futbolista que parte de su labor de entrenamiento es llevar balones al campo y cortar el césped. ¡Imagínate a Messi cortando el césped!

No solamente hay que reforzar las plantillas de investigación con gente buena, también hay que reforzar las plantillas a todos los niveles: ayudantes y técnicos, de laboratorio, tecnólogos que sepan utilizar el equipamiento, administrativos... Pretendemos que todo eso esté solventado en el centro, pero requiere financiación y hay que ver de dónde la sacamos. Probablemente haya que recurrir a proyectos europeos, proyectos con empresas…

P: ¿Cómo se plantean ese reto de financiación?

R: Con proyectos que puedan financiar fundaciones, proyectos con empresas, contratos… También hay que captar dinero del European Research Council o cualquier otro programa europeo. Pero tenemos una visión de involucrar a entidades públicas y privadas españolas para que nos ayuden con esto. Porque es un proyecto interesante, ilusionante y disruptivo. Esto no lo podemos hacer solos.

P: ¿De qué manera estas investigaciones pueden ayudarnos a conocer más enfermedades con un impacto social importante, como la esquizofrenia, el autismo, el Alzheimer o, incluso, la depresión?

R: Siempre pongo el ejemplo de un coche, de un motor. Hay que entender cómo está hecho, cuáles son los elementos y cómo están dispuestos en el espacio de una manera coherente y funcional. De tal forma que, cuando hay un ruido o no arranca, el experto te dice qué es lo que le pasa.

"Entender cómo está hecho el cerebro es fundamental para entender una enfermedad y curarla"

Lo mismo pasa con el cerebro. Hay que entender cómo se hace el cerebro, cómo se forman los circuitos durante el desarrollo, cómo se ponen las neuronas en un lugar y no en otro. Ya conocemos muchos genes que tienen que ver con el desarrollo del cerebro, cómo se mueven las células, cómo se genera el fenotipo celular, etc., pero también sabemos que hay enfermedades mentales que surgen de errores de esos procesos. Una puede ser la esquizofrenia. También es el caso del autismo y otras muchas, aunque también puedan surgir de otros errores que no tienen que ver con el desarrollo. Entender cómo está hecho el cerebro, cómo se organiza y cómo funciona es fundamental para poder llegar a entender una enfermedad y curarla.

P: Y no solo enfermedades… En sus áreas de investigación hablan también del comportamiento humano. ¿Cómo aprendemos, amamos o actuamos son también cuestiones importantes para la ciencia?

R: Esa es la importancia del cerebro: es lo que nos hace humanos. Amar, querer, ver, entusiasmarnos, almacenar la memoria, pensar, recordar. Es el asiento de la conciencia. Hay que entender eso para entendernos a nosotros mismos. Todo ello tiene unas connotaciones que está al margen de las enfermedades, aunque sea urgente poder entenderlas y desarrollar terapias para curarlas. Pero son partes del mismo pastel. Entendiendo una cosa, podemos entender la otra.

P: ¿La investigación en torno al envejecimiento cerebral tiene el peso suficiente en una sociedad que cada vez vive más?

R: Se está potenciando. Nosotros hemos empezado un programa dentro del CSIC que está abordando cómo envejece el cerebro, no solamente de forma patológica, sino también de forma fisiológica. Yo no doy lo mismo que cuando tenía 30 años. La causa sabemos que es el paso de la vida, pero si conocemos los mecanismos que lo producen, a lo mejor, lo podemos retrasar.

Ya hay cosas que sabemos de forma empírica. Es pura epidemiología: una estadística dice que si has ido a la universidad tienes muchas menos posibilidades de desarrollar una demencia como el Alzheimer a los 60 años. Esto indica que la gimnasia cerebral, de la que hablaba Cajal hace más de un siglo, es buena. La actividad intelectual, tener a tu cerebro ocupado, hacerle trabajar, es bueno para que no se deteriore. Leer, relacionarse con gente, estar al día...

¿Por qué? Sabemos que hay unas estructuras en las neuronas que se llaman espinas dendríticas, donde se forman las conexiones sinápticas que conectan unas neuronas con otras. Unas espinas van desapareciendo, otras van apareciendo con la actividad y conforman nuestra capacidad de aprender, etc. Siendo activo, uno mantiene esas espinas dendríticas. Todo esto se está empezando a entender ahora, pero hay que profundizar en ese conocimiento.

P: ¿Estará también el Centro Cajal en la búsqueda de aplicaciones, tecnologías y fármacos?

R: Decía Cajal que allí donde surgen los hechos, brotan de inmediato las aplicaciones. Se podrá aplicar hoy o dentro de diez años, pero aplicarse se podrá aplicar. Un ejemplo clarísimo ha sido la pandemia. Si no hubiera estado todo ese conocimiento ahí, jamás hubiéramos podido tener una vacuna en un año.

"Decía Cajal que allí donde surgen los hechos, brotan de inmediato las aplicaciones"

El problema del cerebro es que está aislado de toda la circulación. Los fármacos que se dan por vía oral tienen que poder atravesar la barrera hematoencefálica, que es bastante selectiva. Hay fármacos que son muy eficientes y la pasan, pero otros se quedan por el camino. Esto quiere decir que tenemos que aumentar la dosis para conseguir una determinada concentración en el cerebro. Pero el resto de la dosis está en el cuerpo y hay órganos que sufren. En el cerebro, el fármaco atraviesa la barrera e invade todo, no actúa solo donde tiene que actuar, y surgen los efectos secundarios. Un ejemplo claro son los antihistamínicos, que atraviesan la barrera y generan sueño. Hay que desarrollar sistemas de liberación de fármacos que sean un poco más específicos, un poco mejores. Hay que desarrollar nuevos sensores poder estudiar la actividad cerebral sin necesidad de abrir el cráneo…

El CSIC va a instalar al lado del CINC al Instituto de Química Médica y al Instituto de Química Orgánica. Queremos aprovechar esa vecindad para poder desarrollar moléculas nuevas que, por ejemplo, puedan paliar la pérdida de memoria en los enfermos de Alzheimer. Hay experimentos en modelos animales, en los que se han recuperado recuerdos perdidos. Esto es muy llamativo porque abre la puerta a que los enfermos de Alzheimer no hayan perdido sus recuerdos. Es algo que hay que estudiar y que es urgente.

P: Y volviendo a Cajal. Le pregunto lo mismo que se preguntaba él en sus Reglas y consejos sobre investigación científica: “¿Cómo proseguir cuando a nadie interesa nuestra obra?”. Durante las últimas décadas, ¿ha habido una falta de interés e inversión en España?

R: Aquí chocamos con el carácter de los políticos, los que toman las decisiones de cuánto dinero se dedica a qué. Tenemos el problema de que la investigación científica es extremadamente lenta y cara. Si uno quiere progresar en ciencia tiene que hacer un esfuerzo continuado y grande. Los esfuerzos pequeños no culminan… Tiene que ser cómo se planteó Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial. Entonces alguien dijo que el éxito de la ciencia surge por rebosamiento, es decir, que haya mucho, para que el vaso se llene y rebose. Lo que rebose será lo que llega a la sociedad.

La investigación tiene que ser mantenida de forma decidida y constante. Si no, todo el talento que tenemos aquí se va fuera y, además, no atraemos al de fuera. Eso es una cosa que queremos paliar en el CINC. Queremos convencer al talento -nos da igual que sea de aquí o de Budapest- de que aquí se puede hacer buena ciencia. Tanto o mejor que en Estados Unidos, ¡y sin un clima tan duro como en Finlandia o Alemania!

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