Brasil ha superado este jueves los 400.000 fallecidos por coronavirus desde que comenzó la pandemia.
El país, el más afectado de América Latina y solo por detrás de Estados Unidos en número total de fallecidos, ha registrado las últimas 100.000 muertes en apenas 36 días, en medio de una segunda ola de contagios. Los casos superan ya los 14,6 millones.
Las críticas arrecian contra la gestión del presidente, Jair Bolsonaro, quien sin embargo ha vuelto a mostrar su oposición a las medidas de aislamiento social decretadas por algunos gobiernos estatales y municipales, al margen del gobierno federal que dirige.
Activistas de la ONG pro-derechos humanos Rio de Paz cavan tumbas simbólicas en la playa de Copacabana, en Río de Janeiro, para protestar por la gestión de la pandemia por el gobierno de Jair Bolsonaro. CARL DE SOUZA / AFP
"Situación límite", según los expertos
Detrás de esta segunda ola están, según los expertos, la circulación de variantes más infecciosas (entre ellas dos de origen brasileño, conocidas como P.1 y P.2), la flexibilización de las restricciones y el cansancio social.
"Existe un riesgo de una tercera ola. Estamos en una situación límite", ha alertado Alexandre Naime, jefe de virología de la Universidad Estatal Paulista (Unesp) y consultor de la Sociedad Brasileña de Infectología (SBI).
"Si la población banaliza las reglas de flexibilización, si no usa mascarilla y no respeta el distanciamiento, vamos a tener un nuevo pico todavía mayor que el que tuvimos", ha añadido.
“Existe un riesgo de una tercera ola. Estamos en una situación límite“
El país ha recibido este jueves un millón de dosis de la vacuna de Pfizer, la primera remesa de un contrato de 100 millones de viales. El antígeno de Pfizer se suma a las otras dos vacunas autorizadas en el país, las de AstraZeneca y Sinovac, para acelerar la vacunación.
Por el momento, un 15% de los 212 millones de brasileños han recibido la primera dosis y un 7% la pauta completa, informa Efe.
Bolsonaro llama a los brasileños a "enfrentarse" al virus
Mientras la situación epidemiológica empeora, Bolsonaro ha vuelto a criticar las restricciones que están adoptando las autoridades estatales y municipales.
En su mensaje semanal por redes sociales, Bolsonaro ha advertido de que las políticas de "cerrar todo", "quedarse en casa" y el "aislamiento" generan desempleo y van a llevar a las ciudades "a la miseria".
El presidente ha lamentado las muertes, pero ha pedido a la población que "se enfrente" al virus porque, "infelizmente", no va a desaparecer.
El político de extrema derecha ha sido uno de los más negacionistas del mundo y en varias ocasiones ha minimizado la peligrosidad del nuevo coronavirus, ha censurado el uso de mascarilla, promovido fármacos sin eficacia científica contra la COVID-19, como la cloroquina, y hasta llegó a poner en duda la eficacia de las vacunas.
Su gestión de la pandemia ha llevado al Senado a abrir una comisión de investigación que ya ha llamado a declarar al ministro de Salud, Marcelo Queiroga, y a sus tres antecesores en el cargo.