Según Naciones Unidas, una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual, ejercida principalmente por algún hombre de su entorno. Cada día, una media de 137 mujeres son asesinadas por miembros de su propia familia. En Oriente Medio y el Norte de África, entre el 40% y el 60% de las mujeres han experimentado acoso sexual en las calles. Y la Franja de Gaza no es una excepción aunque sí, un contexto único en el que el bloqueo, la violencia y la suma de crisis conforman una tormenta perfecta con efectos devastadores para las mujeres.
En 2017, en cifras de la Fundación vasca Mundubat, más del 40% de las sobrevivientes de violencia estuvieron expuestas al abuso psicológico y el 25%, al abuso físico. Y aunque la violación y la agresión sexual siguen sin denunciarse, se estima que alrededor del 15% de las mujeres casadas han sido víctimas de violencia sexual en Gaza. Sufren, además, como pocas la falta de recursos en el cuidado familiar lo que se traduce en presión social y tensión. Riesgos que se incrementan en el caso de viudas y divorciadas, apremiadas a volver a contraer matrimonio.
Actividades grupales para sentirse libres de expresarse
Amal Abu Rqaieq tenía 22 años cuando se separó de su marido. Convencida por los roles sociales de que había perdido su única oportunidad de sustento, se encerró durante un tiempo en la casa de sus padres. Hasta que un día decidió coger las riendas de su futuro y apuntarse a un curso de carpintería. Fue así que se convirtió en una de las pocas mujeres dedicadas en Gaza a ese sector, llegando a montar su propio negocio pese al inicial rechazo y no contar con los apoyos necesarios. Prosperó, se emancipó junto a su hija, algo que miembros de su familia consideraron intolerable. Tras sufrir un ataque físico, buscó la ayuda de la Unión de Comités de Mujeres Palestinas.
Las mujeres en Gaza sufren depresión severa, pensamientos suicidas, exclusión social y aislamiento, ansiedad y miedo al futuro, frustración y distintos tipos de violencias machistas. Por eso la atención psicosocial es tan importante: "No podía dormir, me quedé sin habla un mes", afirma Amal. "Gracias a la asistencia que he recibido, he aprendido a controlar mis crisis nerviosas, a respirar, a relajarme, a apartar los pensamientos negativos", añade.
Ahora sabe que al otro lado del teléfono hay otras mujeres dispuestas a ayudarla. Los proyectos de la Unión de Comités de Mujeres Palestinas, en colaboración con Mundubat, incluyen apoyo individualizado, atención psicológica y actividades grupales en las que las mujeres encuentran un espacio, poco habitual en Gaza, en el que compartir experiencias y sentirse libres de expresarse.
Terapia grupal para mujeres en Gaza RNE / NEBAL HAJJO
Tahreer Abed se divorció de su marido tras años de malos tratos que sufrieron también sus hijos. "Me robaba el dinero, me golpeaba, me insultaba, mis hijos eran testigos y se orinaban encima", asegura. Cuando se armó de valor para abandonar la casa, pasó meses aterrada, paralizada. Padecía constantes crisis nerviosas, insomnio y un rechazo incontrolable a cualquier contacto social. Ahora, dice, sigue teniendo miedo a su exmarido y le preocupa el futuro de sus hijos, no ser capaz de garantizarles un sustento. Pero, sesión tras sesión con las profesionales, todos han logrado mejorar, ganar en confianza y avanzar en sus vidas.
El último desafío, la pandemia
La Unión de Comités de Mujeres Palestinas presta asistencia a unas 2.000 mujeres en Gaza y gracias al apoyo de otras organizaciones como Mundubat, pretende llegar a las 10.000, incluso en tiempos de pandemia, como explica Tagreed Jomaa, directora ejecutiva. "Ha sido nuestro último desafío, cómo seguir apoyando a las mujeres durante el coronavirus. Hemos respetado las restricciones impuestas creando nuevas formas de comunicación con ellas a través de Internet o del teléfono. Pero con los cortes de electricidad en Gaza, es muy complicado".
Es la única red con la que cuentan. Bajo la dirección de Hamás, la Franja apenas ofrece asistencia a las víctimas o rendición de cuentas para los culpables. Y el bloqueo impuesto por Israel y las restricciones egipcias las mantienen atrapadas. "Gaza ha sufrido ya tres guerras, a sumar al conflicto interno. Eso ha afectado muy negativamente a las mujeres. Ha habido un incremento de la violencia contra ellas. Está, además, el empobrecimiento. Se necesita empoderar económicamente a las mujeres de Gaza", asegura la psicóloga Rola Al Shareef.
Terapia grupal para mujeres en Gaza RNE / NEBAL HAJJO
La mitad de su población, sin cuya aportación no se puede avanzar en desarrollo. "Es fundamental la presencia de mujeres en las instituciones, enfatizando la importancia de su papel y reclamando un cambio, su presencia en la toma de decisiones", concluye Tahani al Jamal, directora de una Asociación de Mujeres local, para que nunca más tengamos que escuchar testimonios como los que recoge el último podcast de esta serie de tres capítulos, en colaboración con Mundubat y los Gobiernos del País Vasco y Cantabria:
El círculo de la violencia en Gaza: Testimonios de supervivientes de malos tratos