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Preguntas para una década

¿Cómo consumimos? Sin dejar del todo el dinero en efectivo y con más presupuesto para las compras online

  • Las compras en internet han crecido durante la pandemia al tiempo que se han asentado los métodos de pago telemático

  • Mientras el tiempo decide qué hábitos de consumo se mantienen, el gran reto es que nadie se quede al margen

CRISTINA POZO GARCÍA / DatosRTVE
9 min.

Aunque aún quedan puntos en España sin una conectividad decente, no hay duda de que cada vez se realizan más actividades por Internet. Este cambio hacia lo digital también ha modificado nuestros hábitos de consumo, con el dinero en efectivo en declive. Pese a ello, aún queda mucho por hacer para que toda la sociedad pueda disfrutar por igual de estos avances tecnológicos.

Durante el último año y medio la población española ha pasado mucho tiempo en casa, gran parte de él teletrabajando o cuidando de las personas a su cargo. En los momentos para el ocio, han destacado el consumo de cine y series a través de plataformas de streaming. Pero también hay otra actividad vinculada a Internet que ha cobrado mucho peso en los últimos meses: las compras online.

Que la pandemia ha acelerado el e-commerce no es una sorpresa. Según el Pulso Digital de Adevinta, Informe sobre la evolución y tendencias en los hábitos de consumo, una de cada tres personas ya compra por Internet semanalmente, un 10 % más que antes de la pandemia.

La pandemia modifica los hábitos de consumo de los españoles: aumenta un 11% el gasto en compras online

“No sabemos cuánto de los hábitos generados en este año y medio quedarán establecidos como definitivos en el futuro, pero hoy por hoy dos de cada diez personas declaran que su principal canal de compra es el online", explica en la misma línea Cecilia Aveledo, directora de cuentas de Marketing Strategy Understanding de Ipsos. Ya en octubre, los últimos datos de la consultora apuntaban a que un 45 % de la población compraba más por Internet que antes de la crisis sanitaria.

Además, hay quien ha aprovechado estos meses para dejar de ir un tiempo al gimnasio o a los restaurantes, e invertir ese dinero en tener esas comodidades en su hogar. En este contexto, el presupuesto online ha aumentado: antes de la pandemia, la mitad de los encuestados gastaba menos de 50 euros al mes; tras la pandemia, ese grupo se ha reducido mientras que el de los que gastan entre 100 y 250 euros se ha duplicado. Y sin embargo, el principal argumento para comprar por Internet en tiempos pandémicos no es reducir el riesgo de contagio, sino algo más práctico: la facilidad para comparar precios.

Más pagos sin contacto, menos retirada de dinero en efectivo

Los medios telemáticos también se han beneficiado del auge del consumo online, entre ellos, un servicio ‘made in Spain’: Bizum. Esta herramienta, implantada en cerca del 100 % de las entidades bancarias, permite envíos o reclamos de dinero a otros con solo con saber su móvil. Este sistema ha llegado a más de 16 millones de usuarios en sus cinco años de vida.

El auge de otras modalidades de pago sin contacto -NFC o comunicación de campo cercano, la tecnología que da soporte a servicios como Apple Pay o Google Pay, etc.- podría estar detrás de la caída en la retirada de dinero en efectivo de los cajeros a nivel nacional, como evidencian los datos del Banco de España. El miedo al contagio se postula como un factor a tener en cuenta: el Banco Central Europeo apuntaba en un informe de finales de 2020 que España era el segundo país, por detrás de Portugal, con mayor preocupación por enfermar a través de billetes y monedas.

Desde Ipsos apuntan a la pandemia como un "catalizador" para incorporar aún más al día a día los métodos de compra sin contacto, cuyo uso llevaba mucho tiempo creciendo. “En 2016, nuestros datos muestran que el 35 % de los poseedores de smartphones ya declaraba pagar a través del móvil", detalla Aveledo.

El Banco de España también da muestras de un mayor uso de las tarjetas -tanto de débito como de crédito-. Si bien las operaciones con este medio de pago crecieron con respecto a 2019, el importe final de estas se redujo ligeramente, lo que respondería a los cambios en la forma de uso: ya no solo se utilizan para hacer frente a grandes reembolsos, sino que también ha crecido su empleo con cantidades más pequeñas, fruto de la necesidad de reducir los contactos durante la crisis.

Los jóvenes, los más consumidores, con las redes como fuente de información

La Encuesta sobre equipamiento y uso de tecnologías de información y comunicación en los hogares (2020), del Instituto Nacional de Estadística (INE), pone de relieve que casi 19 millones de personas, el 53,8 % de la población de 16 a 74 años, ha comprado por Internet en los tres últimos meses por motivos particulares, frente al 46,9 % de 2019. Por edades, el informe ahonda aún más en las diferencias generacionales en este sentido.

Por ejemplo, las personas de entre 25 y 34 años son las que adquieren bienes o servicios a través de la red con más frecuencia -más de siete de cada diez así lo atestigua-, seguidas por los tramos de 35 a 44 y 16 a 24 años, que sobrepasan el 60 %. En cambio, el porcentaje se reduce al 21 % en el caso de los más mayores (la franja de 65 a 74 años).

