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Por qué hay gente que no quiere vacunarse contra la COVID-19

RTVE.es
6 min.

Con el horizonte de una vacunación contra la COVID-19 de alta efectividad disponible en 2021, la población mundial se prepara para la disponibilidad de millones de dosis suministradas por sus Gobiernos y un asunto tan complejo como el proceso de elaboración de las vacunas salpica las conversaciones de la ciudadanía.

Como recordaba en TVE el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, ninguna vacuna es obligatoria en España, pero espera que la responsabilidad de los ciudadanos ayude a solucionar la mayor crisis sanitaria de este siglo. Según el CIS de octubre, el porcentaje de población española que no se vacunaría inmediatamente (43,8%) supera al que sí lo haría (40,2%), si bien la volatilidad de la respuesta se aprecia los resultados de septiembre, donde los porcentajes estaban invertidos: un 44% favorable frente a un 40,3% que no.

Negacionistas de la COVID aparte, en el porcentaje de población de respuesta negativa parece que la palabra clave no es “vacuna” sino “inmediatamente”. Muchos confían en la ciencia, pero muestran dudas respecto a los plazos y, sobre todo, temor a las reacciones adversas.

Luis, oncólogo de profesión, 49 años, forma parte de esa corriente. “Creo en la vacunación y me la pondré, pero todavía es pronto para afirmar ‘inmediatamente’ sin más información. Aunque no creo que haya riesgo con los efectos adversos inmediatos, no lo tengo claro con los efectos a largo plazo”.

Los expertos confían en que este porcentaje descienda significativamente según se vayan produciendo las primeras vacunaciones y se ponga de manifiesto la eficacia y la seguridad de los nuevos fármacos. Por otro lado, los sucesivos anuncios de Pfizer y Moderna también han levantado suspicacias de que la carrera comercial prevalezca sobre la seguridad.

“El movimiento en la bolsa ya se ha producido, o sea que algunos ya han 'pillado' con el simple anuncio: se lo han llevado calentito y no se ha comercializado todavía ni el envoltorio, lo que me hace desconfiar del producto en sí”, opina José Ignacio, de 60 años, aunque concede que se vacunará “meses después de que lo hagan otros”.

Solo una de cada tres mujeres se vacunarían inmediatamente

Según el CIS, un 47% de las mujeres no se vacunarían inmediatamente, frente a un 40% de hombres que no lo haría. Y mayor es la diferencia en la respuesta afirmativa a la vacunación: un 46%,9 de los hombres se muestran dispuestos frente a solo un 33,9% de las mujeres.

Carmen, 73 años, grupo de riesgo por edad y cardiopatía, ejemplifica ese rechazo. “No pienso ponérmela. Además, tengo la sensación de que precisamente la población más vulnerable vamos a ser las cobayas”, afirma con descreimiento. La OMS recuerda, sin embargo, que es más probable padecer un trastorno grave por una enfermedad prevenible mediante vacunación que por una vacuna y, además, la mayoría de las reacciones en cualquier vacuna son generalmente leves y temporales.

Respecto a la edad, el CIS mostraba que el rechazo a la vacunación inmediata es mayor en las franjas entre 25 y 35 años (57%) y 45 a 54 (50%), mientas que en la población de más de 65 años, la más vulnerable, solo el 31,3% la rechaza. Curiosamente, la segunda franja con menos rechazo es la más joven, entre 18 a 24 años (el 45,7%).

Roger, 26 años y contrajo la COVID este verano, forma parte de ese segmento contrario. “No confió en los laboratorios. Espero que encuentren otra manera de atenuar la enfermedad”.

A mayor nivel de estudios, más rechazo a la vacuna

El sesgo según el nivel de estudios del encuestado muestra una mayor de aceptación de la vacunación inmediata (un 60%) en la población sin ningún tipo de estudios que en la población con estudios universitarios (solo el 38,8%).

“Todavía no me he formado una opinión”, opina Javier, ingeniero de telecomunicaciones de 36 años. “No tengo claro que se haya certificado que los resultados de las vacunas anunciadas hayan sido validados por organismos externos, sí se acreditan no tendré ningún inconveniente en vacunarme cuanto antes, si no, no”.

La izquierda, más inclinada a la vacunación

Según el CIS, la ideología determina también la tendencia de la respuesta. Así, la población que se autoubica como izquierda es más proclive a vacunarse que a no hacerlo, mientras que en la población que se considera de derechas existe un mayor porcentaje que preferiría no vacunarse.

Y, entrando al detalle del recuerdo de voto de noviembre de 2019, los votantes de Más País son los más proclives a la vacunación (un 51,9%), seguidos del PSOE (49%), PNV (46,4%), Unidas Podemos (46,1%), PP (42,6%). Con porcentajes de aceptación ya muy bajos se encuentran Ciudadanos (36%), ERC (29%), VOX (26,8%), JxCat (24%,2) y EH Bildu (22,2%).

Teo, votante del PP, 53 años, aduce una desconfianza institucional. "En principo, esperaría unos meses desde que esté disponible. Desconfío de los Gobiernos, que están ahogados por la economía y quieren solucionar esto cuanto antes, pero confío en agencias independientes, porque no les interesa fallar".

Con todo, un nada desdeñable 40% de la población que, en una escala del 1 al 10, se considera en el extremo situado más a la izquierda, no se vacunaría inmediatamente. María, votante de Unidas Podemos, forma parte de ese grupo y alude también al temor hacia efectos adversos. “Me da la impresión de que no ha habido tiempo material para comprobar los posibles efectos adversos, más allá de la eficacia de la inmunización. Yo no me la pondría, hasta darle más tiempo”.

Gobiernos de todo el mundo tienen todavía margen para informar con transparencia y disipar dudas y miedos. Según explicaba a RTVE.es Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología, “la alternativa a no vacunar es el dolor, el sufrimiento y los fallecimientos. Y caer en todo esto por temor a un posible, remoto y leve efecto secundario es muy poco solidario. No tengo ninguna duda. Me voy a poner en primera fila para recibir la vacuna”.

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