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Surrealismo y diseño, la atracción que no cesa

  • Una muestra en CaixaForum Madrid explora la relación entre las dos disciplinas a través de un siglo

Más de 200 objetos entre fotografías, muebles o carteles de autores como Dalí, Magritte o Duchamp

ANA BELÉN GARCÍA FLORES
5 min.

En esta muestra se saluda al visitante con un lema que es una declaración de intenciones: Ceci nést pas une exposition (Esto no es una exposición) en homenaje a la célebre obra de Magritte Ceci n'est pas une pipe (Esto no es una pipa, 1929), más bien la imagen que representa una pipa, en una suerte de trampantojo surrealista que escandalizó en su momento.

La exposición Objetos de deseo. Surrealismo y diseño (1924-2020) de CaixaForum en colaboración con el Museo de Diseño Vitra de Alemania se enfoca en la atracción irresistible entre estas dos disciplinas a través de un siglo. Desde que André Breton disparó a la diana del inconsciente con su manifiesto inaugural en 1924 a la revolución en los utensilios de la vida cotidiana.

Un sinfín de objetos imposibles procedentes de todo el mundo como muebles, fotografías, esculturas, libros, vestidos, carteles o películas, se mueven vívidos en una selección que sitúa en primer plano la mezcla de diseño + arte y arquitectura + cine, bajo las premisas que dinamitaron el dogma racionalista.

“La base del surrealismo es que las formas dejan de estar asociadas a una función. Por eso, un cactus puede ser una tetera y un caballo a escala uno puede llegar a ser una lámpara”, señala como ejemplo Isabel Salgado, directora de exposiciones de la Fundación La Caixa.

¿Siempre es real lo que vemos?

La nómina de artistas representados es apabullante desde Man Ray, René Magritte, Giorgio de Chirico (uno de los pioneros del movimiento en pintura), Meret Oppenheim, Joan Miró, Dora Maar o arquitectos como Le Corbusier que diseñó el apartamento del coleccionista Carlos Beistegui como un collage de tapizados brillantes con un conducto de ventilación en forma de periscopio. Puro delirio.

Como precursores, los ready made de Marcel Duchamp, obras realizadas con objetos fabricados en serie como un taburete con sillín de bicicleta, que se desmarcan de los dadaístas por su radicalidad que ha calado en las vanguardias actuales. El autor francés crea metáforas visuales tan hermosas como “el encuentro casual entre una máquina de coser y un paraguas en una mesa de operaciones”.

La carga erótica, santo y seña de la ola surreal, también impregna el mobiliario de la archifamosa La cara de Mae West (1934) de Dalí con su icónico sofá de labios rojos, que ha inspirado a otros autores como el fotógrafo Carlo Mollino que adopta este tipo de estética en todas sus creaciones o la imagen que encabeza esta noticia del Museo Vitra.

El genio de Cadaqués diseñó “la sala”, con un interiorismo que representa la cara de la actriz, junto al prestigioso arquitecto catalán Oscar Tusquets en 1975 para el Museo de Figueras.

Dalí se mostró “superentusiasta” y se implicó de lleno realizando los dos cuadros de fondo que muestran dos vistas de París, como ha contado el propio Tusquets. Es tal el éxito del montaje que el arquitecto lo ha replicado en París o Roma y es uno de los más visitados de Figueras. Salvador Dalí también se volcó en el diseño y creó los escaparates de los almacenes Bonwit Teller de Nueva York o escenografías para la película Recuerda (1945) de Hitchcock.

La ironía como denuncia

La moda no ha escapado al influjo entre el sueño y la realidad. Destacan los diseños de Elsa Schiaparelli con sus características ondulaciones “como si quisieran captar el viento” o su Sombrero zapato (1938). El impacto sigue vivo en las piezas de Rei Kawakubo para la marca Comme des Garçons en 2008.

La exposición dedica un apartado específico a artistas como Lee Miller o los retratos andróginos de Claude Cahun, que usaron los resortes del surrealismo para combatir la desigualdad.

“Hay una representación muy amplia de las mujeres que en los años 20 y 30 rompen este arquetipo de belleza: los labios, el pelo, los pechos como símbolo de la mujer y hacen una ironía de esto”, señala Isabel Salgado. La obra Cepillo de pelo (1999) de BLESS, en la que el pelo hace inservible el objeto, entronca con esta línea rupturista de denuncia.

Iris van Herpen, 'Syntopia', Pasarela 2008, Países Bajos

La huella del lenguaje visual en la conciencia colectiva es palpable en el videoclip Hidden Place (2010) de la islandesa Björk que muestra una lágrima homenaje directo a la fotografía de Man Ray.

A este compendio de más de 200 obras internacionales entre el subconsciente, las obsesiones y lo irracional, se añade un extra: las dificultades para levantar una exposición de este tipo en plena pandemia.

“Normalmente, las obras van acompañadas de personas que aseguran su correcta conservación, la seguridad tanto en las cargas como en el montaje o desmontaje…pero esto no ha podido ser. Gracias a la confianza de las instituciones culturales colaboradoras, unas 38, lo hemos hecho todo a distancia con conexiones por Zoom y otros sistemas”, explica la responsable de exposiciones de La Caixa sobre los malabarismos en la era coronavirus.

La experta añade que “estamos encantados de defender esta idea de que la cultura no puede pararse, de explorar formas de trabajo y de instalación de obra que son mucho más sostenibles. Es un momento difícil pero a la vez privilegiado”. Tras su paso por Barcelona y su aterrizaje en Madrid, la selección viajará a Sevilla y Girona.

Objetos de deseo. Surrealismo y diseño (1924-2020) estará en CaixaForum Madrid hasta el 21 de marzo de 2021Objetos de deseo. Surrealismo y diseño (1924-2020) estará en CaixaForum Madrid hasta el 21 de marzo de 2021

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