Un programa de software israelí diseñado para perseguir a criminales y terroristas, denominado Pegasus, ha sido utilizado por gobiernos y agencias de seguridad para infiltrarse en al menos 50.000 números de teléfono de periodistas, activistas de derechos humanos políticos o directores de empresas de todo el mundo, y también en los de dos mujeres cercanas al periodista saudí Jamal Khashoggi, asesinado en el consulado de su país en Estambul en octubre de 2018.
Son algunas de las principales conclusiones de una investigación publicada este domingo y llevada a cabo por The Washington Post junto a otros 16 medios de comunicación, entre ellos The Guardian y Le Monde, con la ayuda de Amnistía Internacional y la organización francesa sin ánimo de lucro Forbidden Stories. De entre esos 50.000 números de teléfono, en al menos 37 casos hubo infiltraciones con el programa de software, según la investigación.
Uno de los periodistas presuntamente espiados con el software israelí Pegasus es el español Ignacio Cembrero, especialista en el Magreb. En una entrevista en el Canal 24 Horas, Cembrero ha asegurado sentirse “preocupado y desprotegido” tras conocer la noticia y ha señalado directamente a Marruecos, “un estado autoritario que sí está interesado en seguir nuestras actividades profesionales”. El periodista ha reconocido que no tuvo constancia de ser espiado en ningún momento y que, hasta el momento, nadie se ha puesto en contacto con él. “Es una de las razones por las que me siento desprotegido”, ha aseverado.
La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, la chilena Michelle Bachelet, ha calificado este lunes de "extremadamente alarmante" el espionaje, por lo que ha pedido un uso muy limitado de este tipo de tecnología de vigilancia. La expresidenta chilena ha añadido que este tipo de medidas de control "sólo están justificadas en circunstancias muy definidas", al tiempo que ha recordado que ya en el pasado el uso de este tipo de tecnologías ha servido para "detener, intimidar e incluso asesinar" a periodistas y activistas de derechos humanos.
En la misma línea, la Federación Internacional de Periodistas (FIP) ha rechazado “frontalmente” todos los intentos de interferir en las comunicaciones privadas de los periodistas, “que han sido blanco de regímenes que querían saber cuáles eran sus fuentes de información, socavar su trabajo y, en algunos casos, detener e impedir la publicación de sus reportajes. A su juicio, el uso del software “muestra la profunda vulnerabilidad de la libertad de prensa y cómo se está violando gravemente el derecho del público a estar informado”.
Una lista de 50.000 números de teléfono
El programa en el centro de la polémica es un "spyware" o software espía llamado Pegasus y creado en 2011 por la firma tecnológica israelí NSO Group, que vende ese programa hasta a 60 agencias militares, de inteligencia o de seguridad en 40 países de todo el mundo. Pegasus saltó a las portadas de los medios de comunicación por primera vez en 2016 cuando el prestigioso Citizen Lab de la Universidad de Toronto descubrió vulnerabilidades en el iOS, el sistema operativo móvil de Apple.
Más tarde, en 2019, 1.400 personas, entre ellas varios políticos catalanes, fueron víctimas del espionaje de Pegasus, que aprovechó una vulnerabilidad de WhatsApp para infiltrarse en los teléfonos. Una investigación de El País y The Guardian publicada en 2020 reveló que el móvil del expresidente del Parlament, Roger Torrent, fue objetivo del programa espía Pegasus a través de un fallo de seguridad de Whatsapp.
Ahora, The Washington Post ha revelado la existencia de una lista de 50.000 números de teléfono pertenecientes a países famosos por espiar a sus ciudadanos o que son clientes de NSO Group. De esos números, los autores de la investigación fueron capaces de identificar a 1.000 personas que viven en 50 países de todo el mundo. Entre ellos, figuran varios miembros de familias reales árabes, al menos 65 altos cargos de empresas, 85 activistas de derechos humanos, 189 periodistas y más de 600 políticos y funcionarios gubernamentales, incluidos jefes de Estado y de Gobierno, ministros y diplomáticos.
The Washington Post y los otros medios no han podido averiguar cuál era exactamente el objetivo de la lista de 50.000 nombres. Tampoco saben quién creó el listado y cuántos de los teléfonos fueron objeto de espionaje. Por el momento, han podido confirmar que 37 sí fueron infiltrados, aunque fuera por solo unos segundos.
Los gobiernos o agencias de seguridad que usaron Pegasus para infiltrar los teléfonos de periodistas, activistas y otros políticos habrían supuestamente violado la licencia de uso creada por NSO Group, que en teoría diseñó esos programas para vigilar a terroristas y criminales.
La mayoría de los teléfonos, en México
En declaraciones a The Washington Post, NSO Group ha rechazado identificar a los Gobiernos a los que ha vendido el software espía. Sin embargo, el análisis de los medios concluye que, de la lista de 50.000 números de celulares, el mayor número (15.000) estaban en México y pertenecían a políticos, periodistas y sindicalistas, entre otros. Un número importante de posibles víctimas ha sido localizado en Catar, Yemen, Emiratos Árabes Unidos y Baréin.
La investigación también revela que Pegasus intentó infiltrar el teléfono Android de Hanan Elatr, la que fuera una de las esposas de Khashoggi, justo seis meses antes de su muerte. No se sabe si esos intentos de espionaje tuvieron éxito. Además, el teléfono de la que fue posteriormente su prometida, Hatice Cengiz, fue infiltrado por el software espía solo unos días después de que muriera, según la investigación publicada.
En declaraciones a The Washington Post, NSO ha defendido que sus programas ayudan a salvar vidas y evitan ataques criminales y, además, consideró que la investigación hace acusaciones infundadas.
De momento, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ha reaccionado tras conocerse la investigación, calificando de "completamente inaceptable" si se confirma el espionaje a activistas, periodistas y opositores en todo el mundo a través de Pegasus. "Esto requiere de una verificación", pero si se confirma es "completamente inaceptable", ha dicho en declaraciones recogidas por France Presse.