Las autoridades sanitarias consideran que un efectivo rastreo de casos es clave para frenar la evolución de la Covid-19. Con esta certeza, las comunidades autónomas han ido elevando el número de trabajadores destinados a esta función. Castilla-La Mancha en Mayo de 2020 contaba con 427 rastreadores. Hoy suma 884 propios más 137 colaboradores militares. Se esfuerzan por localizar lo más rápido posible a los contactos estrechos de un positivo para indicarles que, aunque no tengan síntomas, deben aislarse durante 10 días. Cuando la curva de contagios crece son los primeros en constatarlo. En sus distintas ubicaciones: Call center, teletrabajo o en centros de salud la indicación es la misma: deben localizarlos el mismo día en el que se conoce el positivo que, a su vez, debe ser al día siguiente de realizarle la PCR.
“Los laboratorios estaban colapsados de pruebas y no llegaban a pasarnos los resultados en las siguientes 24 horas. Esto ha llevado a llamar a los contactos un día después . “
En las últimas semanas, el colapso en los laboratorios, reconoce el rastreador Daniel Ruiz, ha hecho imposible cumplir siempre con los márgenes. La estadística apunta a que el retraso en aislar a un potencial positivo eleva, de serlo, exponencialmente los casos.
Solo contactos estrechos
El protocolo indica quien debe considerarse contacto estrecho. Las personas convivientes y quienes han pasado en las últimas 48 horas más de 15 minutos sin mascarilla ni distancia de 1,5 metros junto al positivo confirmado. “Los llamamos, nos cuenta la rastreadora Sandra Sánchez, si tienen síntomas deben realizarse la PCR. Los convivientes siempre. Si son asintomáticos deben igualmente guardar el aislamiento de 10 días”.
“Los llamamos, si tienen síntomas, deben realizarse la PCR. Los convivientes siempre. Si son asintomáticos deben igualmente guardar el aislamiento de 10 días. “
La llamada se repite al quinto día y ya al décimo para ya si han dado negativo o siguen asintomáticos, darles el alta.
Entre un 1% y 2%, los casos que se niegan a aislarse
Junto a Sandra y Daniel, enfermeros de profesión, Laura Expósito, trabajadora social en el mismo equipo de rastreo dentro de uno de los Centros de Salud de Toledo. Los tres coinciden en que es ínfimo el porcentaje de ciudadanos que se niegan a aislarse. Además, añaden, responden a dos o tres perfiles definidos. De una parte, los autónomos. “Nos dicen que si no trabajan, que qué van a comer” asegura Laura. “Después los que temen perder su trabajo al comunicarlo y niegan haber tenido contacto con el positivo”. El tercer perfil, el de los negacionistas:“no creen que sea verdad el virus y rechazan lo que se les dice”.
“Tres perfiles sobre todo tienen reticencias a aislarse: los autónomos, los que temen perder su trabajo y los negacionistas“
En estos casos, los rastreadores deben dar comunicación al servicio de epidemiología de la Junta y éste, a su vez, a las Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado para que vayan a trasladarle el requerimiento.
Las reuniones en un interior, el primer foco para los rastreadores
Los datos apuntan a un descenso en los contagios en C-LM la tercera semana de Febrero de 2021 con unos niveles, según la Consejería de Sanidad, similares a antes de Navidad. Laura, Sandra y Daniel apuntan lo que creen pudo ser “una vía de escape para el virus” durante las fiestas: las reuniones cruzadas.
“Se permitían reuniones de 6 personas pero esas 6 personas varíaban según los días. Hemos visto como se repetían muchos apellidos“
Castilla-La Mancha ha logrado gracias a sus rastreadores determinar el origen de una media de 7 de cada 10 contagios de la región. La provincia con mejores datos, a la cabeza en el panorama nacional, es Ciudad Real donde se ha logrado la trazabilidad en el 81,1% de los casos.