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Un 'quédate en casa' por Navidad "contradictorio" que llega a una población cansada por la pandemia

ANA MARTÍN PLAZA
7 min.

El eslogan de "en Navidad nos quedamos en casa" del Gobierno para pedir a la población que no se mueva en estas fechas recuerda al del confinamiento de marzo, pero llega ahora a una sociedad "cansada y fatigada" por la pandemia. Lo hace además envuelto en un mensaje "contradictorio" -se recomienda a la gente que no viaje, pero a la vez se permite la movilidad para celebrar las fiestas en casa de familiares y allegados siempre que no se superen los diez comensales- que dificultará su seguimiento en unas fechas con una carga emocional que tampoco jugará a favor, según los expertos consultados.

España ha salido de la situación de riesgo extremo -al descender la incidencia de casos de COVID-19 por debajo de los 250 por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días- pero la cifra de muertos diarios supera muchos días los dos centenares y el riesgo de que la relajación de las medidas provoque una tercera ola es más que real después de lo ocurrido en el verano, cuando la incidencia estaba por debajo de los 10 casos.

"Estos mensajes [sobre la Navidad] que tienen un punto de contradictorios generan confusión y percepción falsa de control. Lo que nos están diciendo es que es mejor que te quedes en casa, pero que, si vas a ver a alguien y solo sois diez personas y tenéis cuidado, es algo que se puede hacer", señala a RTVE.es Noelia Morán, profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y colaboradora el Consejo General de Psicología de España.

Morán señala que habrá personas que apelen más a la responsabilidad individual por su forma de ser y que evitarán los contactos con no convivientes, pero que habrá otras que pensarán que "si me estás diciendo que puedo viajar a lo mejor no es tan grave y puedo controlar la situación si tengo muchísimo cuidado" y otras que directamente pensarán "por qué voy a tener que cumplir las medidas si me estáis diciendo que lo haga y que no lo haga a la vez".

Un mensaje que genera "disonancia cognitiva"

José Ramón Ubieto, psicoanalista y profesor de la Universidat Oberta de Catalunya (UOC), señala que las autoridades no pueden decir, por un lado, que hay que "salvar la Navidad" y permitir la movilidad entre autonomías y por otro "amenazar con que la situación es grave" para que la gente se quede en casa. "Se produce una disonancia cognitiva. Tu escuchas dos mensajes contradictorios y te quedas con el que te interesa", en este caso, el que te permitirá ver a tus seres queridos, señala por teléfono.

Para Ubieto lo que están haciendo las autoridades es hacerse "trampas al solitario al decir una cosa y la otra al mismo tiempo" y dejar que sean los propios ciudadanos los que tomen la decisión de asumir el riesgo de los encuentros familiares de Navidad. En este sentido, Ubieto reconoce que hay una responsabilidad individual "ineludible" porque nadie va a controlar "si te pones o te quitas la mascarilla o si sois más de diez en casa", pero pide no olvidar que los gobernantes tienen también la responsabilidad de "poner las condiciones" para que la actuación de los que no van a ser responsables "no ponga en riesgo la vida de lo otros".

La fatiga pandémica que juega en contra

Pero más allá del mensaje confuso y contradictorio, los expertos consultados inciden en señalar dos diferencias por las que creen que el ‘quédate en casa’ de ahora no es igual que el de marzo, cuando se decretó el primer estado de alarma y se confinó a la población en sus casas. La primera, el "cansancio" y la "fatiga" que acumula la población; y la segunda, la propia naturaleza de estas fechas navideñas.

"La situación no es comparable de partida. [En marzo] emerge una pandemia de la que se desconoce casi todo. En España nos pilla sin medidas para protegernos. Generó una necesidad de que teníamos que protegernos sobre todo y por encima de todas las cosas (...) Ahora conocemos medios (mascarillas, teletrabajo, etc…) para llevar cierta actividad habitual, para convivir con un virus que no se ha ido, pero estamos en una situación más de cansancio", apunta al respecto, Carmen Vives Cases, catedrática de Medicina Preventiva y Salud de la Universidad de Alicante, doctora en Sociología y expresidenta de la Sociedad Española de Epidemiología.

Esta mezcla de cansancio, de estar hartos, con necesidad de hacer cosas más normales como la Navidad, puede hacer que se relajen las medidas

Es lo que Noelia Morán refiere como "fatiga pandémica". Según esta psicóloga, la gente está muy cansada porque el coronavirus ha obligado a la población a cambiar sus rutinas y a perder parte de su identidad, desde el trabajo a aspectos que nos definen mucho como las relaciones sociales, la cercanía física, los besos o los abrazos.

"Esta mezcla de cansancio, de estar hartos, con necesidad de hacer cosas más normales como la Navidad, puede hacer que se relajen las medidas y que haya personas que piensen ‘me compensa más ver a mi familia aunque solo sea una noche, solo un rato’. Nos damos permiso, pero puede ser un problema si no se toman medidas para evitar los contagios", señala.

Cansancio, pero también "rabia e indignación"

José Ramón Ubieto también cree que en marzo el "miedo y la angustia a algo totalmente desconocido" hizo que se aceptara más fácilmente el confinamiento domiciliario, pero que ahora se acumulan "nueve meses de cansancio, de pérdidas y de restricciones", de manera que sigue habiendo "miedo y angustia" pero también "rabia, indignación y desconfianza" hacia los dirigentes políticos, lo que hace que el mensaje de quedarse en casa resulte menos creíble, en su opinión.

Se necesita que la información sea muy clara porque los riesgos se diluyen cuando te dicen sí pero no

Este profesor de la Univesidat Oberta de Catalunya cree además que hay otro factor que dificultará que la gente descarte moverse para verse con los suyos y es la propia naturaleza de la Navidad, un momento de "ilusión y de reencuentro de hijos y nietos".

Los tres expertos consultados creen que la información respecto a los riesgos que entraña la Navidad de cara a la probabilidad de provocar una tercera ola debería haber sido más clara desde el gobierno central y los ejecutivos autonómicos.

Los expertos creen que ha faltado claridad

Al respecto, Noelia Morán asegura que "se necesita que la información sea muy clara porque los riesgos se diluyen cuando te dicen sí pero no" y cree que se podía haber usado más lo que enseña la psicología para crear una "conciencia social clara del riesgo". Hay que entender, añade esta experta, que "tu cena no va a ser la del año pasado" porque hay que mantener la distancia de seguridad, usar las mascarillas, etc.

"Hay que asumir que son unas Navidades completamente diferentes", señala en el mismo sentido Vives Cases, que añade que en la gestión de cualquier problema de salud, como es esta pandemia, la gente necesita información, seguridad, formación y sensibilización. "Es necesario que las personas tengan confianza en las decisiones de las autoridades en beneficio de la salud propia y de los demás, porque si no sienten esa seguridad van a adoptar una serie de conductas que son de riesgo".

Ubieto cree que se debería haber sido más claro y que las autoridades deberían haber trasladado este mensaje: "Los datos nos están diciendo que si no tomamos medidas, esto va a generar una tercera oleada con muchos más muertos (...) Todos vamos a hacernos cargo de que estas navidades las vamos a perder en el sentido tradicional".

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