4 millones de metros cuadrados y 220.000 paneles solares a poco más de un kilómetro de la sierra de Chiva. Es el proyecto de parque fotovoltaico que, según asociaciones de la zona, amenaza la biodiversidad del paraje municipal más grande de la Comunitat Valenciana. “El límite del macroparque llegaría hasta el pie de monte, hasta la parte protegida”, asegura Emilio Morales, alcalde de Chiva. “Además, la cuenca del barranco del Poyo, donde está prevista la construcción, es el segundo aporte de agua dulce para la Albufera, con lo que la impermeabilización de toda esta superficie tendría sus consecuencias”.
“La impermeabilización de esta superficie tendría consecuencias negativas“
Los efectos no quedarían ahí. Según Vicente Serena, de la Plataforma para el estudio y la conservación de la sierra de Chiva, las 420 hectáreas son “una barbaridad”. No en vano, añade, “nos encontramos en un paisaje totalmente agroforestal, son las últimas dehesas valencianas formadas por un mosaico de garroferos, almendros y viña. Contamos con casi un centenar de árboles monumentales de interés local. Además, este hábitat es el apropiado para un montón de especies, sobre todo aquellas en peligro de extinción como el águila culebrera, el águila real o el búho real”.
La carrera por las energías renovables
La oposición a proyectos de gran envergadura de energías renovables no es nueva. Hace unos días, el pleno de Teulada Moraira rechazó la instalación de un parque eólico en la sierra de Cel.letes. Lo mismo ocurrió un poco antes en Benissa. El argumento de las instituciones es siempre el mismo: sí a las energías renovables, pero no a la destrucción del paisaje, o la fauna y flora autóctonas. Un equilibrio delicado, en plena carrera de la Comunitat Valenciana y de España en general para ajustarse a las peticiones de la Unión Europea, en el marco de la Agenda 2030.
La cronología en el caso de Chiva es particular: la empresa presentó el proyecto directamente al Ministerio de Transición Ecológica, sin pasar por el Ayuntamiento o la Conselleria. ¿La razón? Todas las propuestas que superan los 50 MW de potencia se negocian directamente con el Estado. El parque fotovoltaico de Chiva tendría 125 MW. “La instalación de centrales de generación renovable es una actividad libre, tal y como marca la normativa europea”, aseguran desde el Ministerio. “Cualquier promotor puede presentar un proyecto que estará sujeto a un procedimiento reglado de autorización administrativa y evaluación ambiental antes de su aprobación”.
“Cualquier proyecto está sujeto a la evaluación ambiental previa“
Es en este punto donde instituciones y asociaciones de Chiva plantean su queja. El proyecto ya ha sido publicado en el BOE y, aunque se está en periodo de alegaciones, los informes que pueda presentar cualquier organismo, como el propio Ayuntamiento o la Conselleria, no son vinculantes. “Entendemos que el Ministerio quiere controlar estas grandes instalaciones porque en muchos casos dependen de la entrada de capital extranjero”, argumenta Julio Rodrigo, de la Plataforma para el estudio y conservación de la Sierra de Chiva. “En este caso, se trata de una multinacional italiana, con proyectos en toda Europa, pero creemos que el Ministerio tiene que hacernos caso”.
La empresa defiende el modelo de proyecto
Esa multinacional se llama Falck Renewables. “Se trata de una empresa familiar con más de 100 años de historia” cuenta Juan Antonio Blanco, su director de desarrollo en España. “Tenemos presencia en Italia, España, Francia, Reino Unido, Noruega, Suecia y Estados Unidos y proyectamos plantas renovables, fotovoltaicas y eólicas.”. Con esa carta de presentación, desde la empresa aseguran que la generación de energía limpia de la planta puede alimentar a cerca de 80.000 hogares al año “y la reducción de emisiones puede ser de unas 700.000 toneladas de Co2 anuales”, afirma Blanco.
“Ha faltado información: queremos ser buenos vecinos“
Reconoce que puede haber faltado algo de información. “Queremos ser buenos vecinos: la construcción generará unos 500 puestos de trabajo, proporcionamos fondos para asociaciones locales y un programa de becas para estudios de energías renovables. También ofrecemos la denominada agrivoltaica, es decir, actividades tanto agrícolas como ganaderas que se puedan realizar a la vez que se desarrolla la energía fotovoltaica, en el mismo espacio”.
Frente a la polémica, argumentan que siempre se han basado en los mapas públicos elaborados por el Ministerio, que sirven de orientación inicial. “Cuando ya hemos ido a un lugar y realizado los estudios ambientales previos, comprobamos que no tenga impacto o que éste sea mínimo. También evaluamos que no haya zona protegida, ni red Natura 2000, ni zona de especial protección de aves. Y esto es así en esa zona Chiva: no tiene sensibilidad ambiental, es prácticamente nula”.
Movilizaciones en Chiva
Las asociaciones locales difieren. “El impacto visual va a ser brutal. El proyecto contempla 46 áreas como islas, con más de 50 kilómetros de valla. Imaginemos también a las personas que se han quedado dentro sin vender, cómo van a estar y acceder a partir de ahora a sus propiedades”, resalta Vicente Serena. Por el contrario, desde Falck Renewables destacan la colaboración total de los propietarios que han vendido sus parcelas: “Cuando llegamos a esta zona empezamos a hablar con los propietarios y nos dimos cuenta de la gran aceptación que había. De hecho, llevamos más de 200 propietarios que nos han vendido sus terrenos”.
“Culturalmente es una zona importantísima para el pueblo“
Cada domingo desde hace algunas semanas, los vecinos de Chiva se reúnen en la puerta del Ayuntamiento para decir no a la instalación. Según el alcalde, la gran mayoría del pueblo se muestra contrario al parque, además de contar con la unanimidad de los grupos políticos en el consistorio. “A partir del decreto de agosto de 2007 en el que se impulsan las energías renovables a nivel estatal, empiezan a llegar al municipio proyectos para instalar 6-7 empresas”, revela Emilio Morales. “Pero sus dimensiones no tienen nada que ver con el actual macroparque: nosotros apostamos por la discontinuidad del territorio en la instalación de este tipo de plantas para que generar un corredor natural en todo lo que está actualmente vivo y en marcha”. Julio Rodrigo incide en la responsabilidad del Estado. “Culturalmente esta zona para un pueblo puede ser importantísima y eso no está en los mapas planteados por el Ministerio”.
A vueltas con el modelo de desarrollo sostenible
Hasta hace bien poco, la energía fotovoltaica era la única que no estaba controlada por los grandes oligopolios eléctricos. Los últimos años, sin embargo, vive un estado de madurez: grandes empresas han visto una oportunidad de inversión en este terreno, que ha reducido enormemente sus costes de generación. Estas empresas prefieren grandes instalaciones para optimizar costes, mientras que los pequeños ayuntamientos y algunas formaciones políticas apuestan por la descentralización de la energía, es decir, instalaciones más pequeñas y próximas a los núcleos de población para minimizar la pérdida de energía en el traslado de la misma.
Un debate que se presume de largo recorrido al respecto de qué modelo se busca de desarrollo sostenible y de consumo de energía. La Unión Europea ha realizado una apuesta clara por la descarbonización y, para ello, proporciona enormes incentivos a los países y a las regiones que se han lanzado a la carrera por renovar su parque energético.