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Las vacunas contra el coronavirus, un lujo solo al alcance de los países más ricos

SAMUEL A. PILAR
7 min.

Más de 1.900 millones de personas, casi un cuarto de la población mundial, no tendrá acceso a las vacunas COVID-19 al menos hasta 2022. Así lo pone de manifiesto un estudio de la prestigiosa publicación British Medical Journal (The BMJ), que ha sido elaborado por investigadores de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos).

El trabajo científico analiza las reservas de vacunas que los países han firmado incluso antes de que ser aprobadas por las agencias reguladoras de Europa y Estados Unidos. El 15 de noviembre, ya se habían solicitado 7.480 millones de dosis de trece fabricantes, pertenecientes a 48 candidatas a vacuna COVID-19 que están acabando, o han acabado ya, los ensayos clínicos. La mitad de estas dosis (51%) irá a parar a países ricos, que suman el 14% de la población mundial y el resto a los países pobres, que representan el 85% de la población mundial.

Más de la mitad de las vacunas ya adquiridas (51%) irá a países ricos, que suman el 14% de la población mundial.

Que los países más pobres puedan disponer de los tratamientos completos de las vacunas va a depender en gran medida de la solidaridad de los países con mayores ingresos,  que deberán compartir una parte de sus reservas. Por ejemplo, España, al igual que el resto de los miembros de la Unión Europea, dispondrá en principio de dosis para inmunizar a prácticamente dos veces su población. El Gobierno español ya ha dicho que, una vez que finalice su campaña de vacunación, destinará este exceso a los países con menos ingresos.

Una contribución necesaria para superar la pandemia

Más allá de un acto de generosidad, esta contribución de los países con mayores recursos se antoja necesaria para poder superar definitivamente la pandemia de COVID-19. Por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado que es mejor vacunar a un porcentaje de población en todos los países del mundo, antes que vacunar completamente a algunos países y otros no. Una directriz que los gobiernos más ricos parecen haber desoído.

"Ya está comprobado con modelos matemáticos que el impacto en salud pública será mayor si se va vacunando proporcionalmente a la población de todos los países, que si se vacuna al total de la población de un país y no al resto", explica a RTVE.es Miriam Alía, reponsable de vacunas de Médicos Sin Fronteras (MSF).

"Si todas las vacunas tienen similar eficacia y salen más o menos al mismo tiempo, hay países que tienen muchas más dosis que población. Reino Unido, por ejemplo va a disponer de 5,5 dosis per cápita, -continúa-, y eso es lo que está pidiendo la OMS, que haya una cierta solidaridad para poder utilizar al menos una parte de esas dosis en países de ingresos bajos, que no pueden acceder al mercado libre".

Ante la incertidumbre de éxito de las vacunas, la mayor parte de ellas aún en fase clínica, la Comisión Europea ha diseñado un sistema de compra en bloque, adoptando "un enfoque de portafolio diversificado" con siete farmacéuticas para asegurar el suministro de estos fármacos. Bruselas ha cerrado acuerdos que potencialmente podrían servir para vacunar a unos 900 millones de personas, más del doble de la población de la UE. En el reparto proporcional, a España le correspondería un 10% de las dosis, es decir, una cantidad suficiente para vacunar a aproximadamente 90 millones de personas.

Mecanismo COVAX

La Organización Mundial de la Salud, en colaboración con la Alianza para la Vacunación (GAVI) y la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI), han puesto en marcha un mecanismo denominado COVAX, creado específicamente para asegurar que los países más pobres también tengan acceso a las vacunas contra el coronavirus. Su objetivo mas inmediato es disponer de 2.000 millones de dosis para cubrir el 20% de la población de cada país.

Pero COVAX se está enfrentando a graves problemas ya desde su nacimiento. Solo ha conseguido una parte de esas dosis que espera comprar en 2021, aún no ha confirmado contratos concretos para distribuir vacunas y también ha anunciado que no cuenta con financiación suficiente.

