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Las niñas secuestradas por Boko Haram intentan rehacer sus vidas después del trauma del cautiverio

Noticia Documentos TV 
  • Se enfrentan a las cicatrices físicas y psicológicas del secuestro, abandonadas y estigmatizadas por sus propias comunidades

  • La periodista Melissa Fung, secuestrada en Afganistán en 2008, se enfrenta a su pasado contando los traumas de estas niñas

  • Ya puedes ver "Cautivas" en RTVE.es y a las 23.55 en La 2 de TVE

MILAGROS DE DIEGO CEREZO
5 min.

Las niñas secuestradas por Boko Haram en el noreste de Nigeria y que han logrado escapar de la organización terrorista se enfrentan solas al dolor y a los traumas físico y psicológico que han supuesto su cautiverio. Palizas, inmolaciones obligadas, matrimonios no consentidos son algunos de los terribles sucesos incluidos en los duros testimonios de las niñas que ha recogido Melissa Fung. La periodista, también víctima de un secuestro en Kabul, viaja al territorio de Boko Haram para contar cómo estas jóvenes supervivientes intentan reconstruir sus vidas, con las que comparte una dolorosa experiencia similar.

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El terror sin fin de Boko Haram

Boko Haram sigue actuando en el estado de Borno, al noreste de Nigeria. Sus incursiones no dan tregua. Entran en los pueblos, matan a los hombres y secuestran a mujeres y a niñas. Las llevan al bosque Sambisa, un territorio sin ley donde el gobierno no entra.

En la última semana, el ejército nigeriano está investigando la posible muerte del líder del grupo terrorista Boko Haram, Abubakar Shekau. Según los servicios de inteligencia de Nigeria, Shekau podría haberse inmolado para evitar ser capturado por sus rivales yihadistas del Estado Islámico en África Occidental, tras duros enfrentamientos. No es la primera vez que se ha dado por muerto al líder de Boko Haram. Al menos ha ocurrido en otras cinco ocasiones antes de que el propio Shekau lo desmintiese con su reaparición sobre el terreno.

Quieras o no te obligan a casarte. Si no te matan

Las cifras son espeluznantes. Se estima que más de 7.000 niñas son cautivas de la organización. Su divisa son sus cuerpos con los que comercian a cambio de armas, los utilizan como terroristas suicidas y los explotan sexualmente.

Zara fue cautiva de Boko Haram con doce años y logró escapar

"Por entonces, yo no sabía que estaba embarazada, ¿cómo iba a estar embarazada si era una niña?", asegura asustada Zara, secuestrada por el grupo terrorista cuando tenía 15 años. Y sentencia: "Quieras o no te obligan a casarte. Si no te matan".

Melissa Fung, la empatía en el dolor

Zara y Asma’u lograron escapar de Boko Haram después de haber sido sus cautivas. Hace cuatro años, la periodista canadiense Melissa Fung se adentró por primera vez en los peligrosos territorios del noreste de Nigeria controlados por la organización terrorista. Quería contar a través de los testimonios de estas niñas, el sufrimiento, el dolor y los traumas de un secuestro.

Yo también estuve secuestrada, en otro país, en otra guerra

"Yo también estuve secuestrada, en otro país, en otra guerra", confiesa Melissa. Conocía aquellos sentimientos. Los había experimentado cuando en 2008 fue capturada en Afganistán. "Si te secuestran, te conviertes en un cautivo. Pero la forma en que eso se queda contigo, eso es otra forma de cautiverio. Yo soy una cautiva", afirma Melissa.

Asma'u, fue cautiva de Boko Haram y logró escapar

Por eso, Melissa recuerda que se le van de la cabeza "los miles de niñas nigerianas que siguen desaparecidas y las que han logrado escapar siguen viviendo su propio cautiverio", reflexiona mientras se reúne con Asma’u, quien le cuenta sus espantosas vivencias. "¿Recuerdas a la persona con la que te casaron?", pregunta Melissa a Asma’u. "Me daba palizas", le responde, asustada. "Tiene doce años. Yo no podía parar de pensar en todo aquello por lo que habría tenido que pasar a su edad”, recuerda la periodista.

Rehacer sus vidas para forjar un destino esperanzador

Asma’u y Zara viven con las secuelas del trauma estigmatizadas y abandonadas por sus propias comunidades. A diferencia de las colegialas de Chibok, cuyo secuestro en 2014 centró la atención del mundo, ellas sobreviven y se rehabilitan por su cuenta.

Vi a una mujer tirada en el suelo, delante de mí, y me obligaron a matarla. La enterré yo misma

Y así lo comprobó Melissa en sus sucesivos viajes a Nigeria. Durante los siguientes tres años, las mujeres habían logrado formar una rica comunidad de ayuda mutua. "Volver al colegio ayuda mucho, porque siento como si todo lo anterior no hubiera ocurrido", explica Zara, ilusionada, con la oportunidad de retomar sus estudios gracias al proyecto de la fundadora de la red de escuelas, Fatima Akilu. "Vemos mucha rabia y mucho desconcierto en las niñas con las que trabajamos, pero también vemos vergüenza y mucho abuso", asegura Fátima, una psicóloga que también ha puesto en marcha los programas de rehabilitación para las jóvenes que han vivido situaciones límite a tan corta edad. "Vi a una mujer tirada en el suelo, delante de mí, y me obligaron a matarla. La enterré yo misma", confiesa llorando una pequeña excautiva de Boko Haram en una de las terapias de grupo.

Aisha, la guerrillera

En el periplo, Melissa ha conocido la historia de una mujer que plantó cara a Boko Haram. Se trata de Aisha, la única hija de nueve hermanos que ha seguido la tradición de su padre. Ataviada y armada como una guerrillera, Aisha ha conseguido organizar a un grupo de combatientes, entre los que también ha reclutado a mujeres para defenderse de los terroristas.

¿Consideras que estás cazando a Boko Haram? Sí, los cazo

"Es importante que las mujeres se protejan a sí mismas. Estamos listas para luchar cuando haga falta", dice Jamila, una de las últimas incorporaciones. "¿Consideras que estás cazando a Boko Haram?", le pregunta Melissa a Aisha. "Sí, los cazo", le responde llena de orgullo. "Nunca pararé de enfrentarme a ellos".

Aisha, la cazadora de Boko Haram

Estas mujeres saben por experiencia, que sus cuerpos siempre son el campo de batalla de los hombres en las guerras. Son invisibles y nadie habla de ellas. Ni siquiera ellas mismas. "El lugar del que nunca puedes escapar, el cautiverio, es un lugar que compartimos", afirma la periodista y "que resolver un trauma requiere su tiempo", ahora algo parece haber cambiado. "Yo soy su testigo", responde Melissa.

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