¿Y qué es lo que más se consume por este medio? En el caso de los artículos físicos, la comida, pero sobre todo la ropa -el sector de la moda fue destino de las compras online por más del 50 % de los encuestados- son los ámbitos más demandados, seguidos por la adquisición de bienes para otras personas. En cuanto a las mercancías digitales, las descargas para el funcionamiento de distintos equipos electrónicos o el consumo de películas por Internet son las principales apuestas.

Los jóvenes, los que más consumen por Internet, han encontrando en las redes sociales un espacio donde descubrir si un producto merece la pena. De hecho, un 48 % acude a ellas antes de adquirirlo y un 21 % las considera un canal de compra, como demuestra un estudio liderado por IAB Spain y Elogia. El lugar más popular es Instagram, con YouTube y Facebook casi empatados, y con TikTok por primera en el ranking.

Europa estudia lanzar un euro digital sin dejar marchar al efectivo

El comercio electrónico, que en España movió casi 13.000 millones de euros en el tercer trimestre de 2020 según la última información de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), también ha cogido fuerza en el exterior. Con los datos de Eurostat, un 54 % de los europeos adquirió algún producto o servicio por Internet en los últimos tres meses, con Dinamarca, Países Bajos, Alemania y Suecia por encima del 70 %. Otros seis países, entre ellos España, han registrado los incrementos más significativos en la última década. Así, por primera vez, el país se iguala a la media de la Unión Europea.

Aunque trabajan en un futuro euro digital. El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE), que debería decidir si sigue adelante o no con el proyecto de la moneda digital a finales de este mes, pide seguir utilizando billetes y monedas, considerados un método de pago que ofrece privacidad, rapidez e inclusividad.

Dinamarca y Suecia fueron los primeros países en proponerse eliminar el cash; en ese último, el plan se truncó parcialmente. En 2018, la Agencia de Contingencias Civiles sueca envió una guía a millones de ciudadanos sobre cómo proceder si se presentaba una emergencia, como un ciberataque. Entre las recomendaciones -en inglés- figuraba la presencia de billetes en el hogar. Desde entonces, la nación no ha abandonado del todo el dinero en efectivo, pero sí prepara una moneda digital propia: la e-Korona.

Según el portal económico Bloomberg, dos territorios habrían adelantado a Suecia en este propósito: Bahamas, donde ya usan su divisa en línea -o CBDC, moneda digital del banco central en castellano- y en China, aunque solo está implantada con totalidad en algunos puntos de la nación. En otros, como en la India, ya tendrían preparados su propios planes de emisión para lanzarla a corto/medio plazo.

Con estos precedentes, el PSOE puso sobre la mesa la semana pasada estudiar la viabilidad de un euro digital nacional, con la ayuda del Banco de España. No es la primera propuesta en este sentido: el año pasado, el Ejecutivo central ya tuvo que dar marcha atrás en su propuesta de eliminar el efectivo, aunque consiguió con la Ley contra el Fraude fijar en 1.000 € el límite para los pagos con billetes y monedas.

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Las personas mayores, un sector con dificultades para adaptarse

Pese a las grandes ventajas que trae el trasvase hacia lo digital, éste deja atrás a las personas vulnerables -aquellas que no pueden acceder a una tarjeta o un teléfono móvil- o a las de mayor edad, con mayores problemas de visión o de audición. Juan Manuel Martínez Gómez, presidente de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA), es consciente de que "no hay marcha atrás", pero reclama más tiempo para la adaptación a los nuevos sistemas.

El INE también recopila actividades en red que desempeñan los mayores, como buscar información o utilizar la banca electrónica. Sin embargo, los que no cuentan con los medios necesarios necesitan acudir a las sucursales o hacer uso de los cajeros. En ese sentido, tampoco ayuda la desaparición paulatina de estos últimos: según el Banco de España, en el primer trimestre de 2021 solo quedan 48.766, 700 menos que a finales de 2020.

Al respecto, Martínez Gómez señala que los cajeros son una solución parcial y que deberían ser mucho más "amigables" para las personas de avanzada edad. Por ejemplo, podrían funcionar más despacio, tener un tamaño de letra más grande, dar instrucciones a través de la voz, etc. Si no, explica, lo que hace la máquina tras un par de intentos erróneos es quedarse con la tarjeta, dejando a la persona sin poder sacar dinero o consultar su saldo.

Por situaciones como la descrita, Cecilia Aveledo es realista: sin tener al 100 % de la población "bancarizada y habilitada para hacer transacciones", el dinero en efectivo no puede desaparecer. Por ello, dessde CEOMA argumentan que, por mucho que intenten instruir a los mayores, no pueden hacerlo de la noche a la mañana y demandan más soluciones por parte de los bancos. "Es un maltrato psicológico, porque no es otro, decir: 'Mire: o usted aprende esto o realmente no puede relacionarse con un banco, ni con ningún tipo de comercio'", resume el presidente.

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