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CORONAVIRUS

El sector del vino sufre con el cierre de la hostelería

  • Las bodegas están al límite de su capacidad porque el producto no sale a bares y restaurantes

  • Los agricultores reclaman destilaciones de crisis y vendimias en verde para desalojar depósitos

ENRIQUE PALLÁS /RTVE COMUNIDAD VALENCIANA
3 min.

El cierre de la hostelería en la Comunitat Valenciana, como mínimo hasta el 14 de febrero, tiene efectos colaterales que van más allá de los restauradores. Uno de los ámbitos que ya lo nota es el sector del vino. "El cierre de la bares y restaurantes nos ha afectado mucho", asegura Luis Julian Pérez, viticultor de la comarca Utiel-Requena. "En la hostelería se gastan muchos alcoholes, es una de las principales bases de salida para nuestros productos".

Las bodegas están completamente llenas

El problema para los agricultores es de almacenamiento: tienen los depósitos llenos. "La mayoría de las bodegas están entre el 80 y el 90 por ciento de capacidad porque la pasada campaña fue buena en calidad y cantidad... y no tenemos sitio. El comercio no absorbe el vino y por eso las bodegas están completamente llenas", se lamenta Luis Julian. "Ahora mismo hay un stock de 70 millones de hectolitros en España, cuando una campaña normal suele ser de unos 45-47 millones".

Bodegas condenadas a los ERTE

A pocos kilómetros de su viñedo se encuentra la Bodega Pago de Tharsys, una de las más prestigiosas de la zona. El cierre de la hostelería ha supuesto un duro golpe para su elaboradores del vino como ellos. "La restauración supone en nuestra bodega cerca del 50% de la facturación nacional", asegura Rebeca García. "En este nuevo cierre tenemos la experiencia de lo vivido hace poco menos de un año, durante el confinamiento. Contamos con las herramientas de entonces, como los ERTES, a los cuales vamos a tener que acogernos y que, lamentablemente, afectarán a parte de nuestro personal".

Los agricultores reclaman destilaciones de crisis y vendimias en verde para poder desalojar depósitos ENRIQUE PALLÁS

La situación es dolorosa, además, porque los clientes suelen ser establecimientos vinculados durante muchos años a la empresa familiar. "Nuestros comerciales visitan con frecuencia a los clientes restauradores y, en ocasiones, desarrollamos amistades para toda la vida. Ahora vivimos en carne propia sus experiencias personales, las dificultades, el drama de invertir sus ahorros de toda la vida para mantener funcionando el negocio".

Si no podamos las cepas, el año que viene no tendremos nada

En la comarca Utiel-Requena, el vino está en la base de toda la actividad económica. "Multitud de pequeñas empresas y negocios son tirados por el trabajo de bodegas que elaboramos vino", afirma Rebeca García, de Pago de Tharsys. "Reivindicamos que haya unas destilaciones de crisis y unas vendimias en verde para poder quitar cosechas para el año que viene y desalojar depósitos", reclama Luis Julian. "Si no podamos las cepas, el año que viene no tendremos nada. Si no se poda la viña, al año siguiente hay que arrancarla y poner una nueva".

Ambos hacen un llamamiento a la conciencia social: "Hay que mantener, ahora más que nunca, la red de pequeños proveedores de nuestra vida y entorno: el carnicero, el bodeguero, el quiosquero... todos son fundamentales y necesitan nuestro apoyo para salir adelante".

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