Entre los efectos emocionales de la pandemia, el más generalizado ahora es el cansancio.: la fatiga psicológica ante una crisis a la que no se ve un fin claro.
La pregunta que más nos hacemos, ¿hasta cuándo se prolongará esta pandemia?, sigue sin tener una respuesta pese a los avances en las vacunas. La sensación de estar en un bucle sin fin, después de tantos meses, provoca un desgaste psicológico general.
Si en la primera ola era el miedo lo que dominaba, ahora es la fatiga pandémica.
Los expertos apuntan a que se desmorona la esperanza en una solución rápida y sentimos incertidumbre, indefensión y el ánimo en continuo vaivén.
Nos desconcierta no vernos por la mascarilla, el cambio de hábitos, que nos daban tranquilidad, y la frustración lleva a algunas personas a incumplir las normas.
Los psicólogos recomiendan no quedarnos en el lamento y utilizar nuestra adaptación al presente.
Pese a lo que conlleva, ser responsables ofrece una compensación: saber que contribuimos al bien común.
No podemos cambiar lo que nos sucede, pero si el modo en que lo vivimos.