El terremoto de magnitud 7,2 en la escala de Richter que asoló este sábado el sur y otras zonas de Haití ha causado al menos 724 muertos y más de 2.800 heridos, así como cuantiosos daños materiales, agravando la ya de por sí difícil situación del país caribeño, el más pobre de América.
Según el último balance emitido este domingo por Protección Civil, 500 personas murieron en el sur, 100 en Grand'Anse, 122 en Nippes y dos en el noroeste.
El terremoto destruyó "muchos" hospitales, escuelas, iglesias, hoteles y empresas privadas, ha anunciado en rueda de prensa Jerry Chandler, director general de Protección Civil, mientras continúa la evaluación de los daños y las tareas de rescate, que se pueden complicar con la llegada de la tormenta tropical Grace, que azotará Haití con fuertes lluvias el lunes.
Tras una noche con réplicas del gran terremoto del sábado, este domingo varias máquinas pesadas, camiones y retroescavadoras intentan mover grandes bloques de piedra en los edificios derrumbados en Los Cayos, cerca del epicentro del seísmo, a unos 160 kilómetros de la capital, Puerto Príncipe.
Marcel François, cuya casa de dos pisos ha quedado reducida a ruinas, asegura a AFP que da "gracias a Dios y también a mi teléfono porque pude decirle a la gente de fuera donde estaba ubicado". Su hermano menor, Job, ayudado por los vecinos, pasó más de tres horas sacándolo de entre los escombros con la única fuerza de sus brazos.
"Estaba en el autobús para ir a trabajar cuando ocurrió el terremoto. Logré llamar a Marcel por teléfono pero me dijo: 'Ven y sálvame, estoy debajo del cemento'", cuenta Job François.
Ayuda exterior
El Ministerio de Salud ha enviado personal y medicamentos al suroeste de la península, la zona más afectada, pero la logística de emergencia se ve comprometida por la inseguridad que ha asolado a Haití durante meses, incluyendo el asesinato del presidente del país, Jovenel Moise, a principios de julio.
La única vía que conecta la capital con la mitad sur del país atraviesa el barrio de Martissant, que se encuentra bajo control de bandas armadas que impiden la libre circulación.
Los pocos hospitales de las regiones afectadas luchan por brindar atención de emergencia a los heridos.
Rescatan con vida a dos niños en Haití atrapados durante horas entre los escombros
Muchos países, incluidos Francia, Estados Unidos, México, Ecuador o República Dominicana han ofrecido su ayuda con el envío de personal, suministros de emergencia y equipo médico.
También España, que espera la respuesta del Gobierno haitiano para saber las necesidades. Según fuentes diplomáticas, no consta que ninguno de los españoles residentes en la zona -un total de 133- se haya visto afectado por la catástrofe.
El papa Francisco ha expresado su "solidaridad" con el pueblo haitiano y ha mostrado su deseo de que la "comunidad internacional" se involucre en paliar las consecuencias del desastre.
El primer ministro del país, Ariel Henry, que declaró el estado de emergencia durante un mes en los cuatro departamentos afectados por el desastre, ha agradecido este domingo el apoyo de la comunidad internacional. "Queremos dar una respuesta más adecuada que en el terremoto de 2010.
Toda la ayuda exterior debe ser coordinada por la Dirección de Protección Civil", ha afirmado Henry, al tiempo que ha apelado a sus conciudadanos a la "unidad nacional". "Olvidemos nuestras peleas", ha pedido.
Haití aún no se ha recuperado de las consecuencias del gran terremoto que el 12 de enero de 2010 asoló la capital, Puerto Príncipe, y otras zonas del país. Más de 200.000 personas murieron, 300.000 resultaron heridas y un millón y medio de haitianos se quedaron sin hogar.
Los esfuerzos por la reconstrucción del país se han visto obstaculizados por una fuerte inestabilidad política.