“Son matemáticas sencillas”, asegura Arnaud Bernaert, responsable de salud global en el Foro Económico Mundial, quien explica que, "de las aproximadamente 12.000 millones de dosis que se espera que la industria farmacéutica produzca el año que viene, unos 9.000 millones de inyecciones han sido reservadas ya por países ricos". “COVAX no se ha asegurado dosis suficientes, y por la forma en la que podrían desarrollarse los acontecimientos, probablemente conseguirá esas dosis bastante tarde”, adelanta.

Un problema global

En el informe La salud en la cooperación al desarrollo y la acción humanitaria 2020, realizado por las organizaciones Médicos del Mundo y Medicus Mundi, también se recalca la necesidad de que los procesos de investigación, elaboración y distribución de las vacunas sean transparentes y que el precio sea accesible para todas aquellas personas que los necesiten. "En un mundo interconectado, si las personas de países con ingresos bajos o medios se ven excluidas de la vacunación, el virus continuará matando y la recuperación a nivel global se retrasará", recalca el trabajo.

Países como Sudáfrica e India han pedido a la Organización Mundial del Comercio (OMC) que, mientras dure la pandemia, elimine las patentes para todas las herramientas que tengan que ver con COVID, como test diagnósticos, tratamientos o vacunas; para evitar que las farmacéuticas más grandes, que también tienen un mayor poder de negociación, empujen los precios al alza; mientras que las farmacéuticas más pequeñas o que dependen de institutos de salud pública saquen al mercado vacunas con un precio más barato.

Entre otras cuestiones, piden que la ONU emita una resolución que dé el marco legal a todos los países y marcos supranacionales, como la Unión Europea o la Organización Panamericana de la Salud (OPS), a la hora de realizar la compra de vacunas COVID. Desde hace años, Sudamérica y Centroamérica tienen un acuerdo regional por el que compran todas las vacunas esenciales al mismo tiempo, y además los laboratorios están obligados siempre a vendérselas al precio más bajo. "Ese es el ejemplo a seguir con las vacunas COVID", opina Miriam Alía, de Médicos Sin Fronteras (MSF).

La vacuna de Oxford, más apta para países pobres

Las vacunas de Pfizer y Moderna requieren de una logística que encarece mucho su precio, lo que hace que no estén al alcance de gran parte de los países. "Pfizer no ha hecho una vacuna para países en vías de desarrollo. Tiene el 85% de su capacidad de producción total ya contratada con países ricos", asegura Alía, quien manifiesta que "ni Pfizer forma parte de COVAX, ni va a bajar el precio de su vacuna a COVAX".

La vacuna COVID de Pfizer requiere de una temperatura de conservación inferior a los -70ºC. REUTERS / CLEMENS LAUB

Al margen de la vacuna rusa y las chinas, a corto plazo, gran parte de las esperanzas de los países con menos ingresos están depositadas en la desarrollada por la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca, cuyo precio es muy inferior al de Moderna o Pfizer -menos de 3 euros por dosis, frente a los más de 30 por dosis de Moderna o los 16 de Pfizer-; y requiere de refrigeración estándar para su conservación -entre 2ºC y 8ºC, a diferencia de los -70ºC de la vacuna de Pfizer o los -20ºC de la vacuna de Moderna-. Además, su producción es más sencilla y permitiría llegar a un número mucho más amplio de personas en un menor tiempo.

Sin embargo, los contratiempos a última hora de los ensayos clínicos han retrasado la aprobación de esta vacuna, aunque el Reino Unido lo ha hecho recientemente y se espera que en breve también lo haga la Unión Europea. El director ejecutivo de la farmacéutica AstraZeneca, Pascal Soriot, ha asegurado que su laboratorio ya ha encontrado la "fórmula ganadora" para hacer que su vacuna tenga una efectividad a la altura de las de Pfizer/BioNTech y Moderna. "Creemos que hemos hallado la fórmula ganadora para alcanzar una efectividad que, tras dos dosis, sea tan alta como todas las demás", ha explicado a los medios británicos.

Debido a sus características, la de Oxford está llamada a ser la vacuna que tenga un mayor peso en la estrategia global de salud pública a corto plazo. Y lo que está en juego es mucho. Aunque los países más ricos inmunicen a gran parte de su población, hasta que el virus SARS-CoV-2 no esté controlado en todos los rincones del planeta, no se podrá decir adiós definitivamente a la pandemia.

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