El piano forte de Bartolomeo Cristofori, de allá por el 1700, arranca el recorrido de Alma Sonora. Se ha diseñado como un espacio de encuentro con la música en la que el propio Julián Maeso, puesto a los mandos, ilustra sobre las capacidades de cada uno de los instrumentos. El repertorio sorprende: pianos de la escuela vienesa, los de pared, pianos eléctricos, órganos, Armonio, un Hammond de 1940. Maeso bromea contando que si ha logrado recopilar tanto ha sido “por la mala idea de hacerse con una furgoneta”.
“Si he logrado recopilar tanto ha sido por la mala idea de hacerme con una furgoneta“
Mucho más serio, confiesa, que un sueño reiterativo en su vida lo mostraba dentro de una casa antigua con todos estos instrumentos que podía coger.
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Maeso ha publicado tres álbumes en solitario: “Dreams are gone”, en 2012, “Ones Way Ticket to Saturn”, en 2014 y “Somewhere Somehow”, en 2016. Soul, funk, Contry y Jazz marcan su estilo dentro de una enseñanza autodidacta. Con Alma sonora quiere ofrecer al visitante, ya sea aficionado o profesional, una experiencia “distinta y completa” de acercarse a la música.
“Yo no mellevaría ninguno de estos instrumentos, dejaría que otros aprendieran a utilizarlos“
El itinerario va también marcado por los rostros que han hecho famosos cada uno de los instrumentos. Desde los clásicos, como Bach o Beethoven, a Aretha Franklin o Earl Grant. También ha traído tocadiscos y sus reliquias de vinilo. La exposición puede visitarse hasta el 17 de enero e incluye en su programa charlas y conciertos con otros artistas.