Pedro Castillo ya es el nuevo presidente de Perú tras imponerse en un ajustado resultado en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales a su rival, la derechista Keiko Fujimori. El recuento se alargó y, pese a que matemáticamente Castillo se impuso, la proclamación no se ha hecho oficial hasta que el Jurado Electoral ha revisado las actas impugnadas y las denuncias de fraude.
Castillo, un hombre con escasa experiencia política, tendrá ahora que hacer frente a la polarización política y a las diferentes crisis que sufre Perú.
Maestro rural y líder sindical
Castillo nació en 1969 en la pequeña localidad de Tacabamba, en el departamento de Cajamarca, en los Andes. En su juventud fue agricultor y participó en las milicias de autodefensa campesina, para después convertirse en maestro rural y licenciarse en Pedagogía.
En 2017 fue uno de los protagonistas de la huelga de docentes que exigían mejoras salariales y más inversión en educación. Entonces formaba parte del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación y encabezaba la Federación Nacional.
Hasta entonces era un completo desconocido, y para muchos peruanos lo seguía siendo cuando decidió dar el salto a la política nacional y presentarse como el candidato de Perú Libre en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, celebrada el pasado abril. Las encuestas le situaban en las últimas posiciones, por lo que su pase a la segunda vuelta fue toda una sorpresa.
"Tiene una historia de vida que no se relaciona con las élites limeñas, no tiene vínculos con ellas, como hacen habitualmente todos los candidatos, que conversan con las principales empresas, para tener apoyo, dar tranquilidad a los empresarios - explica a RTVE.es desde Lima la politóloga peruana Katherine Zegarra - Castillo no tiene esa dinámica de hablar con ellos, sino una relación distante incluso con la prensa limeña".
"Representa el anti-establishment, sobre todo por su discurso de cambio de la Constitución y de modelo económico", añade Zegarra.
Socialista moderado en lo económico y conservador en lo social
El partido Perú Libre se declara "marxista leninista", pero Castillo ha ganado las elecciones con un programa socialista y un discurso que moderó antes de la segunda vuelta. Su "plan de gobierno" incluye un plan para superar la pandemia de coronavirus (Perú es uno de los países del mundo con peores datos); subidas de impuestos a las empresas nacionales y extranjeras; aumento de la inversión pública en educación y sanidad, y la convocatoria de una Asamblea Constituyente para cambiar la Constitución, heredada de los tiempos de Alberto Fujimori.
Uno de sus objetivos es aumentar la participación del estado en los beneficios de las empresas mineras del cobre, una de las mayores riquezas naturales del país.
Su programa económico contrasta con el neoliberalismo de Keiko Fujimori. Por el contrario, ambos están más cerca en moral y en el reconocimiento de derechos. Castillo, católico y conservador, dice defender "la familia" y ha declarado que personalmente se opone a la despenalización del aborto (que, sin embargo, el programa de su partido sí contempla) y al matrimonio entre personas del mismo sexo.
Apoyo rural y de los anti-fujimoristas
El candidato de Perú Libre ha contado con el apoyo de las regiones andinas que se sienten abandonadas por el Estado. También cuenta con el soporte de activistas y colectivos anti-fujimoristas, que temen que el expresidente Alberto Fujimori, en prisión por crímenes de lesa humanidad, salga de la cárcel indultado por su hija.
Sus detractores le tachan de radical y destacan que no tiene ninguna experiencia en gestión pública.
"Se contradice en los temas y no genera predictibilidad, con manifestaciones incluso antidemocraticas sobre cerrar instiuciones, de las que luego se ha retractado", explica Katherine Zegarra. La politóloga cree que hay que esperar a saber quién elige Castillo para los importantes puestos de primer ministro y ministro de Economía, y destaca que antes de la segunda vuelta electoral Castillo recabó el apoyo de Pedro Francke, economista de Juntos por Perú, de izquierdas pero conocido por la elite limeña.
Castillo gobernará Perú en medio de una profunda crisis económica, política y social, a la que ahora se ha sumado la sanitaria por la pandemia del coronavirus.
La última legislatura ha tenido cuatro presidentes. El periodo comenzó con el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski. Este renunció y le sustituyó Martín Vizcarra a quien el Congreso sacó del poder con una moción de censura. Una semana después las protestas forzaron la renuncia de Manuel Merino, quien dio paso al actual ejecutivo de transición de Francisco Sagasti.