La Universidad Pública de Navarra puede presumir la única universidad pública española que ha mantenido el 100 % de sus clases presenciales en los seis meses que llevamos de curso. También todos los exámenes han sido con el alumno sentado en una mesa de su escuela o facultad. El éxito es conjunto del alumnado, profesores y equipo directivo. De las 10.000 personas que conviven en la UPNA, solo 600 han pasado el COVID, algo menos del 6 por ciento y un número ínfimo, no es ofiaial pero podrían ser menos de diez, se han contagiado en la universidad.
Pocos optimistas en septiembre pensaban llegar a febrero con todas las clases y todos los exámenes presenciales. "El primer día yo estaba super estresada en casa diciendole a mis padre: Ya vereis, voy a coger el coronavirus, vete tu a saber", nos comenta Josune Sorbet, alumna de cuarto curso de Ingeniería informática.
“El comportamiento responsable del alumnado nos ha permitido mantener esa presencialidad“
En la propia universidad los contagios se cuentan con los dedos de la mano. Casi todos los positivos, un 6 por ciento de la comunidad, se han generado fuera de las aulas y de los pasillos. En nuestra presencia en la universidad para elavorar esta noticia y el video que la acompaña no hemos visto ni mascarillas bajadas ni aglomeraciones. Ramón Gonzalo, rector de la Universidad Pública de Navarra, la UPNA, está realmente orgulloso pero dice que el éxito "ha sido en gran medida por el comportamiento responsable del alumnado que nos ha permitido mantener esa presencialidad".
Las aulas espejo
Comportamiento exquisito y planifiación escrupulosa. El equipo directivo trabajo muy duro en verano. Con la ayuda de un algoritmo calcularon la cantidad de alumnos que debían tener por clase. Derribaron algunos muros para hacer aulas más espaciosas y además se inventaron "el aula espejo", una clase que se utiliza para acoger a los estudiantes que no caben en el aula principal donde se imparte la asignatura.
Idoia San Martín entra en un aula, de esas que podemos bautizar como princiaples, para impartir una clase de electrotecnia a futuros ingenieros. Enciende ordenadores, tablets y pizarras y espera a los alumnos. Muchos están frente a ella, y otros pocos, nunca los de primero, están en la clase de al lado viendo y escuchando en la pizarra o en el portátil las explicaciones en directo. La profesora tiene una cámara y un micrófono frente a ella que recoge todo lo que cuenta a los alumnos de su clase y por videoconferencia se transmite a los alumnos del aula contigüa.
Así se mantienen distancias y se incita a que el alumno vaya a la universidad porque una clase puede ser "virtual" en el aula espejo, pero la siguiente será presencial. Si estás en casa siguiendo las explicaciones de una asignatura no puedes ir a la siguiente hora a clase, "es imposible", explica el rector. Ramón Gonzalo es un convencido de las clases presenciales, especialmente para los chicos y chicas de primero.
“La presencialidad facilita la transmisión de conocimientos“
"Mejora la comunicación, facilita la interacción entre el alumno y el profesor y por lo tanto facilita la transmisión de conocimientos", señala la profesora de la Universidad Pública de Navarra Idoia San Martín. Otra alumna, Beatriz Lago, estudiante de tercero de ingenieria informática, explica que a ella "personalmente, me resulta más fácil distraerme estando en casa". Los datos aportados por la UPNA dicen que el 95 % de las clases se han dado con la presencialidad tradicional y el 5 % en las aulas espejo.
Los alumnos van más a clase y más contentos
El éxito se mide en números y en sensaciones. Los universitarios van a clase más y con una actitud más positiva. Se nota que pesa el confinamiento de meses que sufrieron la primavera pasada. "Este año han acudido más a clase que lo que era normal en años anteriores. Echaban de menos de alguna forma estar en el entorno universitario, con sus compañeros", explica el rector.
Es evidente que en la Universidad no todo sucede en clase.