El precio de la luz en el mercado mayorista alcanzará un nuevo máximo histórico este martes, hasta los 130,53 euros el megavatio/hora (MWh), el octavo en lo que va de mes y una cifra tres veces superior a la de hace un año. La electricidad comenzó su ascenso a principios de año con la borrasca Filomena, se aceleró a partir de mayo y repuntó con fuerza en julio y agosto, cuando ha marcado niveles nunca antes vistos. A esto hay que sumar la gasolina y alimentos básicos como el aceite o la fruta, que han emprendido una escalada sin freno que supone una losa cada vez más pesada para el bolsillo de las familias.
Según los datos avanzados este lunes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el índice de precios de consumo (IPC) se situó en agosto en el 3,3 %, la tasa más alta desde octubre de 2012. Detrás de esa subida se encuentran factores como los incrementos en las materias primas, problemas en cadenas de suministro o fenómenos climáticos. Pero, sobre todo, el alza en el precio de la energía.
Y es que, según el INE, la electricidad se ha encarecido en casi un 17 % en lo que va de año, los carburantes un 17,6 %, el gas un 10,8 % y los combustibles líquidos un 32,7 %. Unas subidas que se traducen en aumentos en los costes de producción, transporte y distribución de las empresas. “Es verdad que desde el inicio del año se habla de un incremente del coste de materias primas que puede estar afectando a diferentes sectores”, apunta en una entrevista en TVE el director general de la Asociación de Empresas de Supermercados (ASEDAS), Ignacio García Magarzo, quien sin embargo considera que en el sector de la alimentación “siguen muy estables y la garantía de que seguirán así es que en nuestro país existe una gran competencia”.
Según nos explica, los contratos entre proveedores y distribuidores contemplan este tipo de sobresaltos para reducir en lo posible su traslado al consumidor. “¿Qué buscan los distribuidores? Subir lo menos posible o subir o lo más tarde posible los precios, porque si no, pierden clientes. Eso, que deriva de la estructura de la distribución, es una garantía de que en circunstancias como estas, los precios de alimentación se van a mantener lo más estables posible”, recalca.
Los precios de los alimentos también suben: el aceite, un 20 %, y la fruta, un 5 %
Sin embargo, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) denuncia que estas subidas del coste de la energía están empezando a afectar también a la producción y el transporte de productos de alimentación: desde enero de 2021, el IPC de los alimentos y bebidas no alcohólicas se ha incrementado un 1,5 %. Un dato “preocupante”, explica a RTVE.es el portavoz de la OCU, Enrique García, “por cuanto afecta directamente a las economías más vulnerables; y más ahora cuando el 45 % de los hogares ha sufrido una pérdida de ingresos durante el año pasado”, según una reciente encuesta sobre el índice de solvencia familiar realizado por la organización.
En lo que va de año, las partidas que más han subido son los aceites y las grasas (20 %), el agua mineral, los refrescos y los zumos (7,4 %), la fruta fresca (4,6 %), los huevos (3,5 %) y la carne de ave (3 %). Entre las pocas partidas que bajaron sus precios destacan las legumbres y hortalizas frescas (-1,3 %) y el pescado, fresco y congelado (-1,2 %).
“Hay sectores donde la electricidad es un elemento muy importante de la cadena de producción, por ejemplo, la carne de pollo. Es un producto que tiene un precio normalmente estable; sin embargo, ya hemos visto una subida en su precio en lo que va de año”, explica el portavoz, que lo achaca al “importante papel” que tiene la electricidad en la producción, el sacrificio, la conservación, el transporte y la distribución del producto. “Aquí se traslada más rápido que en otros sectores”, afirma, mientras que en otros, como la fruta o el pescado, también influyen factores como la captura o la climatología.
Una consecuencia de la recuperación
Por su parte, la doctora en Economía y profesora de la Universidad de Granada Virginia Rosales explica a RTVE.es que esta subida en los precios, además del aumento en la electricidad, “también se debe al proceso de recuperación económica que estamos viviendo tras la enorme contracción del año pasado a causa de la pandemia”. “La economía ahora trata de volver a su estado anterior y para eso se han llevado a cabo políticas expansivas tanto fiscales como monetarias. Esa inyección de dinero de alguna manera también ha hecho que los precios suban”, añade.
Precisamente el Banco Central Europeo (BCE) revisó en julio su estrategia en este sentido por primera vez en 18 años y elevó el objetivo de inflación al 2 % a medio plazo, dejando atrás la meta "algo por debajo pero cercana al 2 %" que imperaba hasta ahora y siendo consciente de que “los precios iban a estar por encima de esa cifra durante un margen de tiempo, con motivo de la recuperación”, recalca la doctora. A su juicio, “tenemos que intentar que no se descontrole, pero en el corto y medio plazo no pasaría nada porque la inflación suba un poco, de momento no tenemos que asustarnos”.
También el Banco de España se ha hecho eco de la relación entre el coste de la electricidad y la subida de los precios. Según su último informe, el alza de la electricidad durante los primeros seis meses de este año es responsable de casi el 30 % del repunte de la inflación.
“Entre diciembre de 2020 y junio de 2021, los precios del mercado mayorista aumentaron un 98,5 %. De este incremento, el encarecimiento de los permisos de emisión de CO2 explicaría una quinta parte, y los mayores precios del gas, casi la mitad. Ello habría repercutido sobre los precios del mercado minorista, de modo que el encarecimiento de la electricidad en los seis primeros meses del año habría contribuido en casi un 30 % al repunte de 3 puntos observado de la inflación general”, explica el supervisor.
Además, los analistas del Banco de España recalcan que la contribución del precio de la electricidad a la inflación general en los últimos meses en España es superior a la observada en las principales economías de su entorno, algo que en parte se explica porque el precio de la electricidad al que hacen frente los hogares es sustancialmente más volátil en España que en otros países cercanos.
Un sobrecoste para las familias de 505 euros, según la OCU
Lo cierto es que el recibo de la luz está siendo uno de los quebraderos de cabeza del Gobierno en los últimos meses. A pesar de que ha puesto en marcha diversas medidas para poner freno a esta escalada de precios, entre ellas, una rebaja del IVA del 21 % al 10 % hasta final de año, los incesantes aumentos del precio de la energía se han comido ya casi todo el ahorro. Y lo peor, avisan los expertos consultados por RTVE.es, está por llegar, ya que los mercados de futuro estiman que la luz seguirá en la cota de los 90 euros hasta febrero del próximo año, cuando comenzará a reducirse, aunque “muy lentamente”.
De hecho, agosto cerrará como el mes con la factura de la electricidad más cara de la historia, después de batir hasta ocho récords. El precio medio de la luz este martes en el mercado mayorista -130,53 euros/MWh- será un 5 % superior, unos seis euros, al alcanzado este lunes -124,45 euros/MWh- y un 30,8 % más alto, unos 36 euros, que el registrado hace tan solo una semana hace una semana -99,76 euros/MWh-.
“Si la subida de precio de la energía persiste, desde OCU pensamos que esto se va a trasladar poco a poco a los consumidores", subraya García. No obstante, "dependerá del nivel de competencia de cada producto en concreto: donde no haya competencia, el traslado va a ser inmediato; mientras que en entornos de competencia mayor, alguna empresa optara por reducir su margen a costa de ganar clientes”, apunta.
De esta manera, la organización calcula que este encarecimiento de la energía va a provocar un sobrecoste para las familias de 505 euros: 311 euros para la gasolina y 250 euros para el diésel, 55 euros para el gas y 139 en electricidad, ya aplicada la rebaja del IVA.
¿Amenazará la recuperación?
Ante este contexto, la doctora en Economía anima a no bajar la guardia y "estar preparados para que suba un poco más la inflación” durante los próximos meses, no solo por las políticas expansivas llevadas a cabo por gobiernos e instituciones, sino por el aumento de dinero en circulación a raíz del incremento del ahorro durante el confinamiento. “Todo ese ahorro contenido va a salir como cuando abres una botella de champán”, afirma. Pero, ¿amenaza esta alza en los precios con frenar la recuperación?
“Habrá que estar atentos en ver si en algún momento ese crecimiento y subida de precios se va acelerando demasiado y los gobiernos y el BCE tienen que intervenir y aplicar políticas más restrictivas para frenar un poquito si este crecimiento va más acelerado”, explica la profesora. Según recalca, “nada es gratis” y “recuperar las economías tras una contracción tan pronunciada tiene un coste”, que en este caso es el aumento generalizado de los precios.